En el nombre de Dios

Biden asusta por la terquedad para ceder su candidatura.

Las encuestas han quedado secas. Nadie o muy pocos pueden creer lo que dicen: que la caída del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha reducido drásticamente sus chances de sentare otros cuatro años en el salón oval de la Casa Blanca. De acuerdo a Metaculus de El País de España esas chances han caído al 22% y las de su principal oponente, el republicano, Donald Trump, han crecido al 65%. Hasta el 12 de mayo Biden había superado en las preferencias por un punto encima de Trump con datos obtenidos de la misma encuestadora. Alrededor del 19 de ese mismo mes Trump se había convertido en el candidato preferido por los norteamericanos. Tras el debate del pasado 27 de junio las opciones de Biden han colapsado en el tablero a esos 22% que parecen muy difíciles de remontar el marcador adverso.

Desde el debate varios congresistas demócratas decidieron tomar unos cuantos whiskies para olvidar “los lapsus” del presidente, otros lo único que han hecho es aconsejar que tenga una salida digna y ceda el puesto a la postulación a un segundo (a) se habla de Kamala Harris la vicepresidenta que arranca en las encuestas con el 9% de preferencia.

Pero nada hace que nadie convenza a Biden de que se baje del coche. “Sólo si me lo pide el Todopoderoso”, he da dicho el mandatario a George Stephanopoulos reconvertido en presentador estrella de ABC News en una entrevista emitida el pasado viernes. El presidente ha contestado a la entrevista sin lapsus, titubeos y frases perdidas como las del debate. En su viaje a Madison (Wisconsin), cuando le han preguntado si se plantea retirar su candidatura, ha contestado: “Lo descarto por completo”. Luego ha abierto la puerta a la intervención divina: solo el “Señor Todopoderoso” le puede apartar del intento de salir reelegido presidente. Además, ha esgrimido en su defensa un gran absurdo porque estaba “agotado” y “enfermo” que confirman exactamente su inhabilitación al mando.