Incluso con leyes antimonopolio para evitar la expansión de IA las grandes plataformas tecnológicas se inclinan por seguir adelante su desarrollo a pesar de los controles que pretenden imponer los Estados.
Un debate que parce inclinar las fuerzas del universo; el notable desarrollo tecnológico afecta en efecto los grandes acontecimientos. Ya nada se resuelve por sí mismo, el trabajo, las fuerzas atentas del mercado, la producción a gran escala e incluso la que aún se asemeja a la humana en pequeñas cantidades, los componentes de la industria cibernética han dado pasos agigantados para notar que la IA jugará un papel crucial en el avance de las fuerzas sociales y el avance de la sociedad.
“Si la inteligencia artificial cumple su promesa y se convierte en el elemento vital de cada sector de la economía, podemos esperar un futuro de concentración económica y poder político corporativo que eclipse todo lo anterior. La colusión y la coordinación entre un puñado de actores hacen que ese resultado sea casi inevitable”, dice Eric Posner, profesor de Derecho de la Universidad de Chicago.
Ya no se requiere ser bueno simplemente o inteligente en el desempeño laboral, las plataformas de la tecnología digital compiten con insumos cada vez más sofisticados y están dejando lelos a los vanguardistas de la época posindustrial e incluso corren el telón a los estados en su denominativo de control.
Si bien los casos antimonopolio contra Google, Apple y Amazon están llegando a buen término, muchos observadores piensan que 2024 podría ser un punto de inflexión para las grandes tecnologías. Sin embargo, incluso cuando las autoridades siguen adelante con este litigio, corren el riesgo de verse sorprendidas por el auge de la inteligencia artificial, que probablemente reforzará el dominio de la economía por parte de las grandes empresas tecnológicas.
El reciente despido y recontratación del director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, se interpretó como un conflicto entre miembros cautelosos de la junta directiva que estaban preocupados por los riesgos de la IA y entusiastas como Altman. Pero el verdadero significado de este episodio apunta el verdadero interés en las operaciones comerciales de OpenAI de Microsoft. Si bien la estructura sin fines de lucro de OpenAI nominalmente significa que solo su junta directiva la controla, la junta se vio obligada a volver a contratar a Altman después de que la compañía expresara dudas que ayudaron a instigar una revuelta de los empleados.
Microsoft no es sólo un inversor en OpenAI; también es un competidor. Ambas empresas desarrollan y venden productos de inteligencia artificial, y Microsoft llegó a adquirir OpenAI para evitar problemas antimonopolio. Si Microsoft controla OpenAI, las dos empresas pueden seguir maniobrando para evitar una relación de colusión ilegal.