Viene una era móvil que va a sacudir los cimientos del periodismo
David Dusster, periodista, viajero y reportero catalán, llegó a Santa Cruz de la Sierra hace año y medio para afrontar el reto de encabezar la transformación digital del periódico de referencia de Bolivia. “Es uno de los desafíos más apasionantes de mi vida”, dice pese a las múltiples vivencias que tuvo en una carrera de 30 años de periodismo. Ha protagonizado coberturas informativas como la del gran tsunami del Océano Índico o de elecciones legislativas en la India, Filipinas o Brasil.
Ha trabajado en las redacciones de ‘Diari de Barcelona’, ‘La Vanguardia’ y ‘Público’, entre otras, ha publicado tres libros y ha sido profesor invitado en las universidades de Barcelona y la Ramon Llull. Ahora centra sus esfuerzos en la expansión del periodismo digital, que asegura es adictivo.
¿Qué diferencias hay entre el periodismo en España y en Bolivia?
El periodismo, en todas partes, intenta resolver las inquietudes de las personas, intenta fomentar el debate, estimular la capacidad crítica, incomodar al poder. Y en Bolivia no es diferente en ese sentido. Las grandes diferencias vienen marcadas sobre todo por la cantidad de recursos disponibles. Pero tengo la suerte de estar inmerso en un reto digital en EL DEBER, que es el periódico con más visión y recursos de Bolivia. Y se nota. Es un medio donde hay un debate amplio y donde se buscan diferentes aristas a la información. En la planificación tiene poco que envidiar a los periódicos españoles. La ejecución ya depende de muchos factores. Porque todavía hay muchas fórmulas periodísticas por explorar en Bolivia.
¿Como cuáles?
En general, se hace un periodismo institucional, muy vertical, en parte porque los periodistas carecen de herramientas y apoyo para poner en duda e investigar las versiones oficiales, aunque hay una firme voluntad de hacerlo, al menos en EL DEBER. Las declaraciones oficiales tienen mucho peso en el periodismo boliviano y a menudo se olvidan las repercusiones de la coyuntura en el ciudadano. Eso sí que me ha sorprendido, aunque hay que reconocer que hay excelentes periodistas.
¿Tiene que cambiar el periodismo boliviano?
Tiene que evolucionar, como en todo el mundo. El periodismo, a nivel mundial, está asistiendo a una época de profundos cambios que seguramente van a transformarlo tanto que va a acabar siendo irreconocible. El periodismo sigue vigente, hay una demanda de periodismo, no está en crisis, pero cambian las plataformas de publicación, cambian las formas narrativas y cambia el modelo de negocio tradicional sustentado en la publicidad.
¿El periodismo digital es el futuro?
Sí, sin duda. Los cambios que vienen por delante son enormes y sustanciales, y uno de los más importantes es que ya no podemos hacer periodismo sin contar con la gente, hay que incorporarla a la hora de planificar y buscar temáticas. Y esa es la gran ventaja del periodismo digital, que permite saber qué gusta y qué no gusta a los usuarios, permite un contacto permanente con ellos, permite un ‘feedback’ casi instantáneo. Hace 20 años el sueño de todo periodista era saber cuánta gente leía sus artículos. Todo eso ahora es posible. Y si no escuchamos la voz de la gente, los medios no serán viables. Los lectores ya no son sujetos pasivos, sino que participan, se comprometen, opinan, actúan y son plenamente conscientes del poder que tienen como audiencia y como actores del debate, pues tienen voz propia a través de las redes sociales.
¿Por qué dar prioridad al periodismo digital si la mayor parte de los ingresos de los medios proceden de las ediciones impresas?
El periodismo digital es un futuro irrenunciable. No es un tipo de periodismo más, es el periodismo que va a prosperar. Si nos quedamos rezagados, seremos barridos como ha sucedido a grandes empresas a lo largo de la historia. No podemos ir en contra de las tendencias de la sociedad. Tenemos que entender hay nuevas generaciones que se incorporan al mercado de consumo informativo que son nativos digitales, a ellas el papel les parece arcaico. Si no satisfacemos la necesidad inmediata de información de los lectores, otro medio lo harán en nuestro lugar. ¿Por qué triunfaron algunos ‘pure players’, medios digitales puros, como el ‘Huffington Post’? Porque los medios tradicionales no veían el sentido de regalar la información que hacían pagar en el impreso y en su indecisión abrieron mercado para otros.
¿Por qué se embarcó en esta aventura en Bolivia?
Porque vi visión y liderazgo en la propuesta que me realizó el Gerente General del Grupo El DEBER, Mauricio Rivero, y en el equipo formado bajo el liderazgo del Gerente de Negocios Digitales, Karim Boudjema. EL DEBER ha apostado por el periodismo digital que se adapta y lidera los nuevos tiempos pero que también transforma la manera tradicional de hacer periodismo. Y ese reto es apasionante. Genera resistencias, claro, en Bolivia, en España y en cualquier parte. Pero ya logramos grandes avances en la integración de las redacciones digital y de papel, una experiencia pionera en este país, después de haber consolidado una web profundamente renovada en prioridades, contenidos y multimedia.
¿La prensa escrita está condenada a desaparecer?
Hay teorías muy apocalípticas que vaticinan la desaparición total de los medios escritos. Pero no creo que todos desaparezcan. Sí que habrá una selección muy dura y solo los que tengan mejor capacidad de adaptación sobrevivirán. Y me gustaría aclarar que no va a haber un periodismo que mate al otro. Hay mucha necesidad de periodismo en el mundo actual, el periodismo sigue vigente. Lo que hay que hacer es periodismo con nuevos formatos y nuevos lenguajes. Leer los nuevos tiempos y adaptarse a ellos. La supervivencia dependerá de ser capaces de encontrar un modelo de negocio y de la habilidad para buscar alternativas a un modelo de rentabilidad orientado hacia la publicidad.
¿Cómo pueden sobrevivir algunos periódicos?
En muchos países de Europa y Sudamérica ya se ha vivido antes el debate que ahora empieza en Bolivia, sobre la necesidad de frenar la dinámica del periodismo digital para proteger el periodismo impreso. Pero creo que la mejor manera de proteger el papel es mejorarlo. No hay más remedio que hacer un nuevo tipo de periódico, con mayor profundidad, con una visión más global de la coyuntura, más próximo a la gente, que proporcione un valor añadido. Ahora se consumen las noticias a una mayor rapidez que antes. La noticia es como una commodity universal y la gente no está muy dispuesta a pagar por ella si no se le da un añadido. Los medios impresos tienen que encontrar su lugar en el extremo del ciclo del contenido y dejar que muchas necesidades informativas se canalicen a través de las ediciones online y las redes sociales.
¿Y qué función cumplen los medios digitales?
Las redacciones digitales son los equipos de emergencia del periodismo. Su misión es garantizar la inmediatez, la avidez del usuario por tener cuanto antes una información. También deben dar prioridad a las formas de expresión multimedia. Siempre comparo la nueva división del trabajo periodístico con el de la ayuda en un terremoto. Hay un sismo y los primeros en llegar son los equipos de emergencia. Su labor es buscar supervivientes, reanimarlos y enviarlos a los hospitales, donde serán curados. La web es ese equipo. Ante un hecho informativo, la web cubre la urgencia y deja al impreso la tarea siguiente.
¿Qué destacaría del primer año de la nueva web de EL DEBER?
Muchas cosas. Sin duda, el trabajo del equipo de la redacción digital, que empezó como una unidad independiente y poco a poco va integrándose al resto de la redacción. También la paciencia de la redacción de EL DEBER, y de su Jefe, Tuffí Aré. No es fácil ver cómo un equipo pasa de 4 a 17 personas, cómo crece en el corazón de la redacción, y cómo eso cambia dinámicas y obliga al resto de los periodistas a colaborar con ese proyecto. Y finalmente destacaría la consolidación de la web de EL DEBER, que ha duplicado todos sus indicadores de audiencia en un año, y de los dos canales verticales, SOCIALES y DIEZ. Quien quiera saber qué ocurre en la farándula de Bolivia tiene que ir a SOCIALES.COM.BO. Y DIEZ.BO ya es el portal deportivo de referencia. Es un gran éxito en un año, gracias al magnífico equipo humano.
¿Quedan nuevos retos?
Por supuesto. En el futuro digital, los medios están condenados a reinventarse cada dos o tres años. Y las ediciones digitales sufrirán transformaciones igual de importantes o más que las que están afrontando ahora las redacciones tradicionales. Viene una era móvil que va a volver a sacudir los cimientos del periodismo. Porque va a obligar a replantearse cómo se elabora y cómo se distribuye la información. Y hay que prepararse para ello. Mientras, hay que ampliar y diversificar la oferta en función de la segmentación. Y mejorar cada día. Ese es el reto de EL DEBER.