Hace poco menos de tres semanas, el presidente del gobierno español, el socialista, Pedro Sánchez, estuvo pensando dimitir el cargo tras hacerse público un caso que comprometía a su esposa por posible tráfico de influencias en favor de empresas contratadas por el gobierno. Se dijo entonces que en el PSOE se cerró el circulo de apoyo para evitar que Sánchez renuncie el mando y que el circulo actuó en muralla para contener el desahogo. Entretanto, la esposa Begoña se mantuvo impoluta y el ruego de protección la cubrió de tal forma que no se volvió a hablar de ella.
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De eso hace aproximadamente tres semanas, hasta que el presidente argentino Javier Milei, se largó a Madrid a un encuentro de sus aliados de Vox, la agrupación de ultraderecha que de apoco se ha ido quedando sin el apoyo del PP (que en este caso tampoco se compromete con Sánchez), tan importante para crecer en la arena alada de la derecha radical española. Lo que paso en el encuentro ha roto los confines de la buena vecindad que mantuvieron inalterables los gobiernos de Madrid y Buenos Aires, una tradición que se remonta a décadas de décadas de hermandad.
El bullicioso libertario salió de su madriguera con su motosierra a toda para atacar a la esposa de Sánchez como quien diría ´con ellas no os metáis´, Milei tuvo el coraje de denunciar en el conclave ante unas 10.000 personas por la corrupción de los izquierdistas que se disfrazan para beneficio propio y empobrecer a la gente.
En concreto, las sospechas alrededor de Begoña, hacen referencia a un posible caso de tráfico de influencias, pues ella firmó diversas cartas de recomendación para empresas que acabarían recibiendo ayudas o contratos estatales. De momento, la esposa (que para la constitución española no ostenta el puesto de primera dama) no ha sido imputada por ningún cargo, y no existe prueba alguna de que ella o el propio Sánchez intercedieran en favor de estas compañías.
Sánchez interpretó que las sospechas levantadas por una parte de la prensa, así como la apertura de la investigación son parte del ambiente tóxico en el que se ha instalado la política española a causa de una presunta estrategia de desinformación y desgaste llevada a cabo por sectores de la extrema derecha.
Sánchez se hacía propia así una narrativa habitual en los sectores del PSOE que señalan que existe una politización de las altas instancias judiciales, afines a la derecha, a raíz algunas de sus acciones contra políticos de Podemos o independentistas han sido polémicas.
Todo estaba acordado para ir cerrando los canales, hasta el abordaje de Milei. “No saben qué tipo de sociedad y país puede producir el socialismo y qué calaña de gente atornillada en el poder y qué niveles de abuso puede llegar a generar. Aun cuando tenga la mujer corrupta, se ensucia y se toma cinco días para pensarlo”, espetó el presidente argentino.
El caso ha degenerado en la peor crisis entre los dos países. La embajadora española ha sido convocada a consultas a Madrid a espera – se dice- de una retractación pública- lo que denota la crispación de las relaciones internacionales que no es exclusiva del caso que nos ocupa.
La semana pasada fue tiroteado el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico. Tras el intento de magnicidio, numerosos líderes europeos han mostrado su preocupación ante la posibilidad de que la agresividad retórica, llegando a caer en discursos de odio, que está marcando la política durante los últimos años se traduzca en violencia física.
De hecho, la presidenta de Eslovaquia incluso ha alertado ante el fantasma de una confrontación civil.