Rusia acelera anexión de Crimea

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Rusia y Crimea se apresuran a poner en práctica y consolidar los resultados del plebiscito del domingo en el que, según las autoridades de esta península del mar Negro, los crimeos de forma casi unánime expresaron su voluntad de integrarse a Rusia frente a un insignificante número de partidarios de seguir en Ucrania con competencias ampliadas. El Parlamento de la península, en una sesión extraordinaria a puerta cerrada, votó el lunes una declaración de independencia efectiva este mismo día y facultó al primer ministro, Serguéi Axiónov, y al jefe del legislativo, Vladímir Konstantínov, para acudir a Moscú para firmar un tratado bilateral con Rusia en el que se sellará la anexión.

Basándose en el resultado oficial del referéndum, en Moscú el presidente Vladímir Putin promulgó un decreto en el que reconoce a Crimea como un Estado soberano.

El decreto difundido en la página de web del Kremlin es un paso previo a la sesión conjunta extraordinaria de las dos cámaras del legislativo ruso (Duma Estatal y Consejo de la Federación) que se celebrará el martes en presencia de la delegación de Crimea encabezada por Axiónov y Konstantínov. En la sala de San Jorge del Kremlin, Putin tomará la palabra a las tres de la tarde de Moscú (tres horas antes en España) para explicar su ya clara posición sobre Crimea.

De acuerdo con la legalidad internacional, Crimea es una república autónoma de Ucrania y el referéndum del domingo solo es reconocido por Rusia. Resultado de las turbulencias provocadas por el Maidán (las protestas) de Kiev, la consulta fue preparada en el plazo récord de diez días y realizada en un entorno militarizado y mayormente controlado por los uniformados rusos. Los resultados proclamados suscitan serias dudas, incluso entre los convencidos de que la opción rusa (dejando aparte la legalidad ucrania) sería mayoritaria en Crimea si hubiera podido formularse en unas condiciones más sosegadas. La comunidad tártara, que constituye cerca de un 13% de la población, se había pronunciado mayoritariamente por el boicot; los ucranios, que son cerca del 24%, estaban divididos, y unidades militares ucranias bloqueadas por los rusos no pudieron y tampoco quisieron votar. Además, hubo irregularidades patentes tales como la posibilidad de votar con solo acudir a un colegio y solicitar sumarse a la lista de electores.

Por la incorporación a Rusia votaron el 96,77% de los crimeos (1.233.002 personas) y a favor de Ucrania, el 2,51% (31.000 personas), según el presidente de la comisión del referéndum, Mijaíl Mályshev, que informó del resultado oficial al Parlamento. En el referéndum habrían votado el 83,1% del censo (1.274.096 personas) y 9.097 papeletas habrían sido declaradas nulas. La victoria de la opción rusa, sin ser una sorpresa para nadie, provocó una oleada de júbilo entre los rusos de la península, que en las ciudades de Sebastopol y Simferópol salieron a la calle a celebrarlo con banderas, música y efusiones emotivas. En Simferópol motoristas y conductores se pasearon por la ciudad tocando los cláxones y agitando los colores rusos hasta bien entrada la noche. Los canales de televisión locales, combinados con los canales rusos, bombardearon con las imágenes de euforia al tiempo que emitían reportajes destinados a calmar a los tártaros con ejemplos de tártaros residentes en Rusia que gozan de respeto y han hecho carrera. Los canales de televisión ucranios han sido bloqueados y las emisoras de radio ucranias son interferidas.

El lunes, Crimea se adentraba en un nuevo mundo. En Simferópol, militares equipados como para una operación de asalto y sin señas de identificación habían bloqueado las calles que rodean el Parlamento, en cuyo interior los dirigentes secesionistas procedían a formalizar las nuevas realidades. Hasta el domingo, la sede del legislativo había estado vigilado por uniformados heterogéneos y exóticos, que incluían milicianos, cosacos, miembros de la disuelta Berkut (fuerzas de intervención especial ucrania) y un número no determinado de militares rusos. El lunes, la vigilancia corría a cargo de un único y bien equipado comando de operaciones especiales, que registraban a quienes enfilaban las calles cercanas al Parlamento.

Los parlamentarios se dedicaron a desmontar la legalidad ucrania en Crimea para comenzar a construir su propio proyecto. Por la “declaración de independencia” de Crimea votaron 85 diputados (de un total de cien de la cámara). La “República Autónoma de Crimea” fue sustituida por “República de Crimea”. La hora de Kiev (una hora más que en España) será sustituida por la hora de Moscú a partir del 30 de marzo (tres horas de diferencia con España en invierno y dos horas en verano). El Soviet Supremo o Rada de Crimea será el Consejo de Estado o Parlamento. La grivnia será sustituida por el rublo, aunque de forma paulatina y con un plazo de circulación hasta enero de 2016. En una disposición económica, el Parlamento determinó las bases de funcionamiento del sistema de finanzas local. El flamante “Banco de Crimea” asegurará la circulación monetaria y el funcionamiento de sistema financiero y se ocupará de sustituir la grivnia por el rublo. El Ministerio de Finanzas de la república pasa a controlar las delegaciones en Crimea de la Tesorería del Estado, el Ministerio de Impuestos y la Inspección de Finanzas. En 2014, el sistema de pagos de pensiones, sueldos y servicios sociales seguirá funcionando como en Ucrania, pero el Consejo de Ministros ha pedido ayuda financiera a Rusia. A la sesión asistían varios diputados de la Duma Estatal de Rusia y el cónsul de ese país en Simferópol.

En su declaración de independencia, la república de Crimea se dirigió a la ONU y a todos los países del mundo para pedirles que la reconozcan como un Estado independiente, fundado por los pueblos de Crimea. La declaración prevé un estatus especial para la ciudad de Sebastopol, que en la Unión Soviética se sometía directamente a Moscú, y en Ucrania, a Kiev. También se ha abolido la legislación y los símbolos del Estado ucranio. La propiedad estatal de Ucrania en la península pasa a ser propiedad de Crimea.

La declaración pide que Crimea sea incluida en Rusia como sujeto de la federación “con el estatus de república”. La precisión es una novedad para evitar que Crimea se convierta en una simple provincia rusa y asegurarle el rango de territorios como Tatarstán o Daguestán, que en el pasado tenían más derechos que las provincias y regiones, pero que actualmente mantienen solo diferencias simbólicas y ceremoniales con respecto a las otras unidades territoriales de Rusia, que tiene un total de 84.

En relación a los militares ucranios emplazados en Crimea, Konstantínov dijo que no se perseguiría a quien “por sus convicciones no acepta la independencia de Crimea y continúa fiel al Estado ucranio”. “A los militares de las fuerzas armadas de Ucrania se les da la alternativa de hacer su servicio en Crimea, jurando lealtad a la república, o de continuar su servicio fuera de la península, en el marco del ejército ucranio”, señaló, para agregar que este principio se aplicará a los funcionarios estatales y de los cuerpos armados que han jurado lealtad a Ucrania. “Nadie será obligado por la fuerza a prestar juramento”, manifestó Konstantinov, según el cual en el referéndum “no se votó contra Ucrania y los ucranios, “pero si el régimen que ha tomado el poder en Kiev amenaza a la república e intenta chantajearla, los crimeos sabrán defenderse y hay que recordar que detrás de nosotros está Rusia, que no deja abandonados a los suyos”. Según el servicio de prensa del Parlamento, Konstantinov afirmó que se creará un “punto de entrega de los símbolos del estado ucranio” y que “las autoridades de Crimea los tratarán con delicadeza”. Konstantinov dio “garantías” a los propietarios particulares de que podrán conservarlas si “han sido adquiridas de modo legal”. Afirmó que las autoridades de la república “harán todo lo que de ellas depende” para que la incorporación de Crimea a la Federación Rusa no perjudicara a los intereses de nadie y sea “lo más cómoda posible” para todos los crimeos.

En Moscú, fue retirado de la Duma el proyecto de ley destinado a simplificar la incorporación de nuevos territorios a Rusia que había sido presentado por el partido Rusia Justa. La declaración de independencia de Crimea -que teóricamente crea un sujeto legal intermedio entre la pertenencia a Ucrania y la incorporación a Rusia- ha hecho innecesario recurrir a ese proyecto que asustó aún más de lo que están a los vecinos de Rusia por cuanto suponía la posibilidad de que Moscú se anexionara Crimea directamente y sin un sujeto jurídico (aunque sea virtual) intermedio. Los dirigentes rusos, comenzando por Vladímir Putin, están exaltando los ánimos separatistas en el mundo. Sin embargo, en lo que se refiere a su propio territorio actúan con criterios diametralmente opuestos. El próximo 9 de mayo entran en vigor los cambios legales en el código penal que prevén castigos para la propaganda del separatismo. El documento fue presentado en la Duma por los comunistas el pasado diciembre y firmado por el presidente de Rusia el 28 de diciembre de 2013. A tenor de la nueva legislación, las exhortaciones públicas dirigidas contra la “integridad territorial” de la Federación Rusa pueden castigarse con cuantiosas multas, trabajos obligatorios de hasta trescientas horas o privación de libertad de hasta tres años. Si las exhortaciones dirigidas contra la integridad territorial se realizan con ayuda de los medios de comunicación, el castigo puede ser de hasta cinco años de privación de libertad.

La delegación oficial de Crimea se marchó el lunes a Moscú. Uno de los miembros del equipo, que prefirió quedarse en Simferópol, afirmó que hay que estudiar bien las condiciones de lo que se firma. “No habría que perder todo lo bueno que hemos acumulado como parte de Ucrania en estos 23 años desde que la URSS se desintegró”, dijo. En privado, medios diplomáticos occidentales daban por perdida la península, más allá de que este territorio paradisiaco se convierta en un tema global permanente por muchos años en las relaciones entre Rusia y Occidente. Eso, en el mejor de los casos, porque existe aún el peligro de que haya derramamiento de sangre, ya sea por una provocación, ya sea porque alguno de los ucranios asediados en las unidades militares decida plantar cara a los rusos por una cuestión de patriotismo. El derramamiento de sangre pondría en funcionamiento otra lógica en la que ya no sería posible hablar de “hermanos eslavos”.

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