La confrontación y el capoteo de la crisis económica marcan el primer año de Arce

France 24
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Luis Arce
Foto: Reuters

Luis Arce asumió la Presidencia el 8 de noviembre de 2020 tras vencer en las urnas con el Movimiento al Socialismo (MAS) con un 55,1 % de apoyo tras la grave crisis del 2019 causada por la renuncia por presiones de Evo Morales, la administración interina de Jeanine Áñez, las denuncias cruzadas de golpe y fraude electoral, y un saldo de 37 muertos de diferentes colores políticos, 20 de ellos en las denominadas masacres de Sacaba y Senkata en la gestión de la exmandataria.

Su imagen de economista eficiente en un contexto de bonanza en la gestión de Morales (2006-2019) ayudó al triunfo electoral del MAS, pero una vez en la Presidencia y con una crisis generalizada, su faceta técnica parece insuficiente para afrontar los problemas políticos, aunque ha ido endureciendo su discurso para llamar a movilizaciones populares en su defensa.

Con miradas opuestas, los analistas políticos Pedro Portugal y Lourdes Montero conversaron con France 24 sobre los problemas políticos de la gestión de Arce y su perfil de gobernante, destacaron el logro de una oferta amplia de vacunas contra el Covid 19 y un manejo económico que finalmente evitó el “caos” que pudo ocurrir por la pandemia.

¿Arce pavimenta una transición para el retorno de Evo Morales?

La sombra de Morales sobre la gestión de Arce y su supuesta influencia es un tema recurrente en el análisis de la política boliviana, así como la posibilidad de que el exmandatario vuelva a postularse a la Presidencia en el 2025 para retomar el poder que perdió en 2019, durante su tercer mandato consecutivo y tras casi 14 años en el poder.

Para Portugal, Arce debió haber visto su mandato como una oportunidad de iniciar un “nuevo ciclo histórico” con un proceso de autocrítica, pero de manera “voluntaria o involuntaria” está prolongando la crisis del 2019 “atrayendo todos los conflictos que no fueron resueltos” con la misma confrontación y lo estaría haciendo al impulso de Morales.

“Ante la opinión pública y en el ejercicio práctico de su gestión parecería que fuese simplemente un período de transición hasta que vuelva Evo Morales, como si fuera la plenitud de un proceso histórico que debería haberse superado”, sostiene Portugal.

El experto agrega que “la administración que el país desea pasa por una paz social y un clima de entendimiento”, pero hay un “avasallamiento del poder judicial” para usarlo en contra de los dirigentes opositores, que han denunciado “persecución” y la violación de los derechos como en el caso de la expresidenta Áñez, en prisión desde marzo pasado acusada de varios delitos.

Sobre el perfil del gobernante, Montero considera que es un economista “confiable” de un “burócrata en el buen sentido”, pero que aún no ha dado “una señal clara” de cómo entenderlo “como persona y como presidente”, ni se puede anticipar cuál va a ser su legado de fondo.

“¿Es solo un gobierno de transición esperando el posible nuevo gobierno del presidente Evo Morales?”, preguntó Montero para insistir en las dudas que existen acerca de su futuro político “más allá del buen tecnócrata en la gestión pública”.

Cuando se ha sentido amenazado por las protestas en su contra, Arce ha apostado por polarizar más y radicalizar su discurso, convocando a las movilizaciones callejeras para que le apoyen, aunque Montero cree que esa línea discursiva en efecto aparece, pero no es consistente.

“¡Unidos nos tiemblan, nos tienen miedo, hermanos; por eso es impresionante el resultado de las elecciones generales (…) donde nuestros hermanos se dieron cuenta rápidamente de lo que significa estar bajo un gobierno revolucionario, progresista, democrático y estar bajo un gobierno de facto, golpista”, dijo el presidente Arce hace pocos días ante sectores afines.

Así, el mandatario convocó a la unidad ante los llamados de diversos sectores, entre ellos los gremialistas o comerciantes informales y los líderes político y cívicos regionales opositores, a iniciar una “huelga indefinida” esta semana en contra de una ley de investigación de fortunas y de otra que reduciría la autonomía de gobernaciones, alcaldías y universidades.

La analista extraña la falta de “un segundo nivel de lugartenientes” de Arce para desarrollar una agenda de diálogos con la oposición, y sostiene que necesita mejorar la gestión de comunicación del Gobierno ya que él mismo “no es muy hábil para ser un buen comunicador”.

Arce ha “evitado una descomposición más grande” a nivel económico 

Sobre el desempeño en las áreas de salud y economía, Portugal dijo que “sería injusto decir que el Gobierno de Arce ha sido catastrófico”, ya que en un contexto de problemas estructurales, ha “evitado una descomposición más grande” al tomar decisiones que impidieron un agravamiento de la crisis es esas áreas que vivió el país por la pandemia.

Según el Ministerio de Salud, Bolivia, con una población de 11,8 millones, ha aplicado hasta ahora 7,9 millones de vacunas y con una primera dosis ha cubierto al 64,3 % de la población.

La oferta de vacunas ha sido tal que en los últimos días se han desechado 356.000 dosis de AstraZeneca debido a su fecha de vencimiento, pese a la campaña del Gobierno para que la gente se aplique una tercera dosis de refuerzo para no perder los medicamentos. Portugal señaló que la campaña de vacunación ha chocado con la realidad de pobreza estructural del país que impide la aplicación de políticas de salud más efectivas.

En el área económica, el Gobierno ha destacado que en el primer semestre el Producto Interior Bruto creció en un 9,4 %, tras haber caído en cerca de 12,9 % en el mismo periodo del 2020, aunque la oposición ha cuestionado las cifras al no considerarlas transparentes.

A juicio de Montero, garantizar la vacuna e impulsar la reactivación económica “son las dos obsesiones de Arce que han dado buenos resultados” y están en la línea de reactivar el mercado interno para impulsar la generación de empleo, un tema resentido desde el 2020 cuando el desempleo se situó en un 12 %, si bien este año se recuperó reduciéndose al 6,3 %.

A las movilizaciones contrarias de esta semana, el oficialismo está respondiendo con la movilización de sus bases y de fuerzas de seguridad en las ciudades, escenificando la polarización que afecta al país desde 2019.