Morales cree que es posible otro periodismo que informe la verdad
El presidente Evo Morales reactivó sus críticas al periodismo en general y retomó la supuesta figura del “cartel de la mentira” mencionada por el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana ante la Asamblea Legislativa, para argumentar que la campaña del caso Gabriela Zapata fue un montaje de mentiras entre cuatro medios de comunicación y la oposición política.
“Ahí está el #CártelDeLaMentira. Si a Presidente, Vpdte., Ministras y Ministros ofenden con mentiras, ¿cómo será la desinformación al pueblo? Mentir y robar es algo indigno para el ser humano. Otro periodismo que informe la verdad, es posible”, escribió el mandatario a través de su cuenta twitter.
El mensaje de Morales se produce luego el periodista Humberto Vacaflor, a demanda del mismo mandatario, fuera sentado ayer miércoles en el banquillo del acusado ante el Juzgado Tercero de Sentencia en lo Penal de La Paz por el supuesto delito de difamación, calumnia e injuria.
En la audiencia la autoridad jurisdiccional que le dio un plazo de 5 días para retratarse de sus afirmaciones en sentido que los esposos Andrade fueron asesinados en el Chapare por orden de Morales en su calidad de dirigente de los cocaleros.
Vacaflor explicó al juez que sus afirmaciones en el programa televisivo Encontrados, se respaldaron en otros testimonios producidos tras el asesinato de los esposos Andrade en el año 2002.
“Lo que yo había dicho por Skype desde Tarija no llegó bien a la audiencia. Lo que yo quise decir es que según los testimonios de la época, el señor Evo Morales fue quien ordenó a sus seguidores cocaleros, el asesinato de los esposos Andrade, tanto es así que se inició un juicio…” dijo el periodista.
En la víspera también el Tribunal Nacional de Ética Periodística (TNÉP) emitió su resolución que declara probada en parte la denuncia de la ministra de Salud, Ariana Campero, en contra de las periodistas Amalia Pando y Roxana Lizárraga, por haber emitido en un programa radial comentarios que afectaron la dignidad de la autoridad de Estado, insinuando un supuesto embarazo.