El embajador de Chile en España ha tenido que sacar de circulación las buenas piernas que acariciaba en un motorizado mientras se hacía al loco como si nada. Lo mismo con un plato de langostas, un insulto para el Gobierno socialista que representa, del que circularon fotos desde un restaurante madrileño.
La cancillería del país le ha llamado la atención. Nada dijo de las piernas, pero tuvo un inverosímil comentario sobre el platillo de langostas, un lujo incluso en España. Para sacarle las castañas del fuego al joven embajador, muy amigo de Boric, la ministra secretaria general del Gobierno, otra joven comunista igual de amigos que los dos, Camila Vallejo Dowling, prefirió cambiar el menú: dijo que había sido un error visual y que en realidad se trataba de una carne común acompañada con papas fritas de no más de 20 euros. La cancillería ha emitido un escueto comunicado llamando a su embajador al “orden y la prudencia”.
Boric y Javier Velasco, así se llama el representante diplomático, son amigos, tienen la misma edad y son parte de una generación que fácilmente pierde la cabeza. Los dos tienen 36 años. Son parte del proyecto político Convergencia Social. El caso cobró ribetes de escándalo al tratar de ser utilizado por la oposición que ha tenido en los últimos meses motivos para frotarse las manos. La derrota del plebiscito ya fue considerado un revés de su proyecto al intentar convertir la República en un Estado Plurinacional. Se ha dicho que con la ayuda de una mano negra boliviana.
Chile se ha convertido últimamente en la convergencia de las élites esquizofrénicas de la izquierda. No hace poco también estuvo en Santiago, en un encuentro en el que se debatió el rol del periodismo y conflicto político -tan debatido en Bolivia hace un par de años- otro amigo particular de la misma élite, el exvicepresidente español, Pablo Iglesias, un expresentador de televisión que en poco tiempo ascendió a las esferas más altas del poder político español, gracias – se dice- al financiamiento del difunto comandante de la revolución bolivariana Hugo Chávez.
El encuentro que debatió medios y política derivó en una desviación. El español salió en defensa del embajador Velasco con un comentario por las redes sociales digno de los personajes que de nada se tienen que preocupar por la comodidad que han asumido y se sienten justicieros en cualquier terreno que ocupen. En un texto que acompaña a una fotografía de Augusto Pinochet besándose con su esposa, Iglesias escribió: “el repugnante dictador haciendo una ´carantoña´ a su repugnante esposa, pero la derecha mediática chilena y sus perros en las redes despellejan al embajador en España y a su pareja por tener un gesto tierno. Los hipócritas dan asco en España, en Chile y ´ovunque´”.
Réplicas de esta magnitud culminan polarizando el ambiente. Un territorio demarcado por las frágiles piernas y las desbordantes langostas en un escenario de crisis inédita para Chile que está poniendo los pelos de punta a los líderes de la Concertación (la convergencia de partidos de centro izquierda y derecha moderada incluida la Democracia Cristiana) que gobernaron en alianza desde la caída de Augusto Pinochet en 1990 con una breve interrupción durante el Gobierno de Sebastián Piñera. Todos ellos están cayendo defenestrados por vigorosos atuendos socialistas de la joven élite de gobernantes chilenos.