Oportunismo de los fracasos

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Foto: BBC

La decisión de los aliados en el Gobierno de frenar la carrera a la elección de la presidenta transitoria evita el fracaso irreversible de su candidatura, en consecuencia el fracaso de Samuel Doria Medina, los Revilla, Oliva, Costas para hablar de algunos visibles reclutados en torno a la fórmula que la proponía a la presidencia. Su fracaso sinónimo de derrota en las urnas arrastraba al fracaso de todos ellos.

El efecto de la historia


Poco antes de las elecciones de octubre de 2019 la administración masista evitó la divulgación de una encuesta de Jubileo en la que el entonces partido de Gobierno no conseguía abrir la diferencia de los necesarios 10 puntos para alcanzar la presidencia en primera vuelta. Entonces, Evo Morales, podría haber tomado una decisión histórica renunciando a su postulacion ya cuestionada por los resultados del referéndum del 21F que voto en contra de su reelección. Pero Morales se valió de su poder para silenciar ese resultado y manipular la justicia recurriendo a subterfugios y se postuló. La historia le jugó una trastada y tuvo que escapar del pais como lo había hecho Sánchez de Lozada en octubre de 2003.

La precaria unidad


De cierta forma sucede lo mismo con Jeanine Áñez. Su candidatura se venía abajo sin la menor chance de un resultado favorable. Había caído al cuarto puesto y sus votos tristes y opacados no jugarían en la estrategia para la conformación de un nuevo Gobierno. La imagen de la presidenta transitoria se asociaba a ineficiencia e inestabilidad. Su renuncia podría darle un giro imprevisto al proceso electoral.

Añez jugó una ficha para evitar su fracaso político que de alguna manera representaba el fracaso del movimiento poselectoral de octubre de 2019. Y de quienes disimuladamente evitaron expresiones de eufória de la precaria unidad que propone.