El cofundador y director ejecutivo de OpenAI , a quien muchos consideraban el líder de la floreciente revolución de la inteligencia artificial fue despedido por la junta directiva de la compañía.
Los medios estadounidenses vinculados a Silicon Valey informaron que Altman fue despedido el viernes pasado y que el sábado varios pesos pesados de OpenAI anunciaron que dejarían la compañía como respuesta al cese fulminante de Altman. El domingo se especuló que la junta estaba considerando readmitirlo. Pero todo en vano. Este lunes Microsoft confirmó que el ejecutivo fichará por el gigante tecnológico donde dirigirá un nuevo equipo de investigación avanzada de inteligencia artificial.
La lucha por el poder no ha terminado
El despido de Altman el viernes se produjo tras lo que la compañía dijo que era un “proceso de revisión deliberante por parte de la junta directiva, que concluyó que no fue consistentemente sincero en sus comunicaciones con ellos, lo que obstaculizó su capacidad para ejercer sus responsabilidades”. Como resultado, dijo la compañía en ese momento, “la junta ya no tiene confianza en su capacidad para continuar liderando OpenAI”. Poco después, el presidente de OpenAI y aliado de Altman, Greg Brockman, a quien la junta había destituido como presidente, renunció, al igual que tres investigadores senior de OpenAI. Todos se unirán a Altman en Microsoft, al igual que otros empleados de OpenAI.
La agitación en OpenAI ha conmocionado al mundo de la tecnología dado lo que Altman, de 38 años, había logrado en unos pocos años. Si bien los gigantes tecnológicos como Google han estado trabajando durante años para desarrollar inteligencia artificial, OpenAI se catapultó frente a ellos cuando presentó ChatGPT en noviembre pasado. El chatbot demostró habilidades nunca antes reveladas al público en general, como ser capaz de escribir como un humano. ChatGPT, que obtuvo inmediatamente 100 millones de usuarios, ayudó a OpenAI a recaudar miles de millones de dólares, hizo tambalear a Google y puso la IA en el centro de la industria tecnológica. También convirtió a Altman en una celebridad de la noche a la mañana, y estaba feliz de desempeñar el papel, presentándose como una cara visionaria, aunque un poco cansada, de lo que la IA podría significar para la humanidad.