Oposición multiplataforma al MAS para el 3-D
De muchas formas, parece un deja vu de 2011: una elección judicial se acerca en el momento en el que la aprobación del presidente polariza con su rechazo, la oposición acusa al oficialismo de manipular sus listas para instalar a sus militantes como candidatos y el Tipnis, la oposición que una carretera lo atraviese, aparece como rumor de fondo. Desde otra perspectiva también se parece a 2016: el oficialismo trata de convertir las judiciales un plebiscito de Evo Morales y, mientras el oficialismo rechaza el combate, empuja al Concejo Nacional del Cambio (Conalcam) a hacer la campaña por el voto útil. Al mismo tiempo, las plataformas ciudadanas aparecen para suplantar a la oposición como vehículo de mensaje antievo o, en este caso, contrario al supuesto copamiento del Órgano Judicial.
Pero hay diferencias: esta vez, para el 3 de diciembre (3-D), la oposición no es una sola, no va detrás del voto de los indignados por la represión de Chaparina o pidiendo que los ecologistas expresen su rechazo a una carretera a través del voto nulo. Ahora, la oposición tiene múltiples formatos y demandas, mientras que el MAS aún confía en que es más útil la política que pone el cuerpo, que la virtual que bombardea desde WhatsApp o Facebook a través de los celulares.
La carne del sándwich
ºEn medio de estos intereses están los electores, la población, que, según el politólogo Carlos Guzmán, serán los más desorientados del paquete. Recuerda que cualquier elección es un acto que se prepara con años, que el pueblo está acostumbrado a conocer por quién votará, de verlo hacer una carrera pública, evaluar sus méritos, escucharlo debatir, en entrevista, saber o intuir sus capacidades, algo que no sucederá en la elección judicial, en la que se enfrentará a una lista de nombres perfectamente desconocidos.
En su opinión, eso podría inclinar al elector hacia el voto blanco o nulo tanto o más que la arenga opositora. Pone un elemento más en juego: la gente se dio cuenta que pese a que los nulos fueron mayoría en 2011, esa elección igual se validó y no fue un mensaje efectivo (Evo Morales volvió a ganar las elecciones por más del 60% tres años después). Guzmán no arroja una luz de esperanza: imposibilitados de hacer una campaña en la que pidan el voto, esperanzados a lo que pueda hacer el Tribunal Supremo Electoral, los menos de tres meses que nos separan del acto eleccionario serán insuficientes para dar a conocer a 96 perfiles.
El juego político
Adriana Salvatierra fue una de las cabezas de la elección congresal de magistrados. La senadora masista no cree que sea un error encargarle la campaña por el voto válido a Conalcam. Recuerda que es la máxima entidad que articula a campesinos e indígenas de todo el país, y que se vieron obligados a salir tras la decisión de la oposición de escudarse en el voto nulo pese a haber participado de todas las instancias de preselección de los 96 candidatos, asignándole una puntuación altísima a gente que ahora rechazan.
“Votar nulo no produce efecto, en cambio el voto válido define”, explica Salvatierra.
Para ella, la oposición se esconderá detrás de los movimientos ciudadanos, financiándolos, mientras que el MAS prefiere la política que pone el cuerpo, sin renunciar a un trabajo en redes sociales, pero de acuerdo a sus posibilidades, sin contratar a los grandes asesores de campaña que se han especializado en ese instrumento.
Las oposiciones -hay al menos tres-, por su parte, desplegarán distintas estrategias. La congresal ya anunció que alentará el voto nulo. Así lo ratifica Tomás Monasterio, que asegura que no se dejarán amedrentar por el Tribunal Supremo Electoral, al que encuentra complaciente con el poder reinante. El diputado de Demócratas recuerda que la misma Constitución y la Ley Electoral reconoce el derecho del ciudadano por votar nulo, por lo que no puede ser un delito alentar un derecho.
Otro de los bandos opositores son las agrupaciones ciudadanas, que no se inclinan por el nulo, sino por un voto muy informado. Juan Pablo Sánchez, de Me comprometo por Bolivia, explica que están reuniendo los perfiles de los candidatos, sus relaciones partidarias y actuación profesional, para darlo a conocer en las redes sociales y la población asista a votar sabiendo perfectamente a quién elige.
El tercer grupo es una oposición política, pero que por el momento está fuera de las asambleas y concejos municipales. Antes era parte de las plataformas ciudadanas, pero ahora ha tomado forma bajo el nombre Agenda 21-F y pese a que comparte con la oposición parlamentaria su intención de alentar el nulo, lo suyo viene con una propuesta por detrás: cambiar todo con miras al 2019. Según explicó el politólogo Jorge Lazarte, acompañar la opción del nulo con propuestas.