Transparencia Internacional: Estancamiento de la corrupción en países de América

France 24
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Foto: AFP | R. Arduengo

La ONG Transparencia Internacional (TI) publicó este martes el Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) correspondiente al ejercicio 2021. En él, el organismo concluye que la corrupción lleva una década enquistada en los países de América y mira con especial preocupación a Centroamérica en donde se ha visto avanzar el autoritarismo.

“Los países de América están totalmente estancados en la lucha contra la corrupción. Los líderes corruptos apuntan contra activistas y consolidan su poder, al tiempo que se atacan los derechos de la prensa, la libertad de expresión y la libertad de asociación”, indicó Delia Ferreira Rubio, presidenta de Transparencia Internacional.

“Se necesitan acciones contundentes para revertir esta tendencia, proteger a la sociedad civil y defender los derechos humanos y la democracia”, añadió. Por su parte, Luciana Torchiaro, asesora regional para América Latina de TI, explicó a la agencia EFE que este estancamiento no solo “ha socavado la democracia y los derechos humanos”, sino que ha ahondado también en los índices de pobreza y desigualdad.

Torchiaro reconoce que en la región existen los elementos legislativos para luchar contra la corrupción, pero falta compromiso de los gobiernos para llevar a cabo “acciones firmes” que materialicen dicha capacidad. Hace hincapié además en la importancia de la separación de poderes en una región con un sistema “muy débil” de pesos y contrapesos.

El informe señala que gobiernos como los de Guatemala o Venezuela “han atacado a organizaciones de la sociedad civil y activistas para silenciar el disenso y mantener esquemas de poder corruptos”. Otros, como los de Brasil o El Salvador, tienen un fuerte discurso anticorrupción, pero llevan a cabo medidas regresivas para combatirla.

Preocupa la situación de Centroamérica

A la ONG le preocupa especialmente la situación en Centroamérica. Allí, señalan, la lucha contra la corrupción “se encuentra en su nivel más bajo en un momento en que el autoritarismo se apodera de Nicaragua (20) y amenaza a El Salvador (34)”.

“En Nicaragua, la concentración de poder en las más altas esferas ha permitido que el gobierno viole los derechos humanos y se burle del sistema electoral. En El Salvador, el gobierno toma medidas que socavan la independencia del poder judicial y ataca en forma pública a organizaciones de la sociedad civil, activistas y periodistas independientes”, apuntan en su comunicado de prensa.

El IPC mide la percepción sobre el nivel de corrupción en una escala que va desde el 100 (mayor transparencia) al 0 (mayor nivel de corrupción). En dicha escala, los países del continente americano se sitúan en una media de 43 puntos, con dos tercios de los países por debajo de 50.

En lo más alto se sitúan Canadá (74), Uruguay (73), Chile (67) y Estados Unidos (67), si bien Canadá y Chile han visto un deterioro de esta puntuación. Torchiaro apunta, sin embargo, que Chile tiene con el nuevo Gobierno una oportunidad “única” para revertir esta tendencia. Del lado opuesto se encuentran Haití (20), Nicaragua (20) y Venezuela (14). Estos dos últimos junto a Canadá están en mínimos históricos.

Entre los países más estables de la región, TI señala a Uruguay, a quien la asesora regional para América Latina pone de ejemplo. “Lo que hemos podido confirmar con el caso de Uruguay es una de las grandes hipótesis de Transparencia Internacional: cuando las instituciones fuertes y democráticas funcionan, la corrupción es menor”, aseguró a EFE.

Estancamiento a nivel mundial

Los malos datos generales de los países de América se engloban en un contexto mundial en que, según la ONG, la lucha contra la corrupción está prácticamente estancada en la última década. El informe no registra avances en el 90% de los países, entre los que destacan Dinamarca, Nueva Zelanda y Finlandia como países más transparentes.

La preocupación de la ONG recae especialmente en los países con peores porcentajes, dado que un mayor índice de corrupción no solo socava la democracia, sino que es base para una mayor capacidad para cometer violaciones contra los derechos humanos.

“Los derechos humanos son más que algo deseable en la lucha contra la corrupción. Los modelos autoritarios destruyen los controles y contrapesos independientes y hacen que tomar acción contra la corrupción dependa de los caprichos de una élite”, aseguró Delia Ferreira Rubio.

No en vano, de los 331 asesinatos de defensores de los derechos humanos que señala la ONG, el 98 % se produjo en países con una puntuación inferior a 45 puntos. Pese a ello, se remarca que también en las democracias consolidadas se ha visto un retroceso general en medidas anticorrupción y en defensa de los derechos humanos.

Con EFE y medios locales