Tres negaciones ponen de cabeza al Gobierno de la presidenta Añez

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Dos situaciones muy particulares pero a la vez simples en apariencia han puesto de cabeza al Gobierno transitorio de la presidenta Añez. El primero un salto al vacío ejecutado por su ministro de la Presidencia, ceder espacio en el mismo avión para traer a una miss de belleza (Reina de Rurrenabaque) donde la autoridad fue alcalde. Dice el ministro, por razones de salud, que nadie cree. El segundo muy parecido, amigo de la hija de la presidenta para asistir a un compromiso social. Hay que decir, por tratarse de un Gobierno transitorio con misiones específicas, ambos casos condicionados al comportamiento primario de sus protagonistas, incompatibles en esencia a las funciones precisas por las que Añez ejerce el cargo.

Ambos, tienen en sí un gesto de paliativo incondicional a modo de descargo, señalando razones de “solidaridad” como si el resto del género humano -pensando en el coronavirus- estaría confinado en condiciones de inferioridad ante la indolencia, quien puede, quien no.

El trasladar amigos en avionetas, además de estar en negación con la ley de emergencia sanitaria, despierta críticas razonables -más allá de la discusión sobre el uso de los bienes del Estado-, porque se reprocha a quienes urgidos del sustento diario se ven obligados a romper la cuarentena en las mismas condiciones de restricción, que reclaman el derecho a la vida.

 

El tercer caso

El tercer caso es igual de consideración elemental a una representación que claramente tiene que ver con el desenlace de la impostergable crisis política que los bolivianos arrastramos desde octubre. Ante la aprobación de la ley de convocatoria a las elecciones por la Asamblea Plurinacional (2/3 del MAS), la presidenta salió a ofrecer 600.000 empleos.

El caso es apenas comparable con el papel que en estos momentos desempeña el presidente de Brasil Jair Bolsonaro, que desafiando el aumento de víctimas del coronavirus dice “¡Y qué! No soy Mesías, no hago milagros”. De nada vale usar mascaras para evitar el contagio y hacer recomendaciones si piensas lo contario, al menos en esto el presidente de Brasil es consecuente. Desafía para desenmascarar la pandemia.

 

 

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