Mundial Brasil 2014: Hablemos de racismo y discriminación

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Ante la investigación de la FIFA a México por supuesta discriminación de sus hinchas en el Mundial de Brasil 2014, el corresponsal de BBC Mundo en México, Juan Carlos Pérez, da su visión personal sobre lo que ha vivido en los lugares de América Latina en los que ha estado.

Recuerdo el partido y el lugar, pero no la fecha exacta. Mediados de los ’90, juego entre el Envigado Fútbol Club y el Deportivo Pereira (el equipo al que sigo en Colombia), en el Estadio de Envigado.

Me senté con mi novia lo más cerca que pude de los hinchas del Pereira, pero sin unírmeles. Apenas había empezado el partido y los fanáticos pereiranos, bastante ebrios, ya insultaban sin parar al Envigado y a sus seguidores.

En un momento, disgustado, les reproché lo que estaban haciendo y me senté lo más lejos que pude de ellos. Ya no disfruté del partido. Desde entonces he vuelto muy pocas veces al estadio.

Recuerdo esto al leer que la FIFA empezó una investigación contra la selección mexicana por los cánticos insultantes proferidos por sus hinchas en los partidos contra Camerún y Brasil.

“Puto” es la palabra en cuestión, una manera burlona e hiriente de referirse a los homosexuales en México.

Su equivalente en Colombia, “marica”, fue una de las más utilizadas esa tarde de hace década y media por los hinchas del Pereira.

Y racismo

No fue el único episodio controvertido que ocurrió esta semana en México en relación con el fútbol.

Un famoso presentador de televisión y periodista fue fotografiado viendo un partido en una cadena rival, lo que generó múltiples burlas en las redes sociales.

Un reportero de la cadena salió en su defensa por Twitter y no se le ocurrió nada mejor que calificar de “indios” a quienes se reían del presentador.

Después, por supuesto, salió a disculparse y borró el tuit, pero su intención quedó bastante clara.

Esto me hizo acordar del episodio entre el uruguayo Luis Suárez -jugador del Liverpool- y Patrice Evra, entonces marcapunta del Manchester United.

Suárez utilizó la palabra “negro” de manera despectiva contra Evra (quien, por lo demás, habla español).

Luego trató de defenderse diciendo que en su país decirle “negro” a alguien es un término cariñoso. Algo que muchos uruguayos, que salieron en su defensa, refrendaron.

Claro, en Colombia también lo hacemos: yo muchas veces le digo “negrito” a mis amigos y a una sobrina que adoro la llamo “mi negra”.

Pero todo depende de la intención detrás de la palabra. En Colombia -un país al que considero profundamente racista y clasista- crecí escuchando frases como “indio patirrajado” y “negro ni el teléfono”, para nada cariñosas.

La comisión disciplinaria del fútbol inglés consideró que la intención de Suárez sí había sido racista y lo suspendió ocho partidos.

Regreso sin gloria

En 2012, luego de casi 15 años en Europa, regresé a América Latina, como corresponsal de BBC Mundo en México.

Aunque seguía muy de cerca lo que pasa en el hemisferio -más fácil en esta era digital- y visitaba a menudo la región, no es lo mismo estar inmerso por completo en su realidad.

¡Cómo me hacían de falta la calidez, facilidad para la conversación y amistad de los latinoamericanos! La comida, el clima, mi idioma materno…

Pero al mismo tiempo, cómo me conmocionó la homofobia, el machismo y el clasismo abierto y despreocupado de muchas personas.

Por ejemplo, me impresionó ver cómo, en las calles de Ciudad de México, la inmensa mayoría de los mendigos son indígenas.

Eso no puede ser casual, me digo. Como tampoco es casual que el departamento más pobre y abandonado de Colombia (El Chocó) sea de mayoría negra.

Por supuesto, la explicación racista (¡cuántas veces la he escuchado en Colombia!) para ésto es que negros e indígenas son perezosos por naturaleza.

Lo cultural como natural

Una vez, durante la transmisión de un partido en una de las principales cadenas de televisión mexicana, escuche burlas homofóbicas durante unos quince minutos.

Me quejé por twitter y cambié de canal, aunque sé que ese tipo de protestas de poco sirven en nuestra región, pero desde hace unos años tomé la decisión de siempre decir o hacer algo cuando escucho o presencio algo así.

Pensándolo un poco, creo que la palabra clave en todo eso es “natural”. Para mucha gente en América Latina es natural que negros e indígenas sean los más pobres (y objeto de burlas); que los homosexuales sean considerados ciudadanos de segunda.

Y que muchas veces la función de las mujeres sea casi decorativa. Es lo que -hasta ahora- he visto que ocurre con la mayoría de las enviadas de las cadenas mexicanas a Brasil: salen bailando, haciendo comentarios insulsos o entrevistas livianas. Poquísimas veces se les ve participando como analistas o como periodistas.

Y no creo que sea por falta de talento o inteligencia. Están cumpliendo un rol que la misma sociedad les asigna. Y las televisoras representan lo que creen que la mayoría de la sociedad considera aceptable y deseable.

Pero todo esto no es “natural”. Es cultural, fabricación del hombre.

Entonces, a veces eso que se considera como “natural” en algunas sociedades, entra en colisión con lo que otras sociedades juzgan que es inaceptable.

Fue lo que pasó con Suárez e Inglaterra. Es lo que ha pasado con los hinchas mexicanos en Brasil. Me cuenta un colega que es normal que las porras le griten “putos” a los jugadores e hinchas opositores.

Y no ocurre sólo en Colombia o México. El racismo y la homofobia -creo- son endémicos en América Latina y ¿qué mejor lugar para expresarlos que en la segura ebriedad de la masa?

Una colega argentina, por ejemplo, me informa que un cántico en Argentina contra el Boca Juniors (que es visto como el equipo del pueblo) es “¡Cantemos todos que La Boca está de luto, que son todos negros putos de Bolivia y Paraguay!”.

(No me queda espacio para hablar de España, el único país de Europa donde, en un par de ocasiones, me han despreciado abiertamente al oír mi acento -sudamericano- y donde escuché la frase “los ecuatorianos se reproducen como ratas”. Creo que tienen un serio problema de racismo que aún no aceptan como sociedad y que de tanto en tanto brota más visiblemente… en los estadios).

Hace poco, un amigo que se proclama de izquierda pero que tiene una visión tan llena de prejuicios sobre los reclamos de homosexuales y negros que parece de ultraderecha (y así se lo dije) me espetó que lo que pasaba es que yo me había vuelto “arrogantemente europeo”.

Ojalá. Si fuera europeo no me dolería tanto.

Este lunes 23 de junio, a partir de las 3 pm, hora de Londres, misma hora en Colombia, 10 am en Miami, 12 pm en Argentina, estaremos debatiendo en vivo sobre este tema. Están todos invitados.

Siga al corresponsal de la BBC en México y Centroamérica a través de Twitter en clic@JCPerezSalazar