La oposición boliviana confía en el efecto Neves

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Samuel Doria parte como el principal adversario de Evo Morales

El vuelco en las elecciones brasileñas, factor al que se agarran los aspirantes

El vuelco electoral brasileño en el último momento, con el pase del conservador Aécio Neves a la segunda vuelta después de ser vilipendiado en las encuestas, es el clavo ardiendo al que, de algún modo, de forma pública o privada, se ha agarrado la debilitada oposición boliviana la última semana. Unos aspirantes que, en conjunto, no alcanzan apenas el 30% de los votos, según los últimos sondeos.

 

El candidato de Unidad Democrática (UD), Samuel Doria Medina, se enfrenta por tercera vez al presidente Morales. Si en las anteriores ocasiones terminó en tercer lugar -con el 7,8% de los votos en 2005 y el 5,6%, en 2009- esta vez las encuestas le sitúan como el segundo en la carrera electoral. Máximo accionista accionista de la Sociedad Boliviana de Cemento (Soboce), a sus 56 años Doria Medina está considerado como uno de los hombres más ricos del país. Pese a que ha ido cayendo en las encuestas en los últimos meses -del 18% de los votos en julio pasó al 13, en septiembre, con una diferencia de 40 puntos ante Morales-, el candidato conservador mantiene que “siempre hay un voto oculto”. “La estrategia del Gobierno es demostrar que todo está resuelto, pero mire lo que ha pasado en Brasil”, aseguró en declaraciones a este periódico.

 

Exmilitante del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), Doria Medina es partidario de integrarse en el Estado Plurinacional creado por el actual Gobierno, y a partir de ahí tratar de enmendar todos los errores que, a su juicio, se han cometido. En esa línea se muestra convencido de que él y el actual presidente aglutinarán más del 90% de los votos. Sin apenas carisma como líder político, la irrupción del otro candidato conservador, el expresidente Jorge Tuto Quiroga, le ha hecho incidir en el discurso de que la población “sabe que hay que concentrar el voto”.

 

Partidario de “no ideologizar las relacionales internacionales”, Doria Medina asegura que de llegar a la presidencia mantendría contactos tanto con Estados Unidos, Cuba, Venezuela o Brasil. Si bien, este viernes arremetió contra la misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) en una carta dirigido al jefe de la comitiva, el expresidente de Guatemala Alvaro Colom, con quien, dijo, no se iba a reunir. “Bolivia y Latinoamericana se merecen -ya es tiempo- la verdad, sin falsos protocolos ni hipocresías. No creo que la misión tenga la menor intención de hacer observaciones que puedan incomodar a nadie, menos al poder que gobierna”, dijo a través de un escrito en el que cargaba también contra el presidente de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, “un personaje unas veces prepotente con los bolivianos, otras, ladino adulón de los poderes circunstanciales”.

El caso de Quiroga sorprendió a propios y extraños. Residente en Estados Unidos, el exmandatario -gobernó el país entre 2001 y 2002 después de que el general Banzer dejara el poder al padecer cancer-, fue el último en postular su candidatura, a mediados de año, por el Partido Demócrata Cristiano (PDC). Con 54 años, esta es la segunda vez que disputa la presidencia a Morales: fue segundo en 2005 (28,59% de los votos). Quiroga es el único de los candidatos opositores partidario de romper con la actual deriva del país. Si bien las encuestas le otorgan un 8%, desde principios de verano ha sido el único aspirante en subir en los sondeos, lo que le ha llovido las críticas de Unidad Demócrata, al considerar estos que rompía la unidad opositora de los conservadores.

 

Aún más alejados de la disputa electoral se encuentran los otros dos aspirantes progresistas. Con 61 años, Juan del Granado se postula por primera vez a la presidencia con la carta de presentación de su gestión al frente de la alcaldía de La Paz, entre 1999 y 2010. Abogado de presión, uno de sus logros más reconocidos fue el enjuiciamiento del dictador García Meza, que terminó en una condena de 30 años sin indulto. Antaño aliado del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), Del Granado defiende una máxima en su candidatura: “Ni con el pasado neoliberal ni con el presente estancado”.

 

El quinto candidato en liza, Fernando Vargas (Partido Verde de Bolivia) es uno de los líderes de las marchas indígenas que lograron interrumpir parcialmente la construcción de una carretera en el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), uno de los episodios más criticados y oscuros del segundo mandato de Morales. Indígena mojeño, padre de ocho hijos, a la candidatura ambientalista de Vargas se la considera, en cierta medida, la de las comunidades indígenas en desacuardo con la actual deriva oficialista.