Juan de Recacoechea

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Chulo en apuros

Llegamos a Rotterdam una mañana lluviosa, los últimos días de aquél invierno, que fue bastante severo.  Luego de descender del tren que nos había transportado desde Paris, nos dirigimos sin perder tiempo hacia el puerto.  Tomamos un trolebús y atravesamos las calles de un trono plomizo y deprimente.  El puerto de Rotterdam es sin duda uno de los más grandes del mundo y probablemente el que tiene más tráfico en Europa. Manolo Izquierdo, un arquitecto delgado, cuyo aspecto era el de un intelectual decepcionado e irritable, estaba sentado a mi lado; contemplaba la ciudad sin m cuyo entusiasmo.  El padre […]