La historia del águila del “Graf Spee”, ícono nazi que un empresario argentino quiere destruir

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El águila de bronce con una esvástica en sus garras, de 2,8 metros de largo y 350 kilos, que adornaba el buque de guerra nazi Admiral “Graf Spee”, hundido en el puerto de Montevideo hace 82 años, es motivo de controversias desde que fue sacada del fondo del Río de la Plata.

Y estos días volvió a ser noticia después de que el millonario argentino Daniel Sielecky, residente en Punta del Este, dijera que quiere comprar el símbolo nazi para destruirlo por completo. “Una vez que la tenga en mi poder, de inmediato, la haré volar en mil pedazos. Cada trozo que resulte de la explosión será pulverizado. No quedará nada”, dijo Sielecki, uno de los dueños de Laboratorios Elea, a un medio uruguayo.

Graf Spee

El “Graf Spee” era una embarcación emblemática de la Alemania nazi. A inicios de la Segunda Guerra Mundial fue protagonista del único episodio de la Segunda Guerra Mundial en Sudamérica y la primera batalla que enfrentó directamente a las marinas británica y alemana. El buque, con 1.100 tripulantes, zarpó en agosto de 1939 desde Alemania, una semana antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial y en su recorrido por el Océano Atlántico hundió nueve barcos mercantes británicos que llevaban mercancías para abastecer principalmente al Reino Unido.

La pieza con el águila y el telémetro -un equipo de 27 toneladas para medir distancias- habían sido recuperada en 2006 desde el fondo acuático en la bahía de Montevideo por los hermanos Alfredo y Felipe Etchegaray, junto al buzo Héctor Bado. El interés del empresario de Sielecky surgió luego de que la Justicia uruguaya condenara al Estado del país vecino a pagarle a quienes la rescataron.

Remate público

Según la resolución judicial dictada en 2019, en segunda instancia, el Estado deberá someter a remate público los objetos o realizar un llamado a precios de acuerdo con el TOCAF (Texto Ordenado de Contabilidad y Administración Financiera), la que rige los procesos de compras y contrataciones estatales.

El empresario argentino compartía la opinión de aquellos que no quieren que el águila sea un objeto de culto para los seguidores del nazismo.

Ante las declaraciones de Sielecky, el empresario Alfredo Etchegaray propuso por el mismo medio uruguayo que el destino final del águila no sea la destrucción, sino que sea parte de un homenaje a los judíos que fueron masacrados durante el Holocausto. Antes, Etchegaray ya había ofrecido la pieza a los directivos del Museo del Holocausto, conocido como Yad Vashem, pero la iniciativa fue rechazada.

Lo cierto es que habrá que esperar hasta el 31 de enero si, culminada la feria judicial en Uruguay, los abogados del Estado interponen un recurso contra el fallo en segunda instancia. La venta podría demorarse buena parte del año en caso que ello suceda.