La crisis política boliviana

Por Redacción dat0s con Agencias
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Foto: Patricia Pinto | Reuters

El choque entre líderes del MAS hace 18 años en el poder ya tiene consecuencias visibles.

La prensa internacional ha señalado en varios reportajes de Bolivia (estos días) que se encuentra al “borde de una guerra civil” (un despropósito) por el conflicto a muerte entre los que ayer eran aliados políticos y que ahora se encuentran en una encarnizada lucha por el poder. La información encuentra asidero en las amenazas que han circulado los últimos días por dirigentes cocaleros de la región del Chapare, reducto del expresidente Evo Morales, epicentro de una cerrada defensa del núcleo duro que encabeza el expresidente. Las seis federaciones de la zona del trópico de Cochabamba (El Chapare) cobraron inusitada fortaleza durante su administración en defensa de las plantaciones de hoja de coca ilegal que crecen con el aval gubernamental. La zona es un polvorín capaz de paralizar el país de Norte a Sud ya que articula la ruta troncal por donde circulan los principales productos de abastecimiento a los centros urbanos.

La oposición

En este cuadro, se suelen hacer comparaciones (sin fundamento), enraizadas en la visión de los oponentes al MAS de que la situación es similar a la de “Venezuela y Cuba”. Los líderes de la oposición no dejan de mencionar en general esta similitud que en los hechos no es realista por las características sociales de la población boliviana, que ha vivido situaciones permanentes de crisis políticas a lo largo de su historia.

Mientras los líderes de la oposición se quejan de la ineficiencia del actual y el anterior gobierno de haber llevado al país a un callejón sin salida, él único opositor que ha definido una línea de acción para enfrentar la crisis es el empresario Samuel Doria Medina. Viejo en la disputa política, ha dado un salto mortal planteando seis acciones concretas para sacar a Bolivia de la crisis en 100 días. Aunque no lo ha dicho, deja sentado que ejecutaría el plan si llega a ser presidente.

El gobierno de Luis Arce

Por lo general, ha mostrado absoluta laxitud (reacciones tardías) y después de haber llevado al país al borde del caos ha decidido el uso de la fuerza para evitar que los bloqueos asfixien definitivamente la precaria estabilidad, enviando un contingente policial para desbloquear la ruta troncal que atraviesa el Chapare. A pesar de esta medida, hay quienes afirman que los que resultan más afectados (en este intento) son los propios policías. Imágenes que circulan profusamente en las cadenas de televisión dejan ver que hay presencia de grupos armados.

El gobierno de Luis Arce se encuentra en la encrucijada de reprimir al movimiento cocalero y al menos en dos oportunidades ha convocado a Morales a dialogar, pero en ambas oportunidades lo ha dejado plantado.

Morales entre las cuerdas

También entre las cuerdas se encuentra el expresidente Morales que no contento con haber gobernado durante 13 años consecutivos, quiere habilitarse como candidato a la presidencia para las elecciones de agosto del próximo año; figura que no está permitida en la constitución. El líder político boliviano es apuntado al menos por una media docena de casos de estupro. Igualmente, circula copiosa información de madres de menores de edad reclamando justicia por los abusos que habría cometido cuando era presidente. Él mismo habría reclutado menores para formar cuadros en su partido el Movimiento Al Socialismo (MAS). Morales ha negado las acusaciones, pero no ha podido hacer mucho, puesto que las denuncias han proliferado de manera continua.

El nuevo Fiscal General

En ese orden de cosas, ha sido elegido el nuevo Fiscal General un puesto que en Bolivia está asociado directamente al gobierno de turno (brazo operativo del Ejecutivo). Nadie ya a estas alturas puede negar esa realidad. Se afirma que el nuevo Fiscal General será quien ajusticie finalmente a Evo Morales, en cuanto los seguidores del expresidente anuncian que incendiarán el país en caso se proceda a su detención.

La prensa internacional dice que “la crisis tiene origen en la escisión del MAS. El choque entre Morales y Arce ya tiene consecuencias visibles y perturbadoras: Afirman sobre la ´falta de agua y comida´ (que resulta un extremo) y combustible en varios distritos de la capital y las ciudades del interior. La economía es débil con tendencia a debilitarse aún más en los siguientes días con la desvalorización de la moneda, una medida que parece inevitable”.