“Nadie está por encima de la ley… excepto, dos expresidentes”

Por Redacción dat0s Justicia
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trump inmunidad al expresidente

Es la inmunidad de Trump similar a la de Evo.

En la medida que la justicia te toque el culo cada vez que se le ocurre a un fiscal; ocurre desde que la democracia se ha convertido en el sistema ideal, algo anda mal que no avanza, va a cualquier lugar, empeora y deja de haber probidad, consecuencia y aptitud. El impulso que acaba de tomar el expresidente Evo Morales es de tal dimensión que fulmina con sus rayos a los más videntes. La BBC preguntó al exvicepresidente Álvaro García Linera (AGL)por qué tanta metida de mano, ya que, si es que nos remitimos a la constitución, el señor cocalero estaría inhabilitado a candidatear a la presidencia el 2025, nadie se atreve a afirmar lo contrario. Arce pasó por alto a la prensa internacional que lo abordó con la pregunta. Y ahora, el exhombre fuerte del anterior régimen dio su propia interpretación y magno señaló que “sí puede”. Con lo que aquí termina la discusión.

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En la misma entrevista AGL dio su propia interpretación del tamaño de la crisis aduciendo que tanto Evo cuanto Arce se están enfrentando a un “monstruo” que según él que fue segundo hombre del país, son las FFAA; extraña sentencia que no hace honra a su trayectoria. Las FFAA han sufrido una inapelable derrota tras el NDA (ayer hablamos del acrónico) de tamaña monstruosidad que ha dejado de ser un “monstruo ¿Algo nos quieren decir con tanto despiste?

En EEUU, un fallo de la Corte Suprema le ha otorgado al expresidente Donald Trump inmunidad que podría conferirle atribuciones hasta para asesinar a sangre fría. Hay mucho que decir al respecto, más de lo que se dijo sobre el atentado contra la democracia en Bolivia (que para gran parte de la población atraviesa una ruptura decadente). Así las cosas, analicemos las conclusiones más importantes de la decisión de la Corte de Justicia de EEUU recogidas por Intelligencer tras la inmunidad concedida a Trump, que bien puede ser similar a la de Evo.

Existe inmunidad penal. Hasta anteayer en EEUU se reconocía la inmunidad civil —que protege a los funcionarios federales de demandas por sus acciones oficiales en el trabajo— desde la decisión de la Corte Suprema de 1982 en el caso Nixon vs. Fitzgerald. Pero, hasta hoy, seguía siendo una pregunta abierta si realmente existía algo así como inmunidad penal. Ahora lo sabemos: existe.

La inmunidad penal no es “general” ni “absoluta”, pero es bastante amplia. Esto ha sido principalmente un problema de nomenclatura. Es fácil burlarse de la afirmación de que un presidente es inmune (¡absolutamente!) a todo lo que hace desde el momento en que presta juramento hasta que termina su mandato. Pero, en realidad, el equipo de Trump no presentó ese argumento ante la Corte Suprema. En cambio, su equipo abogó por una forma más limitada de inmunidad penal, que la Corte Suprema ahora ha aceptado y más.

Todo depende de si las acciones del presidente fueron oficiales o no oficiales. Como era de esperar, y en forma más o menos paralela a la inmunidad civil, un presidente goza de inmunidad penal por los actos oficiales realizados en el marco de su cargo. Pero hay dos factores cruciales aquí. En primer lugar, el Tribunal interpretará la descripción del puesto de manera bastante amplia a favor del presidente. Según la decisión, el jefe es inmune a todo lo que esté dentro del “perímetro exterior” de las responsabilidades oficiales del presidente, lo que abarca las acciones siempre que “no estén manifiesta o palpablemente fuera de su autoridad”.

En segundo lugar, si bien no se puede acusar a un presidente por sus actos oficiales, un fiscal ni siquiera puede presentar pruebas de ningún acto oficial como parte de un proceso penal. Así, por ejemplo, en el caso de subversión electoral de 2020 del fiscal especial del Departamento de Justicia, Jack Smith, la Corte dejó en claro que los contactos de Trump con el Departamento de Justicia (para tratar de presionar a los fiscales para que investiguen y encuentren fraude electoral) están dentro del alcance de su trabajo y no pueden desempeñar ningún papel en la presentación de pruebas ante el jurado.

Un presidente (probablemente) no puede ordenar al Equipo SEAL que asesine a un rival político y salirse con la suya. La hipótesis de Trump de que podría ser acusado sólo si primero fuera destituido por la Cámara y condenado por el Senado- simplificaba y distorsionaba en exceso la cuestión jurídica real en cuestión. Eso es esencialmente lo que ha sucedido ahora. La jueza Sotomayor argumenta que el fallo de la Corte permitiría a un presidente ordenar un asesinato sin consecuencias, hay, claro, juristas que discrepan esa interpretación. Argumentan que no hay manera de que un tribunal concluya que tal complot sería un “acto oficial” dentro del alcance del trabajo.

Este juicio no se llevará a cabo antes de las elecciones. Las posibilidades de un juicio preelectoral sobre la acusación de Smith en las elecciones de 2020 han pasado de ser “poco probables pero posibles” a cero. El Tribunal Supremo se esforzó por especificar, varias veces, que Trump tiene derecho a apelar las determinaciones del juez de primera instancia sobre este tema antes del juicio. Eso hará que este caso se extienda hasta mucho después de las elecciones de noviembre de 2024.

Los cuatro casos penales contra Trump están en problemas en distintos grados. El caso de las elecciones de 2020 no se resolverá antes de las elecciones. La acusación de subversión electoral ya estaba dando vueltas en círculos por sus propios deméritos, y ahora enfrenta los mismos problemas de inmunidad que el caso de Smith. Trump también ha reclamado inmunidad en el caso de documentos clasificados federales y, si bien es difícil imaginar cómo podría ser inmune por una conducta que ocurrió completamente después de que dejó el cargo, Trump tendrá un argumento renovado de que obtuvo los documentos del gobierno en primer lugar como parte de su trabajo como presidente. Incluso la condena por sobornos en Manhattan ahora está en duda.

Habrá que estar atentos a lo que venga con estos dos expresidentes, hay varias figuras aplicables que Evo se ha vuelto Trump o viceversa. Todos apreciamos el lema “Nadie está por encima de la ley”, pero ahora debemos agregar una réplica: “Excepto, en gran medida, los dos expresidentes”.