Los presidentes guerreros

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Desde el comienzo de la pandemia de la Covid – 19 escuchamos varias frases que con velocidad supersónica adoptaron los líderes mundiales, como si todos fueran actores de una misma obra teatral escrita por alguien sin definición. “Estamos en guerra, peleando contra el enemigo invisible”, suena en todos los idiomas. Los pacifistas y los guerreros, los demócratas y los dictadores. Todos están en guerra ahora. Este enemigo no tiene ideología, ni raza, ni moral.  No es político, ni nacionalista. Se podría decir que es muy demócrata porque no hace diferencia entre las clases sociales, no es racista ni nacionalista.

Los humanos todos somos ahora, en esta guerra: soldados y civiles. A este enemigo no lo podemos sentar en una mesa de negociación y debate y ofrecerle autonomía, mayor presupuesto, más fuentes de trabajo o intercambiar territorio con él. Tampoco podemos firmar un cese al fuego. Al terminar con los chinos; se expandió para burlarse de las civilizaciones creadoras de alianzas militares y estrategas de las conquistas. Hasta hace poco los estados amigos y aliados comenzaron a distanciarse y demostrar que en una situación de pandemia todos comienzan a preocuparse por sí mismos y nadie gasta fácilmente sus recursos para ayudar a otros. Se rompen las amistades.

Si esto es una guerra entonces cada persona es nuestro enemigo en potencia. Hasta el nieto que juega en la casa de sus abuelos se convierte en una amenaza. Ni la corrupción ni las protestas de trabajadores descontentos ni de los estudiantes, ni las instituciones arcaicas, ONGs, ni los sistemas burocráticos pesados ni el hambre han podido hacer lo que está haciendo este enemigo.

Es posible que este enemigo nos ayude a entender que el occidente no podrá convencer a China que su modelo de vida es ideal. Tal vez el occidente vea con claridad que China representa una real amenaza a su hegemonía. Es posible que entendamos que los maestros y los médicos no son nuestros adversarios y que resolver a tiempo las demandas e inquietudes de estos sectores profesionales nos traerían alivio en etas circunstancias. Muchos tabúes y falsas verdades se están desenmascarando y perdiendo fuerza. Salen a la luz las debilidades sistémicas y personales. Así como las fortalezas humanas.

Es posible que exageren los críticos que cuestionan el rol de las diferentes alianzas al describir la indiferencia de los que con brazos cruzados observaron el caos y sufrimiento en China al principio, posteriormente en Italia y España cuando este terror de virus comenzó, pensando muchos, tal vez, que sus fronteras resistirán. Después de meses de lucha contra el enemigo, sin embargo, se nota que no hay pandemia suficientemente grande y fuerte que puede hacer olvidar a los presidentes guerreros que las elecciones se acercan. No hay pandemia que pueda obligar a estos guerreros olvidar sus ambiciones personales y poner el bien de todos sobre su propio bienestar.