Salvador Allende, símbolo de la aventura socialista chilena

Por Redacción dat0s
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Salvador Allende
Foto: Ministerio de Cultura

El 4 de septiembre de 1970 el líder socialista Salvador Allende ganó las elecciones en Chile, generando una ola de repudio en los círculos de la extrema derecha del país y de los Estados Unidos entonces gobernado por Richard Nixon.

La victoria de la alianza Unidad Nacional, una coalición de fuerzas políticas encabezadas por Allende de comunistas, socialistas, sectores del radicalismo con el 36,3% polarizó al país entre dos proyectos de sociedad antagónicos e imposibles de conciliar. El estrecho margen de diferencia con los votos recibidos por los otros dos candidatos, Jorge Alessandri por la derecha y Radomiro Tomic por la Democracia Cristiana, obligó a que la elección de Allende fuera ratificada por el congreso, en el que se enfrentó a una fuerte oposición. Por fin, el 24 de octubre de 1970, tras lograr el apoyo del Partido Demócrata Cristiano con la firma de un Estatuto de Garantías Democráticas que se incorporaría al texto constitucional, Salvador Allende fue proclamado presidente.

 La presidencia de Allende

Salvador Allende asumió la presidencia en 4 de noviembre de 1970 que se pintaba adversa desde el inicio. Ya antes se realizaron intentos por abortar el proceso, el más grave terminó con el asesinato por parte de un comando de ultraderecha apoyado por la CIA del Comandante en Jefe del Ejército, general René Schneider, que era un decidido partidario de la subordinación del poder militar al civil.

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A pesar de ello, la Unidad Popular, profundizó medidas de corte social ampliando el volumen de tierras expropiadas e inició la socialización de importantes empresas hasta entonces en manos privadas, las cuales pasaron a ser dirigidas por cooperativas de trabajadores. Además, se concretó la nacionalización del cobre, sin pago de indemnizaciones a las empresas norteamericanas, lo cual significó un duro enfrentamiento con los Estados Unidos.

Esta oposición se estructuró en distintos frentes; en lo político, en un parlamento cohesionado entre los representantes de derecha y democratacristianos; en el plano ilegal, grupos armados perpetrando atentados. A pesar de esta rígida oposición, el Gobierno contó con un apoyo importante por parte de la ciudadanía, en particular de los sectores populares, que se veían directamente beneficiados. Este apoyo quedó demostrado en las elecciones parlamentarias de 1971 y las municipales de 1973, en las que los partidos de la UP crecieron en número de votos. El discurso político de los partidos de izquierda fue adquiriendo tintes cada vez más radicales y el enfrentamiento se agudizó.

En estas circunstancias los aliados políticos en el Gobierno profundizaron la construcción de una sociedad socialista. Este intento, conocido como la “Vía chilena al socialismo”, conoció el interés y el apoyo de sectores de todo el mundo, en particular desde el Bloque Soviético, Cuba y los Países No Alineados, lo que se traducía en el envío de ayuda material y asesores industriales.

Pero la situación económica minó el ambiente. La inflación se hizo incontrolable, los gastos del Estado fueron financiados con emisión de circulante sin base de sustentación en la producción, la cual se vio disminuida y contraída como consecuencia del bloqueo iniciado por los EEUU. A ello se agregaban problemas de distribución de alimentos y bienes, lo que hacía difíciles las condiciones de vida del común de la población.

Este clima de desabastecimiento y crisis, azuzado por los distintos sectores políticos, se tradujo en numerosas movilizaciones a favor y en contra del Gobierno de Allende, la más importante de las cuales fue la paralización del yacimiento de cobre de El Teniente, junto a la huelga de los gremios de transportistas, que prácticamente inmovilizó el traslado de bienes de un punto a otro del país.

Ante tal situación, el presidente decidió tomar, ya en 1973, medidas que sirvieran como vehículos de diálogo y negociación con la oposición democratacristiana, tales como el ingreso de importantes figuras militares al gabinete, representadas por el Comandante en Jefe, general Carlos Prats, y la oferta de realizar un plebiscito para consultar a la ciudadanía en torno a la continuidad del régimen o la convocatoria a nuevas elecciones. A estas medidas siguió un endurecimiento en las posiciones más radicales de la izquierda, que proponían al Primer Mandatario el cierre del Congreso y la utilización de Facultades Extraordinarias para gobernar.

La derecha y algunos sectores de la Democracia Cristiana consideraron la situación insoluble, por lo que decidieron, de forma más o menos abierta, recurrir al recurso del golpe de estado militar contra el presidente Allende. En junio de 1973 hubo un primer intento de golpe, conocido como “El Tancazo”: un regimiento de blindados de la capital se alzó contra el gobierno, pero las fuerzas leales, encabezadas por Prats, lograron dominar la situación.

Finalmente, el 11 de septiembre de 1973, el general Augusto Pinochet,  encabezó un golpe militar, durante el cual bombardeó el palacio de la Moneda, sede del Gobierno. El presidente Allende rechazó las exigencias de rendición y murió en el palacio presidencial. En 1990 su cuerpo fue exhumado de la tumba anónima en la que se hallaba, y recibió en Santiago un enterramiento formal y público.

 

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