¿En qué se parecen Javier Milei y Luis Rubiales?

Ambos personajes, en sus respectivos países, dominan la atención mediática.

En la Argentina, los análisis sobre el hombre –pelucón- que habla con sus perros, uno muerto y los otros clonados –bellos mastines-, monopoliza las columnas de opinión.

En España, el hombre –pelado- que besó en la boca a la futbolista Jennifer Hermoso durante el festejo del título Mundial Femenino hace una semana, aparece hasta en los programas del corazón.

Los dos representan realidades que chocan de frente con las nuevas tendencias que intentan hacer un mundo más igualitario, menos violento y respetuoso con los más vulnerables.

Javier Milei el personaje que acabó derrotando en las primarias a la oposición y al oficialismo juntos lo deja librado todo a la mano invisible del mercado, mientras la boca del expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) visible por las 80 000 personas presentes en el estadio olímpico de Sidney, Australia, en la final de la Copa que España ganó a Inglaterra, parece desconocer que una gran parte en el mundo rechaza los besos no consentidos, los manoseos atrevidos a las mujeres en las discoteca (véase el caso del futbolista Dani Alves) políticas excluyentes, insultos como discurso político y un machismo primitivo que normaliza las relaciones entre un poderoso y sus subalternos.