“El tribunal Constitucional de Bolivia ha tomado una decisión que muestra su subordinación al Poder Ejecutivo. Es, en consecuencia, importante notar que esta decisión muestra el férreo control que el Gobierno tiene sobre el Poder Judicial y la Autoridad electoral, que es especialmente sensible dado el sistema de elección”. Carlos D. Mesa
Evo Morales tiene el camino abierto hacía la reelección y relativamente sencillo debido a la desunión opositora. Mientras llega ese momento, en 2014, las movilizaciones indígenas y las huelgas de la Central Obrera Boliviana (COB) son las únicas muestras de real resistencia contra el evismo. La COB ejecuta desde hace siete días fuertes medidas de presión y bloqueos de caminos en demanda de la modificación de la Ley de Pensiones.
El presidente Evo Morales acusó al sindicato de dirigir a “algunos pequeños grupos (que) quieren asaltar al Estado, no quieren los que ganen poco se beneficien, unos grupos quieren solamente para ellos, antes eran los sectores y algunos grupos ahora, analicen”.
“Por eso, primero la patria y no algunos grupos que quieren todo solamente para ellos, sin pensar en lo demás y especialmente sin pensar en los más pobres o la gente que necesita, nuestra política siempre será esa buscar igualdad entre los bolivianos y bolivianas”, comentó Morales escenificando con la COB lo que es claramente una guerra por cuotas de poder.
Las reivindicaciones de la COB
Los dirigentes sindicales impulsan las protestas para modificar la ley de pensiones. La COB reclama que los trabajadores puedan cobrar una jubilación mensual con un valor equivalente al cien por cien de los últimos sueldos que recibían y no sólo con un 70 % como fija la ley. El gobierno de Evo Morales ha ofrecido un aumento de 3.200 y 4.000 bolivianos como tope para la Pensión Solidaria de Vejez, porque advirtió que dar paso a los 8.000 y 5.000 bolivianos que exige la dirigencia laboral pondría en riesgo el sistema de jubilación.
El aumento salarial de un 10 por ciento propuesto por el Poder Ejecutivo es rechazado por el movimiento obrero -que reclamaba un 15 por ciento- desató el actual conflicto.
Morales fue acusado por dirigentes de la COB de gobernar con los sectores neoliberales, empresarios y trasnacionales. Incluso, afirmaron que “si éste es el cambio, no queremos cambio”.
Detrás de este tipo de pugnas surge un conflicto interno en la COB entre sectores antievistas y proevistas. Algunos grupos sociales aliados al MAS buscan refundar el sindicato apoyado en dirigentes de los campesinos, interculturales y mujeres campesinas Bartolina Sisa.
“Vamos a insistir en la refundación”, afirmó Rodolfo Machaca, dirigente de los campesinos mientras que el líder de los interculturales, Ever Choquehuanca, señaló: “Vamos a refundar la COB para que ya no haya dirigentes traidores del proceso de cambio”.
La respuesta evista
Evo Morales cuenta con un alto índice de popularidad que ronda el 60% y todo indica que ganará sin grandes sobresaltos las elecciones de 2014.
Por eso, detrás de estas protestas, emerge la sombra de esos comicios y el presidente de Bolivia ha dicho que si la Central Obrera Boliviana (COB) se ha convertido en un partido político, “habrá que tratarlo como oposición”. De hecho, en enero de 2013, la COB creó el Partido de los Trabajadores (PT) como un “instrumento político”
Morales es consciente que sus choques con la COB tienen también un matiz político con vistas a los comicios de 2014. Se ha mostrado “muy preocupado” por la situación, especialmente en la minera estatal Huanuni, que según el Gobierno entrará en quiebra absoluta a final de mes tras dejar de ingresar USD 2 millones en esta semana de huelga.
“Me desmoraliza seguir nacionalizando nuevas empresas mineras para que después los trabajadores las lleven a la quiebra o acaben destrozando puentes”, lamentó el mandatario.
Según el ministro de Minería, Mario Virreira, 227 trabajadores de la mina Huanuni tienen sueldos más altos que el de Evo Morales. “Son radicales pero no quieren parecer oficialistas. Entonces ¿qué son? ¿Golpistas, neoliberales…?”, aseguró Morales.
Esta ruptura entre los sindicatos obreros y mineros y el evismo culmina una tendencia en la que progresivamente se ha ido viendo como Evo Morales iba acercándose a la clase media y alejándose de sus primitivos aliados, indígenas y mineros.
Como señala Pablo Rossell Arce un artículo académico “la lenta pero consistente reducción de la pobreza en Bolivia ha ensanchado la clase media en el país, que en los últimos años creció en un millón de personas. En el futuro, esto implica el crecimiento de una masa de votantes cuyas aspiraciones estarán cada vez más marcadas por el acceso a bienes de consumo, por hábitos urbanos más alejados del disciplinamiento de las prácticas políticas sindicales, por identidades más individualizadas y menos corporativas, pero también por imaginarios de progreso social más alineados con la Bolivia industrial del programa de gobierno con el que Evo Morales alcanzó su segundo mandato”.
De la actual pugna, por lo tanto, pueden desprenderse importantes cambios en el equilibrio político boliviano si se profundiza la decadencia de la COB y se va fortaleciendo, aún más, la figura del Presidente Evo Morales.