Brasil: Similitudes entre la crisis de 1989 y la actual

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El desenlace de la actual crisis política es muy curiosa. Y por desenlace no se entienda la maniobra de “golpe paraguayo,” para promover el impeachment de Dilma. Sólo un completo ignorante – como Aécio Neves – puede apostar por esta hipótesis.

El mayor enigma es como nacerá la tercera vía del modelo político brasileño. En el período democrático, el equilibrio político se daba con la polarización entre PTB y UDN y en la mediación de la PSD. Durante el período militar, fue instituido el bipartidismo Arena y MDB.

En la redemocratizacion el bipartidismo se vio compensado por los intentos de Tancredo para montar su PSD. El fracaso del gobierno de Sarney, la rápida desmoralización de las instituciones existentes – todos se lanzaron en el botín, capitaneados por el PMDB – y el progreso económico y social del país, rompieron con ese modelo.

De la grave crisis política de la época, surgieron tres fenómenos:

Un outsider, Fernando Collor.

Un nuevo bipartidismo – representado por el ascenso del PT y por la reorganizacioón de parte del PMDB alrededor del PSDB, suavizada por un centro, que a veces era el DEM y otras el PMDB.

El estallido de las manifestaciones democráticas en la calle y una nueva militancia apareciendo.

La crisis actual tiene similitudes y diferencias con la crisis de la Nueva República.

Las semejanzas están en el vacío político. En cierto modo, marca el fin del modelo político que gobernó el país durante los últimos 20 años.

Los dos partidos hegemónicos – PT y PSDB – perdidos en sus propias contradicciones. “Mensalão” y “Lava Jato”, y el respaldo de las medidas ortodoxas de Dilma, hirieron profundamente la mística del PT. Y el PSDB no consigue articular ni siquiera un discurso coherente, se convirtiendose en un lugar de caciquismo estéril y sin ideas ni propuestas.

Entonces comienzan las contradicciones emergen.

La primera es que Collor fue capaz de montar una nueva bandera, que se convirtió en hegemónica en el mundo: el neoliberalismo de Reagan y Thatcher.

Hoy en día, no se tienen banderas ni internas ni importadas.

La segunda es la ausencia de figuras de referencia. En 1989 había un Collor con su discurso anti-maharajás y Lula que emerge de las diputas epicas de Villa Euclides.

Además, había una base paulista – tanto en el PSDB como en el PT – trayendo la idea de modernidad y profesionalidad, por una parte, de participación popular por la otra.

Hoy en día el epicentro de la crisis se encuentra en São Paulo, donde la política envejeció muicho maas agudamente que en otros estados. Aquí se convirtió en la tumba de la política. La experiencia de São Paulo sólo funciona cuando se trata de derrocar presidentes electos.

El PT todavia tiene el activo de la Fundación Perseo Abramo. Pero el endurecimiento de la burocracia del partido dificulta cualquier asimilación de nuevas ideas.

La Red fue un in tento de reorganización del liberalismo en torno banderas modernas – de las cuales el PSDB definitivamente se retiró.

Pero falta un nombre nacional. Marina Silva es definitivamente es muy débil.

El PT todavía tiene el nombre de Lula. Pero cada día que pasa, la saga de Lula se convierte en un punto cada vez más distante para las nuevas generaciones que vienen.

Habrá una solución al callejón sin salida, ya que no hay vacío de poder.

Pero, quién dige que sabe lo que será, estará mintiendo

 

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