Los temores de que el virtual presidente electo quede bajo la sombra de Evo Morales

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Foto: Reuters

El desafío del virtual futuro presidente de Bolivia, Luis Arce Catacora, no es pequeño.

No solo recibirá un país con una economía muy castigada por la crisis del coronavirus y con alta polarización política.

También lo hará con la carga de ser el primer gobernante electo después de Evo Morales y ser parte de su mismo partido. Prácticamente su heredero.

Por ello, surgieron en Bolivia voces que cuestionan que el político pueda ser independiente respecto al líder histórico de su movimiento durante su muy probable futuro mandato.

Y es que, además, Morales está muy lejos de perder vigencia y participa del debate boliviano de forma activa a través de su cuenta de Twitter.

“Arce es Morales”, por ejemplo, fue una de las consignas que repitió con insistencia el candidato adversario Carlos Mesa durante toda la campaña electoral.

Luis Arce, por su parte, asegura que será él quien gobernará y que el expresidente cocalero no será parte de su administración.

“Si Evo Morales quiere ayudarnos, será muy bienvenido. Pero no significa que Morales estará en el gobierno. Será mi gobierno”, dijo de forma contundente a la BBC un día después de que las proyecciones lo señalaron como el candidato ganador.

La duda

De acuerdo con las dos encuestadoras que realizaron una muestra de conteo rápido en las elecciones del domingo, Arce supera el 52% de la preferencia y con eso le alcanza para ser ganador en primera vuelta.

Fue ministro de Morales de principio a fin de su mandato, con una pausa de poco menos de dos años por una enfermedad que tuvo que combatir.

Es considerado uno de los cerebros del crecimiento económico que vivió Bolivia durante esa gestión gubernamental y uno de los representantes de la clase media que no abandonó a Morales durante su largo mandato.

La victoria le da unamplio margen de autonomía y legitimidadporque es contundente“, le explica a BBC Mundo Fernando Mayorga, analista político boliviano.

El profesor universitario añade que el exministro de Economía logró conquistar su independencia frente a la figura del exmandatario también gracias al comportamiento que mostró durante la campaña y las decisiones que tomó durante estos meses.

“Con ese aspecto interno resuelto lo que le corresponde es desplegar sus habilidades como jefe de Estado”, explica.

En cambio, el politólogo Jorge Dulón indica que si bien Arce dio muestras suficientes de autonomía frente al líder histórico de su partido, todavía es difícil pensar que el exmandatario acceda a jugar un papel accesorio en el futuro gobierno.

“Hay que recordar que Arce es una ficha de Morales, eso no se puede olvidar pese a la amplia legitimidad de los resultados de las elecciones con una ventaja muy amplia”, indica a BBC Mundo.

Dulón sostiene que las primeras declaraciones de Arce al conocerse los resultados fueron muy diferentes al habitual discurso “evista”.

“Lo visto hace pensar que es difícil que el futuro gobierno se deje manipular por el expresidente y es lo que Bolivia espera: un ejecutivo diferente, que reconozca las falencias del pasado y con personalidad propia“, afirmó.

El factor Evo

Al igual que Dulón, Mayorga señala que Luis Arce logró ser candidato presidencial en gran parte gracias a Morales.

Recuerda que entre finales del año pasado y principios de este, la mayoría de las organizaciones obreras, indígenas y campesinas que conforman el Movimiento Al Socialismo (MAS) pidieron que el excanciller David Choquehuanca fuera elegido como el postulante, pero que Morales logró que Arce se quedara con la candidatura desde su asilo en Buenos Aires.

Morales, además, fue nombrado jefe de campaña del MAS durante esta temporada electoral, pero Mayorga indica que en la práctica no ejerció ese papel.

El experto afirma, en cambio, que ese partido demostró que no depende exclusivamente de Morales.

No es un movimiento político que depende únicamente de su lídercarismático. Sus partidos adversarios pensaron que sin él en el país ni en la contienda, la disputa iba a ser solo entre ellos. No lo entendieron y por eso fueron divididos”, comenta el analista.

Dulón, mientras tanto, afirma que es claro que al exmandatario le cuesta mantenerse al margen y que tendrá su cuota de participación en el virtual futuro gobierno.

“No se va a resignar. Como en todo partido político van a haber facciones y una de ellas será la de Morales. Siempre habrá frentes diferentes y seguro él será líder de uno de ellos”, afirma.

Dulón observa, sin embargo, que el entorno del expresidente ya no gozará de los privilegios que tuvo durante los casi 14 años de mandato anteriores porque la correlación de fuerzas en el interior del MAS cambió.

Eduardo Gamarra, politólogo de la Universidad Internacional de Florida (Estados Unidos) también cree que la carrera política de Evo Morales no terminó.

“Evo tiene 60 años, políticamente hablando sigue siendo joven y él es una persona con todas las características de estos líderes latinoamericanos caudillos que se creen indispensables. Esto es un gran riesgo para el MAS y su proyecto de largo plazo”, explica.

El profesor afirma que en el último año hubo tensión dentro del MAS por el papel que Morales jugó en la elección.

“Poca gente va a intentar reemplazar a Evo de su rol, pero creo que van a tratar de dejarlo como líder histórico y van a tratar de que no se convierta en un factor de división porque gobernar Bolivia va a ser complicado y más con la crisis”, apunta.

Concluye que ese partido, “si lo hace de manera inteligente”, tratará de retener al expresidente como figura política y gobernar de manera pragmática a la vez.

Mientras tanto, desde Argentina, Evo Morales no dejó de tuitear mensajes de celebración desde que se supo de la victoria y compartir las felicitaciones que diferentes líderes y personalidades emiten hacia él, Arce y su partido.

Y no tardo ni 24 horas en afirmar que su retorno es “cuestión de tiempo”.

El binomio

Los analistas consultados por BBC Mundo no dejan al margen de la ecuación al vicepresidente virtualmente electo, David Choquehuanca.

Resaltan su capacidad de articular a los sectores sociales de la región andina de Bolivia, pero sobre todo destacan que logró evitar la fractura del partido en el peor momento de crisis tras la salida de Evo Morales.

Su participación dentro de la fórmula, señalan, le permitió al MAS recuperar liderazgo en zonas donde había perdido apoyo.

Pese a que lo reclamaban como candidato principal, asumió la postulación vicepresidencial y reunificó a diferentes sectores bajo el lema “si nos dividimos, perdemos”.

Y Luis Arce siempre se apuró en señalar que fue uno de los ministros con los que mantuvo mejor relación durante el “evismo“.

Al igual que ahora no dubita en marcar diferencias con el líder de su partido.

“No soy Evo”, repite una y otra vez.

*Con reportería adicional de Antía Castedo.