Entrevista: Amaru Villanueva investigador del CIS

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¿Dónde trabajas?

El CIS es un lugar desde donde se estudia al Estado desde el Estado; buscamos comprender las transformaciones sociales, políticas y económicas de Bolivia. Nos interesan los sujetos, tanto individuales como colectivos, quienes se configuran y re-significan dentro del “proceso de cambio”. Los estudiamos desde sus luchas, subjetividades, su relación con la esfera pública y los movimientos sociales, sus patrones de consumo…

¿Patrones de consumo?

Uno puede estudiar a los shoppings como laboratorios sociales, nidos de ambivalencia. Coexiste el hiper-consumismo con la inclusión social y económica. Cuando veo a gente marginada y excluida ocupando el Megacenter, me causa una combinación de júbilo y angustia… es un campo fértil para la investigación social.

¿Cuándo nace el CIS y cómo se ha ido desarrollando?

Nacemos en octubre de 2013. En términos institucionales estamos pasando de la infancia a nuestra adolescencia. Esto significa ser más independientes, sí, pero también viene con los imperativos de ser curiosos y audaces.

¿Cuáles han sido los resultados?

Hemos editado y publicado más de 10 libros y estamos a cargo de la Biblioteca del Bicentenario, el proyecto editorial más importante realizado en Bolivia.

¿Es un trabajo creativo o es apenas una recolección de datos que se editan?

La investigación social no se trata de compilar datos sino de dotarlos de sentido. Esto parte de generar buenas preguntas; una vez generadas nos toca investigar. Este no es un ejercicio meramente mental o libresco, tenemos la obligación de ser empiristas y recopilar datos para poner a prueba las ideas.

Acaban de presentar el premio a la mejor tesis, ¿cómo nace la idea?

Escribir una tesis puede tomar años de investigación, tropiezos, reflexión, escritura. Existen trabajos brillantes que acumulan polvo en las bibliotecas universitarias, textos que contienen ideas y datos pero que no han sido leídos por más de 3 o 4 personas. Estos merecen ser reconocidos y difundidos.

¿Trabajar en esta área es estimulante?

Te conecta profundamente con la realidad tan compleja y múltiple en la que vivimos.

¿Qué temas de investigación te interesan?

Me obsesiona la antropología de las élites tradicionales contemporáneas en Bolivia. Históricamente se ha estudiado a los pueblos indígenas como si fueran salvajes nobles o seres exóticos. Me alucina la idea de hacer etnografías de este tipo con las señoras de Rotary Club que juegan al rummy, por ejemplo, o entrar al Club de Golf como si fuera un territorio desconocido, regido por su propia ritualidad, cosmovisión, folclorismo – porque para la mayor parte del país lo es.

¿Qué otras actividades desarrollas?

En mi anterior vida editaba la revista Bolivian Express, también hacía periodismo freelance. No he dejado de escribir a mi manera, pero como ya no es mi trabajo es lo que me encanta hacer en mi tiempo a solas.

¿Cómo ves Bolivia de aquí a 10 años?

Cuando me fui a estudiar a Inglaterra en 2003 muchas personas de mi edad querían salir de aquí, a realizar su sueño americano. Cuando retorné descubrí que esta era una tierra de oportunidades. Espero que en 2025 Bolivia sea un país donde todos puedan venir a hacer un aporte y también realizarse. Que en todo el mundo se hable del “sueño boliviano”.