La “era del dinero barato” ha comenzado a quedar atrás.
La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunció este miércoles un aumento en la tasa de interés por primera vez desde 2018.
El incremento de 0,25 puntos porcentuales marca un giro en la política de la Fed que había mantenido el costo del dinero casi en cero desde el inicio de la pandemia de covid-19.
Con la decisión, las tasas en EE.UU. quedan en un rango de entre 0,25% a 0,5%.
La medida busca amortiguar el rápido aumento de una inflación que ha escalado a un 7,9%, el nivel más alto en ese país desde 1982.
Los tipos de interés estaban en mínimos históricos desde marzo de 2020 para tratar de estimular la actividad económica y salir más rápido de la recesión creada por el impacto de la pandemia.
Pero ahora, con la guerra que se está librando en Ucrania y las expectativas de que el costo de la vida siga aumentando en EE.UU. y el resto del mundo, la subida de los tipos de interés, dicen analistas, era casi inevitable.
“Estamos atentos a los riesgos de una mayor presión alcista sobre la inflación”, dijo Jerome Powell, presidente de la Fed.
“La economía estadounidense es muy fuerte y está bien posicionada para manejar una política monetaria más restrictiva”, agregó Powell.
El anuncio de la Fed es considerado como el comienzo del fin de una era en que pedir dinero prestado a los bancos fue muy conveniente.
De hecho, es probable que el incremento anunciado este miércoles sea el primero de varios este año, señalan analistas, ya que la Fed adelantó que “los aumentos continuos en el rango objetivo serán apropiados”.
Con dos años de bajas tasas a nivel global, las personas, los inversores y los países que contrajeron deudas lograron tener acceso a dólares más baratos que los incentivaron a consumir o invertir, echando a andar los motores estancados del crecimiento económico.
Pero ahora las cosas han cambiado. Y aunque la inflación ya estaba disparada desde antes de que comenzara la guerra en Ucrania el 24 de febrero, el conflicto les ha puesto mucha más presión a los países.
¿Por qué es importante?
Es importante porque el costo de pedir dinero prestado tiene efectos directos en las personas al contratar créditos (como los hipotecarios o de consumo) o pagar deudas.
También afecta a las empresas y los gobiernos que requieren financiamiento para realizar inversiones o renegociar compromisos financieros.
Las decisiones de la Fed, equivalente al banco central en otros países, son esenciales para el rumbo de la economía. Las tasas más altas controlan la inflación, pero al mismo tiempo, reducen el crecimiento económico.
Es por eso que un aumento de los tipos de interés forma parte de un complejo dilema: es mejor controlar la inflación y afectar el ritmo de crecimiento o es mejor mantener los motores del crecimiento encendidos pese al aumento del costo de la vida.
Históricamente los movimientos de las tasas estadounidenses, incluso aunque sean de un cuarto de punto, tienen repercusiones a nivel global.
Los inversores mueven sus capitales de un país a otro, se agitan las bolsas y el resto de los bancos centrales toman decisiones guiándose por el rumbo que sigue la mayor economía del mundo.
¿Cómo afecta a América Latina?
La decisión de la Fed tiene el potencial de afectar las vidas de millones de personas en todo el mundo en desarrollo.
“Que Estados Unidos suba los tipos de interés le afecta bastante a Latinoamérica”, le dice a BBC Mundo Juan Carlos Martínez, profesor de Economía en la universidad IE Business School, España.
“Hay más riesgo de que capitales que estaban invertidos en Latinoamérica se vayan a Estados Unidos, provocando una depreciación de las monedas locales y una mayor inflación”, estimulada precisamente por esa pérdida de valor de las monedas de los países frente al dólar.
Es por eso que muchos temen que la decidión de la Fed acelere una salida de capitales de la región hacia ese país, buscando mayores rentabilidades.
Eso se explica porque si los grandes inversores consideran que comprar bonos estadounidenses (la deuda que emite el país para conseguir financiamiento en los mercados) es más atractivo, entonces le prestan menos dinero a los países de la región o le “compran deuda” a intereses más altos.
Lo mismo ocurre con las grandes empresas que consiguen financiamiento externo: el costo de pedir prestado sube.
Y, por otro lado, un dólar más alto hace que disminuya el poder adquisitivo de las personas, por ejemplo, al comprar bienes importados.
Si los bancos centrales de la región quieren evitar que los capitales emigren hacia Estados Unidos, “lo que tienen que hacer es subir agresivamente los tipos de interés. El problema es que los tipos más altos son un freno al crecimiento”, explica Martínez.
Un escenario desafiante cuando las tasas de interés están actualmente muy altas en una América Latina que aún sigue golpeada por las huellas de la pandemia, con pérdidas de empleo, bajo crecimiento, menos recursos fiscales por los gastos extraordinarios hechos durante la recesión y una inflación desbocada.
Analistas anticipan que está comenzando una época de “dinero más caro” y, con la incertidumbre que provoca la guerra en Ucrania, las expectativas apuntan a que probablemente 2022 será un año de aumento progresivo de las tasas de interés en distintos países del mundo.
Esa incertidumbre causada por el conflicto bélico hace que los capitales traten de refugiarse en el dólar, una moneda fuerte, contribuyendo a que el billete verde se aprecie respecto a las demás monedas.