Evo Desafía

0
176

Entrega obras a un ritmo frenético. La estrategia electoral ganadora. Su relación con las transnacionales de prensa. El rol de los  expresidentes. La fragmentación de la oposición.

Para coronar un mes intenso de acción, el presidente Morales dirigiéndose al alcalde de La Paz le lanzó el desafió. Le pidió que  consiga un terreno para construir otra mega obra, de las tantas a las que nos tiene acostumbrados. Evo quiere un estadio de fútbol  con capacidad para 70.000 personas. Y no encontró  mejor escenario que la inauguración de una de las tres líneas del teleférico que se ha convertido en la sensación del momento. Todos hablan del servicio y cómo se implementarán al menos otras dos líneas de transporte por el aire. Un sistema modelo e innovador  que ha enloquecido a los paceños. Todo le sonríe al presidente del Estado Plurinacional. Influye en la contracción de su rostro a la sonrisa, los  resultados alentadores alcanzados por los equipos bolivianos en la Copa Libertadores (Bolívar jugando las semifinales del torneo); la entrega de mega obras en la capital cruceña para la Cumbre G 77. Este último hecho ligado a su relación con las logias y los líderes cruceños que enloquecen por reunirse con él.

En el último mes, como para que no resten dudas de su popularidad que sobrepasa las fronteras, la revista Vanity Fair le solicitó una entrevista y el mandatario se la concedió sin reticencias, sabiendo el valor e importancia que para su Gobierno cumplen los medios de comunicación. Tiene a unos cuatro bajo su control. Además, la parte comunicacional no para. Trabaja sábados y domingos y no hay feriados para los comunicadores del Gobierno; tiene un periódico que se maneja con relativa holgura a la hora de pagar a sus cuentas. Sin reservas, les dijo a los periodistas de la versión española de Vanity Fair que vende millones de ejemplares a sus lectores hispanoparlantes, que “no confía en sus ministros”. Solo Evo Morales puede tener tanta disposición y energía para no guardar los secretos más íntimos de su alcoba. Estrenó en El Alto una fábrica donde se ensamblarán computadoras a precios más bajos para la población de menos ingresos; entregó una procesadora de quinua, volvió al espacio satelital insistiendo que el precio por canal de la televisión por cable que cobrará ENTEL costará un boliviano. Quién podría estar descontento con tantas buenas noticias. Y como si el fútbol fuera el motivo más importante de sus logros, fichó su nombre en la Liga Profesional del Fútbol boliviano. Inmediatamente, varios medios internacionales solicitaron entrevistas con el presidente boliviano. No hay referencia de que antes que él hubo mandatario que además de gobernar juegue fútbol profesional y entregue tanto.

No hay quien resista este ritmo frenético. El presidente se levanta cada día a las 5 de la mañana antes de que claree el día. A esa hora un instructor lo espera para someterlo de 30 a 45 minutos a una intensa preparación física. A las 6 de la mañana llega al Palacio y preside reuniones de sus ministros en gabinete o por separado. Muchos de sus colaboradores han declarado públicamente que ese ritmo al que los tiene sometidos es una “tortura”. Se dice que la confesión de que “no confía en sus ministros”, salió a propósito del alcance restricto del Satélite Túpac Katari. A Evo le habían informado otra cosa. Como en otras situaciones incómodas, es quien debe asumir los errores. Y sus limitaciones las purifica señalando otro norte. Cuando el periodista Cala de la CNN le pregunto qué momento encontraba para descansar, el presidente le dijo que en el avión dormía un poco. Y a otra.

Nadie en la mesa chica le advierte que además de construir estadios con pasto sintético podría comprar equipos para hospitales y centros de salud pública.  Se dice que por tres canchas de pasto artificial podría destinar el mismo importe en un equipo de diálisis o en una cámara hiperbárica, más necesarias que un terreno de juego. Nadie parecer advertirle al presidente que su campaña también puede definir prioridades en otras áreas.

Con las facilidades que le otorga el pulpo político que ha engendrado, viaja, concentra aplausos y abrazos, hace anuncios primiciales y consigue titulares con repercusión mundial. Recorre los lugares más lejanos del territorio y los convierte en puntos de referencia.

Pero en el MAS no todo es color de rosas. Hay tendencias y pugnas, pero cuando habla Evo se paraliza el vocablo. El segundo mandatario ha bajado los decibeles. Se lo ha visto menos, ha decidido subir su perfil mediático prefiriendo hacer lo que le gusta: dictar conferencias internacionales para hablar de la contribución boliviana al cambio. Cumplido su papel de hacer a Evo presidente en las elecciones de 2005, en la nomenclatura de hoy su rol parece definido a jugar la imagen externa. Álvaro García Linera se ha puesto el papel. El resto del equipo sigue a toda máquina. Es evidente que Evo es el músculo, la fuerza, el vigor, pero sobre todo el imperativo ganador.

La oposición desarticulada

A cinco meses de las elecciones no hay candidato que se ponga al frente ante semejante avalancha. La oposición sigue hablando de unidad sin alcanzar vuelo. “Nadie polariza con Evo”, resume una fuente. Reuniones, consultas y llamadas telefónicas interminables no acaban de cuadrar en una larga lista de papel que no parece encontrar puntos de coincidencia. Últimamente, se han viralizado en las redes sociales, mensajes que despiertan sentimientos. “¡No me puedo morir ahora, carajo…!”. Un intento al vértigo como fórmula de contrarrestar la efervescencia oficialista. La polarización ingresa en la línea salvadora, la resurrección de un ser amorfo y predestinado a la vida encuentra la avalancha comunicacional.

La fragmentación no es un relato aislado. Se mencionó a Jaime Paz Zamora como el factor unificador, pero cuando se pronunció su nombre saltaron las asperezas. Ni Samuel y mucho menos Juan del Granado asintieron esa posibilidad. Se dice que pudo haber sido una opción para establecer niveles de equilibrio: un peso pesado para enfrentar a otro peso pesado. Ese es el nivel en el que se mide el peso de Evo Morales. La resistencia recuerda que JPZ fue destruido por las ambivalencias del MNR, aliado a la embajada norteamericana, por un lado y precursor de la alianza de clases, por otro. Los equipos del expresidente loaron la estabilidad social durante su periodo presidencial. Afirman que no hubo muertos en acciones directas de represión; aseguran que la economía creció a un promedio de 4% en el periodo 1989 – 1993. Pero aunque se haga cuño diciendo que inhabilitaron su candidatura, lo cierto parece ser que hay por debajo algún acuerdo. Evo lo llama de vez en cuando a Jaime. La última vez que levantó el teléfono fue para invitarlo a inaugurar una mega obra en los campos petroleros del sur del país

Y para seguir con la lista de expresidentes, Eduardo Rodríguez Veltzé se ha sumado al equipo del mar con una misión precisa. Es mejor estar cerca que lejos. Nadie podría haber pensado que Carlos Mesa asuma un puesto en el Gobierno de Evo y aunque él insista que es ad honoren y se rastrille el pecho denunciando desde su almohadón alto que la libertad de expresión está en peligro, a la hora de los mandados está firme a los llamados del presidente.

La postulación de Tuto Quiroga es la única apelación al elector en la línea del acierto. Quizá la historia aclare con precisión los devaneos del expresidente. En ese análisis prima la historia de ADN y el rol que desempeñó Tuto Quiroga.  “El general Banzer lo cobijó en su regazo con el deseo de que gente joven profesional ascendiera y ocupara posiciones de mando. Actuó en el ocaso de su intensa vida política y Tuto cambió el pacto por intereses sectarios”, dice una fuente de los dirigentes históricos de ADN.  El dinosaurio prosigue: “Quiroga fue demasiado lejos. Dividió la obra que lo apuntaba a él como sucesor; la obra del general quedó trunca y el espacio al perdón reducido a un vendaval de críticas, de enemistades que sintetizan la historia de los vicepresidentes a partir del 2000. Fue el punto de inflexión que contribuyó lo que estamos viviendo hoy. Los partidos tradicionales quedaron golpeados”, señala el dinosaurio. Pero, por otro lado, prefiriendo mirar el futuro a vivir perturbado por el pasado, hay cuadros jóvenes que ante las vicisitudes de la oposición alientan la candidatura de Tuto. Aseguran que es el único que denuncia, confronta, ataca de frente y por la retaguardia. Es el único, al menos por ahora, que dice las cosas. “Su posición es valiente, no se fue como Mesa o Rodriguez Veltzé al Gobierno y ese hecho tiene un enorme valor”, aseguran.

En este escenario de salidas y llegadas, la adversidad parece empujar a toda la oposición en un país multiplicado por la intensidad vehemente del presidente; la inclusión, el vigor de la economía, la sangrienta incursión del narcotráfico, el recurrente factor de la mediterraneidad y el lenguaje simple y efusivo. Las  cartas abiertas del naipe que juegan la partida electoral.