Maradona tuvo “una muerte en agonía”

Por El País con edición dat0s
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juicio muerte de Maradona
Foto: captura de pantalla Clarín

El médico que realizó la autopsia el 25 de noviembre de 2020 declaró como testigo en el juicio contra siete responsables de cuidar de la salud del jugador argentino.

La semana pasada fue crucial en el el juicio contra siete responsables de cuidar la salud de la salud del jugador argentino y crack mundial de fútbol Diego Armando Maradona quien habría sufrido “una muerte en agonía”, de acuerdo a Carlos Casinelli, uno de los cinco médicos policiales que el 25 de noviembre de 2020 realizó la autopsia del jugador, muerto en una habitación de una casa alquilada que, debía ser la sede acondicionada de una internación hospitalaria domiciliaria asistida.

Casinelli, responsable de más de 8.000 necropsias, no ahorró detalles en la sexta jornada del juicio contra doctores, psicólogos y enfermeros encargados de cuidar al astro argentino. El corazón de Maradona, dijo, pesaba 503 gramos, el doble de lo normal para una persona de 60 años, y su cuerpo tenía 4,5 litros de agua acumulados en los pulmones, el abdomen y la cabeza, consecuencia de “una insuficiencia cardíaca o hipertensión”. “El paciente tuvo una muerte en agonía”, repitió una vez más Casinelli, mientras mostraba como prueba un video con los coágulos que encontró en el corazón del jugador.

La audiencia fue la más dura desde que comenzó el juicio el 11 de marzo pasado. Jana Maradona, una de las hijas del jugador, abandonó la sala advertida por los jueces de la crudeza de las imágenes que el forense mostraría en una pantalla. Casinelli se concentró, sobre todo, en el líquido que encontró en el cuerpo de Maradona. “No se forma en una hora, es de a poco. ¿Desde que se externó (el 3 de noviembre de 2020, después de una operación de un hematoma subdural) hasta que falleció? Puede ser”, se preguntó y se respondió a sí mismo. Uno de los fiscales le preguntó entonces si era posible hablar de una muerte imprevista. “Yo le diría que no, juntaba agua con el correr de los días. Era algo previsible, no es que fue una muerte súbita, aguda e imprevista”, dijo, mirando a los jueces. “Esto, fácil, tiene como mínimo 10 días, ya que se le suman la cirrosis y la miocarditis” que padecía Maradona, detalló.

La declaración del forense dejó muy mal parados a los médicos que habían asumido la responsabilidad de cuidar a Maradona. Casinelli dijo que los síntomas, evidentes por la hinchazón que mostraba Maradona, debían haber sido advertidos por los profesionales. “Tenía un abdomen prominente”, explicó, y dio paso a una descripción detallada de la autopsia apoyado por las imágenes. Sobre la causa de la muerte, el médico dijo que Maradona tuvo un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca congestiva agudizada y una miocardiopatía dilatada”. Sostuvo, además, que Maradona no era un paciente para estar en un domicilio, como había decidido el equipo médico que lo atendía, porque su estado merecía controles constantes.

El argumento de la acusación es que la muerte de Maradona podría haberse evitado. El exfutbolista estaba “en una situación de desamparo”, “librado a su suerte”, debido a una atención deficiente. A partir de ese diagnóstico, los magistrados acusaron a los responsables del cuidado de Maradona de homicidio simple, un delito que los puede llevar a la cárcel entre 8 y 25 años. El más comprometido es el neurocirujano Leopoldo Luque, de 43 años, uno de los médicos personales de Maradona en sus últimos años de vida. A comienzos de aquel noviembre de 2020, Luque le había realizado una cirugía craneal por un hematoma y luego había recomendado su internación para que se rehabilitara. La internación se terminó cumpliendo en una casa, dentro de un barrio privado en las afueras de Buenos Aires, sin las mínimas condiciones necesarias para el cuidado del paciente.

 

"Todo intelectual tiene la obligación moral de poner en discusión las decisiones que emanan del poder político"

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