Milei se pone de León

Por Carlos Rodriguez San Martín
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leon papa IA
Foto: Imagen generada por IA

Una fiebre de inseguridad atraviesa a los liderazgos de la extrema derecha, si se los puede llamar eufemísticamente, a dos grandes amigos. Donald Trump, el presidente norteamericano; no es casual que corriera tinta para atraer a la inteligencia artificial, vestirse de Papa e involucrarse directamente en la elección del monarca de la Iglesia Católica, atrayendo para si el bestiario de un cónclave sin cabeza, dando por sentado que la iglesia milenaria debería salir de su época progresista para adentrarse en las cavidades de su autoritarismo, apoyando al cardenal de Nueva York, que estaba lejos de producirse, ya que, Estados Unidos no es la Tercera Roma y menos Bizancio que está más cerca de Rusia que de los Estados Unidos.

Claro está que Putin no se empecinó tanto en mostrarse tan marcadamente idolatra, al fin y al cabo, si de valores espirituales hablamos, el catolicismo está evidentemente más cerca de Moscú que de Washington.

Una amiga mía escribe que estaba segura que el papa recaería en un cardenal de color porque ve que el Apocalipsis está cerca. En Las Sandalias del Pescador de Morris West se da el caso, hay una conjura, pero no esta tan cerca la destrucción de la humanidad. El papa elegido es ucranio, pero lo evidente es el mundo al borde una guerra nuclear.

El amigo de Trump, Javier Milei, que llegó a decir que el Papa Francisco era el “maligno encarnado en la tierra” y renegaba contra la justicia social que predicaba el pontífice desde la doctrina papal de León XIII, se tuvo que comer sus palabras. Pero, el personaje es tan histriónico que copiando a Trump usó la inteligencia artificial para lucir como león. Hasta llegar a la Casa Rosada siempre había visto a Jorge Bergoglio como un “imbécil”, “impresentable” que “impulsa el comunismo”, “parado del lado del mal”, que viola los Diez Mandamientos al defender la justicia social “que es como avalar el robo”, con “una gran afinidad con dictadores” y “el representante del Maligno en la Tierra ocupando el trono de la casa de Dios”. Eso decía a los gritos en los programas de televisión y repetía ante periodistas extranjeros como Tucker Carlson (el preferido de Trump).

Luego, ya siendo Presidente, visitó a Francisco, le dijo que se había equivocado y le pidió disculpas. Como si hubiera errado al decir que Bergoglio era franciscano en lugar de jesuita: un equívoco menor solucionable con un apretón de manos.

Francisco, que además de su tendencia pastoral a poner la otra mejilla también era un líder político, aceptó las disculpas sin más. Esta semana, Milei aportó un elemento adicional a esa construcción imaginaria de su relación con el Vaticano, al asegurar que el Papa argentino “era mileísta” por haber intentado poner en orden las cuentas de la Iglesia: “Bajó gastos a lo loco, era un ortodoxo recalcitrante, le dio a la motosierra como loco”. En la misma línea ficcional, recibió al sucesor de Francisco, el papa León XIV. Subió a las redes una imagen del nuevo pontífice, pero con la cara de un león y escribió: “Las Fuerzas del Cielo han dado su veredicto de modo claro. No más palabras señor juez. Fin”.

El comunicado del Gobierno argentino elogió así al excardenal Robert Prevost: “En tiempos de confusión, fragmentación y desafíos globales, su liderazgo representa una luz que guía, un faro que orienta y un testimonio viviente de fe, razón y caridad para los fieles católicos, pero también, para todo el mundo.”

Es así como de un día al otro nuestros líderes fácticos arman alborotos que los fieles de todas las iglesias, agnósticos incluidos, nos bancamos para amenizar esta cadena sucesoria de palabrerío suelto que nos hace dudar de la fe, según el pensamiento desatinado y la locura que precede a estos locos sobre la tierra. Debe haber capacidad de estar bien al tanto de todo para no quedar sorprendido con tanta falacia. El “León” que eligió el Papa para definir el nombre de su pontificado no es el león libertario, sino el del papa León XIII, autor de la célebre encíclica Rerum Novarum, “Sobre la situación de los obreros”. Un texto de 1891 considerado el origen de la Doctrina Social de la Iglesia. La antítesis filosófica de la Escuela Austríaca, que defiende el interés individual por sobre cualquier voluntad colectiva.

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"Estudio y practico la tecnología para odiarla mejor"

Nan June Paik (artista e investigador)
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