En las primeras semanas de enero, el número de casos de dengue en Brasil se ha disparado y se teme una epidemia sin precedentes en los próximos meses, lo que ha encendido la alarma de las autoridades. A la espera de la evolución de la situación y de que finalicen los estudios sobre una vacuna del Instituto Butantan, un centro de investigación ubicado en Sao Paulo, el Gobierno adquirió unos 6,2 millones de dosis de una vacuna japonesa, que empezará a aplicar a partir de este mes a niños y adolescentes.
“Señora, no es recomendable dejar tanta agua debajo de sus plantas. Esto atrae a los mosquitos y no ayuda a combatir el dengue”. Es el consejo de un joven soldado a una ama de casa en Ceilêndia, una ciudad del Distrito Federal, el estado donde se encuentra Brasilia. Actualmente, en esta región, la cifra promedio de casos de dengue es 10 veces mayor que en el resto del país: en total, son 120.874 infectados y 12 muertes, según datos oficiales del Ministerio de Salud.
Por esta razón, el Departamento de Salud del Distrito Federal ha realizado un entrenamiento de dos días para 247 militares del Ejército brasileño, que están trabajando junto a los agentes de Vigilancia de Salud Ambiental en busca de focos del ‘Aedes aegypti’, el mosquito que transmite el dengue.
La caza al mosquito es una imagen recurrente que se repite cada vez que suben los datos de contagio y muerte por dengue. Pero este año va camino de ser uno de los peores de las últimas décadas. Los datos son alarmantes: solo en el primer mes de 2024 fueron registrados 217.000 casos de dengue, el triple que en el mismo período del año pasado.
Además, el Gobierno brasileño contabilizó 15 fallecimientos por esta enfermedad y 149 muertes siguen bajo investigación. En 2023, hubo en total 41 fallecimientos.
Frente a esta situación, la ministra de Salud, Nísia Trindade, anunció el 1 de febrero la puesta en marcha de un Centro de Operaciones de Emergencia para controlar la epidemia de dengue en Brasil. Durante una reunión tripartita en la sede de la Organización Panamericana de la Salud, en Brasilia, la ministra hizo un llamamiento a la movilización nacional de estados y municipios. “Solo con esta unión podremos avanzar hacia la protección de nuestra población del dengue y, posiblemente, de otros virus [como chikunguña y zika]”, dijo Trindade.
El aumento excepcional de casos de dengue estaría ligado a una combinación de temperaturas elevadas y lluvias intensas, según el Ministerio de Salud. El calor extremo y las inundaciones han sido causados por el fenómeno meteorológico conocido como El Niño, después de un invierno atípico en Brasil, con temperaturas muy por encima de la media.
El resultado es que en el Distrito Federal y en otros estados brasileños, como Minas Gerais y Acre, los hospitales ya han empezado a llenarse.
En la ciudad de Nova Iguaçu, en la periferia de Río de Janeiro, el guardia de seguridad Luiz Adriano da Costa se contagió después de que sus cinco hijos tuvieron el dengue al mismo tiempo. El estado de Río de Janeiro registró 9.963 casos de esta enfermedad en las primeras tres semanas de enero. Los datos representan un crecimiento del 587% en comparación con el mismo período de 2023.
Lo peor es que el pico de dengue en Brasil llegará entre abril y mayo y puede generar una ola de hospitalizaciones sin precedentes.
El virus del dengue actualmente está clasificado en cuatro serotipos. Este año, en Brasil se está detectando un resurgimiento significativo de los serotipos 3 y 4 del virus. Este factor contribuye a complicar la situación, dado que estos serotipos pueden causar reinfecciones en personas que ya se contagiaron en el pasado con los serotipos 1 y 2. Cuando esto pasa, el cuadro clínico de los pacientes suele ser mucho más grave.
“Intentar emplear aquellos mosquitos transgénicos (que neutralizan las hembras del Aedes aegypti) es actualmente imposible. Habría que liberar miles de millones de mosquitos transgénicos en todo el país. Realmente perdimos el tiempo porque nos quedamos parados. Todos los años esperábamos que la epidemia se fuera. Pero el virus no entiende las apelaciones humanas. Quiere continuar. Vino para quedarse. Nuestra solución ahora es la vacuna. No hay otra forma”, agrega. Este especialista destaca que el serotipo 3 del dengue no había circulado en forma epidémica en más de 15 años.
Una inédita vacuna
La buena noticia es que este mes, el Ministerio de Salud empezará a aplicar la vacuna Qdenga, desarrollada por el laboratorio japonés Takeda Pharma, en 516 de los 5.570 municipios brasileños. Inicialmente, solo están contemplados los adolescentes de 10 a 14 años, ya que representan el colectivo con el mayor número de casos de hospitalizaciones por causa de la enfermedad.
En octubre pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó el uso de esta vacuna contra el dengue. Aunque ya existían vacunas en contra el dengue, esa fue la primera vez que la agencia de la OMS recomendó una.
El criterio de aplicación usado en Brasil es meramente científico: solo las ciudades con más casos por cada 100.000 personas han sido incluidas en el primer plan de contingencia. Por esta razón. Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, fue excluida de esta primera tanda de vacunación.
La Qdenga contiene virus vivos del dengue de baja intensidad, capaces de inducir respuestas inmunes contra los cuatro serotipos del virus. Su aplicación prevé dos dosis, con un intervalo de tres meses entre la primera y la segunda.
“La vacuna protege un 80% de la enfermedad sintomática y un 90% de la hospitalización. Es una protección muy alta, especialmente para los serotipos 1 y 2. Además, hay estudios de acompañamiento de 57 meses, es decir, de cuatro años y medio, que muestran que esta vacuna sigue protegiendo principalmente contra la hospitalización”, señala Julio Croda, infectólogo e investigador de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).
Este inmunizante será aplicado gratuitamente en el Sistema Único de Salud de Brasil (SUS), pero desde el año pasado puede encontrarse en laboratorios privados por un precio elevado para la mayoría de la población brasileña: hasta 490 reales por cada dosis, es decir, unos 100 dólares.
Con ello, Brasil será el primer país del mundo que ofrecerá esta vacima a través del sistema público de salud.
La cantidad inicial de las dosis aplicadas por el Gobierno es bastante reducida debido a la incapacidad del laboratorio japonés de abastecer más inmunizantes. “Las empresas productoras necesitan trabajar con contratos a largo plazo, porque es necesario expandir las fábricas para la producción. Una empresa nunca va a producir dosis si no existe un contrato que garantice la venta. Brasil decidió recientemente suministrar la vacuna y las dosis existentes para 2024 son estas. Y para 2025 también tendremos un número limitado de dosis”, explica Croda.
Para paliar esta escasez, el Instituto Butantan de Sao Paulo, que produjo una vacuna contra el Covid-19 en plena pandemia, ya está desarrollando su propio inmunizante. Se espera que los datos sobre su eficacia sean enviados para su aprobación a la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) en el segundo semestre de este año y que las primeras dosis puedan ser aplicadas en 2025. La vacuna del Butantan tiene una eficacia del 79,6%, muy similar a la de Qdenga, según un artículo de la publicación New England. Los investigadores todavía no saben si quienes tomaron la vacuna del laboratorio Takeda podrán pasarse a la vacuna del Butantan en el futuro.
Lo que está claro, de momento, es que Brasil enfrentará en los próximos meses una emergencia sanitaria que pondrá a prueba su sistema público de salud, considerado el más grande no solo de América Latina, sino de todo el mundo. Creado en 1988, atiende alrededor de 190 millones de personas, el 80% de las cuales depende exclusivamente de esta estructura para tratar su salud.