Las afinidades ideológicas y políticas de Álvaro

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En 2004 Álvaro García Linera declaró: “Por un lado esta Evo Morales con un proyecto político moderado, más integrador, nacional, mestizo, pero con un contenido político con fuerte reivindicación de lo indígena como un componente más de la bolivianidad. Por otro lado, está el proyecto más radical de Felipe Quispe  que propugna indianizar Bolivia. Ambas vertientes son de un mismo núcleo ideológico, cultural y político que han sido construidos en los últimos 30 años en los que he participado modestamente. Fue un trabajo de miles de personas. Lo que falta no son objetivos finales porque está claro que entre Evo y Felipe hay diferencias. Evo busca un triunfo electoral y no se debe esperar nada más ni nada menos de él. Felipe tiene una propuesta de sublevación y no se debe esperar nada menos ni nada más de Felipe. Pero ambos tienen una base común, se asientan en una insurgencia social, campesina y urbana. Ambos son críticos al sistema vigente”.

García Linera aceptó finalmente acompañar a Evo en la fórmula del MAS por un factor de equilibrio que se desplegó como una pancarta ante sus ojos a sugerencia de quienes entonces le tendían la mano a modo de impulsar su carrera política. Nunca se supo por qué el deterioro de su relación con Felipe Quispe, aunque el líder indígena no ha dejado de acusarlo como un “traidor” tras su alianza política con el MAS. Álvaro había superado su periodo más oscuro y se disponía a observar desde otra altura la composición de las fuerzas políticas que se subían al movedizo carro de las arenas políticas. “La cárcel me marcó en términos personales pero no tanto en términos de proyectos. Tenemos el proyecto de un Gobierno indígena. Es un proyecto que lo trabajamos en los años ochenta y noventa y lo sigo manteniendo ahora. Yo moriría feliz viendo un indio gobernando Bolivia y transformando las instituciones hacía un estado multicultural”.

En el sentido más práctico Álvaro García Linera tiene 49 años y está comenzando una nueva vida en matrimonio. Ha culminado el objetivo de un sueño: acceder al poder político junto a un personaje que aunque no les guste a sus detractores ha transformado la visión que antes de su desembarco tenían las elites sobre la Bolivia diversa y plurinacional. Está claro que desde su posición ideológica influyó en las decisiones del aparato. Ya entonces asumía su condición en términos ideológicos. “Soy una mezcla algo curiosa para Bolivia, algo que podría llamarse indianismo marxista, si es que tengo que asumirme. Es como decir que uno es parte de una secta. No me gusta, pero en términos de una influencia intelectual yo creo que la corriente indianista, la sociología weberiana y el marxismo crítico han influido en mi pensamiento”.

El vicepresidente ha declarado en más de una oportunidad que posiblemente desde el 2014, cuando culmine el periodo constitucional de Evo Morales decida por otra vida alejado de los niveles de decisión en la política boliviana. Es posible que el matrimonio al que se une con Claudia Fernández influya en esa decisión. Pero negar que su paso por la política boliviana ha marcado un nuevo rumbo; apelando a las clases medias, es pretender tapar el sol con un dedo en un espacio antes reservado exclusivamente a otros niveles.

Los libros del vicepresidente y la obra de Posnasky

El vicepresidente es un amante de los libros no solo de los que compra sino también de los que escribe. Ha dicho que tiene una colección de 25.000 ejemplares entre tomos y sencillos que forman de su patrimonio declarado a la Contraloría del Estado Plurinacional al momento de tomar pose en el segundo puesto de mando de la Nación en enero de 2006. En la última feria del libro realizada en La Paz el vicepresidente adquirió dos tomos del multifacético y amante de la cultura andina Arthur Posnasky, valorados en US $3.800. Posnasky nació en Viena y era un amante de la civilización andina y entre los innumerables libros que produjo; un clásico de la antropología universal titulado: Tiahuanacu, la cuna del hombre americano en la que propone dos pruebas que según él son esenciales para considerar a Tiwanaku como la ciudad más antigua del mundo.

En este escenario de cambios en la personalidad del segundo mandatario de la nación que lo hacen ver como un hombre decidido y enigmático a la vez contrae nupcias poniendo en suspenso su futuro político y los pasos  que dará con miras a las elecciones de 2014.