La condena del Brasil
El ciberespionaje de Estados Unidos se convirtió en un tema central en la Asamblea General de las Naciones Unidas. El discurso de Dilma Rousseff fue una condena en los más duros términos formulada en el foro de mayor importancia política mundial y transmitida en vivo y en directo por las cadenas de televisión. Lo calificó como una violación del derecho internacional, los derechos humanos, las libertades civiles y la soberanía nacional.
El tema, que ha provocado un efecto dominó con continuadas revelaciones en los medios de comunicación surgidas de los archivos de Edward Snowden, ha llegado ahora a las Naciones Unidas. Y del modo más espectacular. Fue imponente cuando la presidenta brasileña pronunció su discurso de apertura ante los líderes políticos reunidos en la Asamblea General.
Como es habitual que Brasil intervenga primero, seguido de Estados Unidos, Barack Obama no pudo evitar escuchar el discurso.
Se esperaba que Rousseff, quien canceló su visita oficial a Washington, se refiriera al tema del ciberespionaje, ya que había criticado duramente a Estados Unidos cuando los medios de prensa informaron en concreto sobre la vigilancia a la Presidencia brasileña y otras oficinas gubernamentales, incluidas la Misión ante las Naciones Unidas y la empresa estatal Petrobras. Pero su presentación fue mucho más allá de lo supuesto.
Con la sala llena de gobernantes, la presidenta brasileña dejó de lado las fórmulas diplomáticas de costumbre al abordar uno de los temas más sensibles de los últimos años a escala mundial. Calificó a “la red global de espionaje electrónico, que ha causado indignación y repudio en la opinión pública de todo el mundo”, como “un asunto de gran importancia” que constituye una grave violación del derecho internacional, los derechos humanos y las libertades civiles, una invasión a las actividades empresariales y, especialmente, “una falta de respeto a la soberanía nacional”.
Rousseff comenzó presentando la base de su argumentación: “Una nación soberana no puede nunca establecerse en detrimento de la soberanía de otra nación”. El derecho a la seguridad de los ciudadanos de un país nunca puede garantizarse violando los derechos humanos fundamentales de los ciudadanos de otro país. El argumento de que la interceptación de información tiene el objetivo de proteger a las naciones del terrorismo, no se sostiene”.
Subrayó que ella había luchado contra el autoritarismo y la censura, por lo que debe defender sin claudicaciones el derecho a la privacidad de los individuos y la soberanía de su país. “Sin el derecho a la privacidad no puede existir una verdadera libertad de expresión y de opinión, y por lo tanto, tampoco una democracia real”, dijo. “Sin el respeto a la soberanía, no hay bases para una relación entre las naciones”.
En su discurso, Rousseff aludió a tres acciones. En primer lugar, Brasil había pedido explicaciones y disculpas a Estados Unidos, así como garantías de que estos procedimientos no volverán a repetirse. En segundo lugar, su gobierno está planificando acciones para defenderse del espionaje, para lo que se dotará de “leyes, tecnologías y mecanismos para protegerse de la interceptación ilegal de comunicaciones y datos”. Y, por último, propuso una acción internacional, subrayando que la información y las tecnologías de la telecomunicación no deben ser un campo de batalla entre los países. “El tiempo está maduro para crear las condiciones que impidan la utilización del ciberespionaje como un arma de guerra” contra sistemas e infraestructuras de otros países, afirmó.
La presidenta brasileña dijo que las Naciones Unidas deben desempeñar un liderazgo para regular la conducta de los Estados en el uso de estas tecnologías e hizo un llamado para establecer “un marco multilateral civil para la gobernanza y el uso de Internet, y para asegurar la protección efectiva de los datos que navegan en la red”. Propuso mecanismos multilaterales para Internet, a partir de los principios de libertad de expresión, privacidad y derechos humanos; gobernanza abierta, multilateral y democrática; universalidad; diversidad cultural y neutralidad de la red, guiada solo por criterios técnicos y éticos, sin restricciones de carácter político, comercial o religioso.
Los delegados que esperaban una respuesta de Obama quedaron desilusionados. No se refirió al discurso que la presidenta brasilera pronunciara cinco minutos antes y solo hizo una alusión lateral al tema: “Estamos revisando la forma en que recabamos la información de inteligencia”.
El discurso de Rousseff llegó en el momento más oportuno. La opinión pública mundial está preocupada e indignada por el alcance del ciberespionaje dejado al descubierto por los medios de comunicación. Según informes de prensa, las acciones de vigilancia de Estados Unidos no se han suspendido e incluso existen planes para nuevos ataques cibernéticos.
El problema es particularmente grave para los países en desarrollo. Informes de prensa revelan también que hay un doble rasero en el programa de espionaje de Estados Unidos, pues se requiere de procedimientos legales especiales para la desclasificación de datos de ciudadanos estadounidenses, pero no existe un procedimiento similar para los residentes fuera del país. Por lo tanto, en el exterior todos son posibles objetivos de vigilancia: ciudadanos, empresas y oficinas gubernamentales.
El discurso de Rousseff en las Naciones Unidas indica que Brasil proyecta impulsar un sistema multilateral para regular el uso y el mal uso de Internet. Ésta sería una respuesta internacional oportuna y adecuada ante las recientes revelaciones.
Martin Khor, fundador de TWN y director ejecutivo de South Centre.
Publicado: 4 de octubre de 2013 – No. 134 – Año 2013