Steve Jobs: La muerte de un visionario

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Muere el genio que revolucionó la computación personal, la música, la telefonía y la animación para películas. El creador de Apple, iPod, iPhone y iPad.

Resulta asombroso. El genio visionario de Steve Jobs fue responsable por revolucionar segmentos de la industria y colocar la tecnología en la palma de la mano del consumidor. Tenía 56 años y luchaba contra un rarísimo cáncer de páncreas. Se trata de una de las figuras más perfeccionistas e inventivas del siglo XXI. Transformó una empresa de garaje en una de las compañías más valiosas del planeta.

Steve Jobs asombró el mundo tecnológico por la primera vez cuando tenía 28 años con el lanzamiento de Macintosh, el primer computador personal de uso fácil e intuitivo. Ese lanzamiento en 1984 se convirtió en sinónimo de innovación y puso a la vanguardia el nombre de Jobs y de Apple. Además, poco tiempo después, el mundo no dejaría de presenciar la saga de productos creados por el genio: fue así como el iPod en 2001, el iPhone en 2007 y el iPad en 2010. Las imágenes de la empresa y de Jobs son prácticamente indisolubles.

Steve Jobs, el genio de la tecnología, responsable por revolucionar al menos tres segmentos de la industria (computación personal, música y telefonía) e innovar otra (animación para películas), murió el jueves 6 de octubre a la edad de 56 años. Ex CEO y fuerza creativa por detrás de Apple, luchó desde 2003 contra un raro cáncer de páncreas que lo obligó a dejar en agosto la dirección de la compañía que había fundado en 1976 y que se convirtió en una de las más valiosas del paneta. Jobs dejó a Laurene su mujer y a cuatro hijos, tres mujeres y un varón.  La familia se manifestó públicamente pidiendo privacidad en los momentos de dolor que atraviesa. En un comunicado dijo que “él murió de forma pacífica rodeado de su familia…Nosotros sabemos que muchos de ustedes sentirán su partida, pero pedimos respeto y privacidad durante esta hora de profundo dolor.”

En el site de la compañía Apple, una nota homenajeó a Jobs. “La compañía perdió un genio, visionario y creativo, y el mundo perdió un ser humano increíble. Aquellos que tuvieron el placer de conocerlo y trabajar con Steve perdieron un amigo querido y un mentor e inspirador. Steve deja una compañía que solo él puede erguir y su espíritu será siempre la esencia de Apple”. Jobs protagonizó una de las sagas más fascinantes de nuestro tiempo, una aventura digna de ser llevada al cine. Reúne el drama familiar, la construcción de un imperio, traición empresarial, superación y romance.

La vida de este genio de la tecnología fue marcada por varias facetas inexplicables. Luego después de su nacimiento fue entregado en adopción. Fue acogido en el seno de una familia  humilde con la condición de que estudiaría en la universidad. Pero una vez que alcanzó la formación superior Steve Paul  cambio los estudios universitarios por cursos de caligrafía y un viaje místico por la India. De retorno a los Estados Unidos inventó en un garaje inventó en el garaje de sus padres, al lado de su amigo Steve Wozniak, lo que vendría a ser el primer computador personal del mundo. A los 20 años la dupla fundó la compañía Apple. Tres años más tarde acumuló un patrimonio de 100 millones de dólares. A los 30 años fue expulsado de la compañía por la misa persona que Steve había contratado, John Sculley. Cuando se encontró marginado de la “manzana”, fundó una nueva empresa de computadoras y compró del cineasta George Lucas, una productora de diseños animados, Pixar por 10 millones de dólares, 11 años después  la empresa sería vendida por 7 billones de dólares con películas como Toy Story en su currículum. A sus 42 años Jobs fue convocado  nuevamente a Apple para salvar a la compañía de la quiebra. En los siguientes años lanzó el iPod, iniciando la revolución del mercado de distribución de música. Posteriormente fue el lanzamiento de otro de los inventos que puede considerarse uno de los más revolucionarios de lo que corre del siglo XXI el iPhone que catapultó el sector de los smartphones. Y hace apenas un año presentó otro innovador aparato el iPad, que ha promovido un increíble cambio en el sector editorial. A final del siglo, Apple fue considerada la empresa más valorada del planeta, avaluada en ceca a los 350 billones de dólares.

El último decenio de su carrera profesional fue sin duda la más fructífera, marcada por una batalla contra el cáncer de páncreas. Una trayectoria marcada por el tira y afloja que le había deparado el destino.  El tumor que apagó la vida del creador de Apple es de una variedad rarísima, que afecta apenas a una persona cada un millón de pobladores. Para ser un cáncer pancreático, es de las variedades más benignas, y por eso Jobs logró darle batalla durante siete años. El tumor de páncreas común suele ser más agresivo. Una de las claves de este mal es que se desarrolla sin síntomas aparentes durante un largo tiempo; por lo general, para cuando se lo detecta, ya no hay mucho que hacer. Se  suele asociar a factores de riesgo como el consumo de alcohol y tabaco y también a antecedentes familiares. Figuras geniales como Luciano Pavarotti, Michael Landon y Patrick Swayze, entre otros, fallecieron a causa del mismo mal. Cinco días antes de la muerte de Jobs, el científico Ralph Steinmann perdía la batalla contra este mal, que investigó durante años, sin saber que por sus avances estaban a punto de darle el premio Nobel de Medicina.

Jobs no creó todo solo, pero no quedan dudas de que su espíritu exigente e inventivo fue decisivo para moldear la tecnología que llegó a las manos del consumidor en la última cuarta parte del siglo. Fue Steve quien insistió a Wozniak la idea de llevar la Apple I, el primer computador personal, al grane público. Fue decisión de él abandonar hace unos 10 años el desarrollo del tablet y en su lugar abrazar el proyecto que finalmente dio lugar al iPhone, aparato que de hecho cambio la forma en la que hasta ese momento se conocía la industria. Fue el primer aparato inteligente que abrió paso al tablet de unos años después. Wozniak, el amigo cofundador de Apple, concuerda con todos los atributos que se le atribuye al genio creador del primer computador portátil. Dice que Jobs tenía censo estético, capacidad de líder, visión de mercado y poder de comunicación. Pero desde su punto de vista había algo que lo distanciaba del resto de los CEOs de la industria y ese algo era que “él sabía lo que las personas querían ver en los productos de la industria y también sabía lo que las personas no querían. Era un entendido de las razones que motivan a cualquier ser humano”.

El nombre de Jobs está presente nada menos que en 313 patentes, la mayoría de ellos trata de invenciones que se usan en productos tecnológicos como desktops, iPods, iPhones e iPads. Hasta algunos ítems de decoración que eran utilizados en las tiendas de la Apple y que fueron registrados por el ex CEO de la compañía. Esas patentes se refieren a tecnología, funcionalidad y al diseño de los aparatos, un aspecto  que para Jobs era esencial. “Diseño no es apenas la apariencia de un producto, diseño es como funciona”, acostumbraba decir. Varias veces aclaro que su interés por la zona del contacto que existe entre diseño y su admiración por el genio renacentista  Leonardo Da Vinci (1452-1519), el maestro que pintó la Monalisa y esbozó el primer prototipo de helicóptero.

“Steve Jobs es el Henry Ford de la tecnología”, aposto alguna vez Leander Kahney, autor del libro La cabeza de Steve Jobs. Según el autor “Jobs es el más grande innovador  en la industria de la tecnología volcada al consumidor.” Carmine Gallo, columnista de la revista Businessweek, complementa esa comparación.: “Él modificó totalmente el modo como inter-reaccionamos con equipamientos digitales. Se no fuese por Jobs, todavía estaríamos digitando líneas de comando”. Perfeccionista, Jobs creó productos de uso simple, pero con apariencia sofisticada, que jugaron con el imaginario de sus consumidores, criando un ejército de fans de Apple.

Tanta exigencia tuvo su precio. Jobs pasó a ser conocido como un jefe implacable que podía demitir un funcionario en el ascensor si no tenía  la respuesta correcta en la punta de la lengua sobre alguno de los productos desarrollados en la compañía. En otras situaciones de trabajo era común que sus colaboradores fuesen interrumpidos después de pronunciar las primeras palabras de un raciocinio: “Ya entendí, pero pienso lo siguiente sobre este asunto…”. El ejecutivo no era sordo a las críticas y llegó a explicar sus razones: “Algunas personas no están acostumbradas con un ambiente donde se espera excelencia”, dio cierta vez. En otra oportunidad, mostro el peso de ser líder: “Es doloroso trabajar con algunas personas que no son las mejores del mundo en librarse de ellas. Pero constate que mi función consiste precisamente en descartar algunas personas  que no corresponden a las expectativas”. Pero la mejor definición tal vez sea la siguiente: “Mi trabajo no es ser fácil con las personas. Mi trabajo es hacerlas mejores”.

“Steve nunca permitió que Apple hiciera productos apenas razonables, ni siquiera buenos: él sólo aceptaba los excelentes”, afirma Wozniak, su amigo de juventud con quien Jobs desarrollo el primer computador personal. Incluso sus rivales conocieron la estatura del ejecutivo no apenas en la conducción de los negocios de Apple, sino también su carisma para liderar y motivar su equipo y cautivar a los consumidores. Fue el caso de Bill Gates, fundador de la gigante de software Microsoft: “Al pensar en líderes que consiguen inspirar a sus funcionarios, Steve Jobs es el mejor que conocí. Él cree en la excelencia de sus productos y es capaz de transmitirlo”.

Sin su principal creador, Apple caminará sobre el mando de Tim Cook, antiguo jefe de operaciones de la compañía que asumió el cargo de CEO a finales del mes de agosto. Un día después del alejamiento de Jobs de Apple las acciones de la compañía cayeron cerca de 2%, experimentando una evidente preocupación de los inversionistas con el futuro de la compañía. “En corto plazo, sin embargo, no vemos ningún impacto que pueda perjudicar a Apple. Son oscilaciones normales del mercado”, señaló Bruno Freitas, analista de mercado del grupo IDC. Pero  el futuro es evidentemente incierto, fruto de una táctica casi imperceptible adoptada a lo largo de años por el cerebro de la compañía: el entrenamiento de liderazgos en Apple. En los lanzamientos de la marca durante los últimos años, por ejemplo, Jobs dividía las presentaciones. Estaba a su cargo mostrar las novedades y dejaba las explicaciones para los especialistas, Además, en 2008 fue creada la Apple University, con el objetivo de enseñar a los empleados de la empresa a “pensar como Steve Jobs” y a tomar decisiones como él. La idea era  impregnar en los ejecutivos el “estilo de ser de Steve Jobs”.

Pero solo el futuro podrá decir si el actual y los nuevos ejecutivos de la compañía mantendrán el vigor de Jobs. Es poco probable que otro profesional reúna los mismos talentos y características que él. Es imprevisible que sus líderes nutran a la compañía el mismo sentimiento que alimento su creador. Alguna vez Jobs dijo sobre Apple que “fue como mi primera pasión”.

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