100 días de Milei en Argentina: superávit, caída salarial y confrontación legislativa

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Milei, argentina
Foto: Juan Ignacio Roncorini | EFE

El ultraderechista Javier Milei cumple cien días al frente de la Presidencia de Argentina con un hito dentro de su ambicioso proyecto de recuperación económica: el superávit fiscal de enero y febrero -se recaudó más de lo que se gastó-, algo que no se conseguía desde 2011. Sin embargo, la otra cara es su peor crítica, la caída salarial. Con una inflación que no baja del 13% en los últimos tres meses, los argentinos han perdido poder adquisitivo ante la liberación de precios y los permisos de aumentos a las empresas. En cuanto a la gobernabilidad, Milei protagonizó peleas con los gobernadores y frustraciones en sus dos proyectos más importantes de reestructuración.

Este martes 19 de marzo se cumplen 100 días desde que el ultraderechista Javier Milei asumió el poder en Argentina. Aquel 10 de diciembre implicó la llegada al máximo cargo nacional de un ‘outsider’ de la política, que hizo campaña haciendo hincapié en la recuperación económica a costas de un feroz ajuste.

Un centenar de días después, la mitad del plan está cumplida, según analistas, pero el impacto cotidiano no se siente. Aún no hay recuperación económica –los índices apuntan a lo contrario- y se siente un fuerte retroceso en la economía hogareña.

Con más de la mitad de los argentinos por debajo de la línea de la pobreza –un número muy alto, pero en su mayoría heredado del peronista (izquierda) gobierno anterior-, las medidas que tomó Milei en este breve lapso de mandato lejos estuvieron de subsanar la crisis de los bolsillos.

Las decisiones que tomó el presidente, como la liberación de precios y de los contratos de alquileres, afectaron la solvencia económica de la ciudadanía, que vio cómo el peso se devaluó un 50% y los precios subieron un 276% interanual en febrero.

Con la dolarización aún lejos en el horizonte, el Gobierno apunta a una misión difícil: el déficit cero en 2024, el cual requiere un ajuste aún más desmedido que el requerido por el Fondo Monetario Internacional.

En ese sentido, uno de los méritos de Milei fue tener superávit financiero en enero y febrero –algo que no pasaba desde el 2011-. También recompuso una parte de las reservas del Banco Central, castigado en 2023 por la sequía que privó al país de la exportación de oleaginosas.

En la búsqueda de organizar el déficit fiscal, la mitad de los ministerios fueron cerrados o reducidos a secretarías y se interrumpieron las obras públicas y el Fondo de Incentivo Docente (FONID) que aportaba desde el Gobierno Nacional una fracción de los salarios de los maestros en las provincias, dos puntos que estallaron tensiones con los gobernadores.

Además, fueron cerradas entidades como el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), la agencia de noticias Télam y hubo avances contra el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).

Problemas de gobernabilidad

Dentro de los mayores defectos que no ha podido subsanar el Ejecutivo está la falta de habilidad para lograr consensos en la Cámara de Diputados y de Senadores. Esto a pesar de contar con el bloque de Propuesta Republicana (PRO, conservador), del cual varios integrantes se sumaron al Gabinete, como Patricia Bullrich (ministra de Seguridad) y Luis Petri (de Defensa), binomio presidencial del partido en las últimas elecciones.

Posibles aliados como Hacemos por Nuestro País y la histórica Unión Cívica Radical decidieron darle la espalda al oficialismo cuando sus dos mayores propuestas, la Ley de Bases para la Libertad para los argentinos (comúnmente llamada ‘Ley Ómnibus’) y el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) para desregularizar la economía, llegaron a los hemiciclos.

La primera, criticada por la oposición, ni siquiera tuvo la media sanción en Diputados; mientras el DNU –cuyos efectos continúan vigentes y no se pueden retrotraer- fue rechazado por los senadores y deberá esperar que la Cámara Baja ratifique su negativa o le dé el visto bueno a su legitimidad.

Para lograr los apoyos necesarios para que sus programas políticos avancen, Milei anunció una reunión con los gobernadores en Córdoba, al que denominó ‘Pacto de Mayo’. Sin embargo, adelantó que una versión más moderada de la ‘Ley Ómnibus’ será enviada a los legisladores para que le den el visto bueno. Caso contrario, tampoco se desarrollará la reunión con los líderes regionales en mayo.

Confrontación con los gobernadores

Una de las características de estos cien días de Milei fueron los conflictos internos que abrieron sus propias palabras o, con mucha más frecuencia, sus manejos en las redes sociales.

La remoción de Guillermo Ferraro como ministro de Infraestructura se dio a conocer mediante un ‘like’ en su cuenta de X a una información periodística. Otro hecho fue el anuncio del despido de Omar Yasin como secretario de Trabajo, cuando fue notificado en vivo durante una entrevista televisiva.

El uso sin discreción de X también abrió polémicas. Como cuando publicó una lista negra de diputados que votaron contra la ‘Ley Ómnibus’; o con ‘likes’ sobre burlas a gobernadores que fueron repudiadas por el arco político; entre estos, posteos sobre la esposa del líder de Jujuy, Gerardo Morales, o un fotomontaje de Ignacio Torres –de Chubut- desfigurando su cara.

Torres fue el principal gobernador con el que Milei tuvo inconvenientes. Su recorte a la coparticipación federal –un monto que el Estado le da a las provincias- abrió capítulos de discusión que terminaron en la Justicia chubutense.

Estas rispideces con los jefes regionales le dificultaron al oficialismo el acceso a los votos necesarios en el Parlamento para promulgar sus medidas de reestructuración de la macroeconomía.

La política exterior en segundo plano

Si bien los lineamientos de Argentina hacia el mundo cambiaron rotundamente desde la asunción de Milei, la política exterior no fue una de las prioridades en este inicio de mandato.

Como novedad más rimbombante estuvo la negativa de Buenos Aires para ingresar al grupo BRICS, tal como anticiparon durante la campaña presidencial. A pesar de que Argentina había sido elegida por los miembros para insertarse, la intención de no acercarse a Rusia, China y Brasil primó más allá de los beneficios que podía obtener el país.

El giro hacia la esfera estadounidense fue completa, con especulaciones y un apoyo abierto para el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca. A Estados Unidos se desplazó para la Conferencia de la Acción Política Conservadora (CPAC).

Sin salir a países de la región, Milei apenas viajó para exponer en el Foro de Davos; una gira que incluyó a Israel –no como visita de Estado, sino personal del presidente, que afirmó sentirse cerca de la espiritualidad del judaísmo-, Italia y al Vaticano, para recomponer relaciones con el argentino papa Francisco.

En el plano suramericano, los desaires hacia Brasil mostraron una diferencia importante respecto al mandato anterior. Las relaciones con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva son tensas a pesar de la relevancia de Brasil para Argentina. La invitación al exmandatario ultraderechista Jair Bolsonaro a la asunción de Milei fue un hecho que profundizó el malestar iniciado por las declaraciones del mandatario argentino.

Con EFE y medios locales