Novak Djokovic triunfa en Melbourne

El tenista serbio obtuvo ayer en Melbourne, Australia su 22 campeonato de Grand Slan igualando el registro del español Rafael Nadal, en un torneo que le fue favorable de principio a fin. El título le devuelve también el número uno del circuito.

ATP Tour

El abierto es el primero del año y como tal, importante para afirmar el año de los participantes. El de Australia era una especie de cuenta pendiente del serbio. El año pasado no se le permitió jugar por haberse negado a la vacuna contra la pandemia de la covid-19. Obtuvo una media autorización de los organizadores del torneo, pero cuando se encontraba en tierras australianas las autoridades le impidieron el ingreso, permaneció alrededor de una semana en un refugio para indocumentados y de allí fue deportado a su país. Entonces Djokovic declaró que no iba a negociar sus principios y que su salud era más importante que cualquier torneo. Muchos tenistas criticaron la posición del tenista, pero otros entre ellos el griego Stépanos Tsitsipás – con quien ayer jugo la final – y el australiano Nick Kirios defendieron la postura del serbio.

En la Arena Rod Lever, Djokovic redondeo un torneo impecable, apenas perdió un set durante las dos semanas que duró el campeonato y de esa manera consiguió en Melbourne su décimo título que le devuelve también el número uno del circuito. Ayer, se vivieron escenas de alto voltaje. Los adversarios saltaron a la arena con todas las energías para llevarse el campeonato. Djokovic no llevaba el vendaje en el muslo izquierdo como en todo el torneo. Ese hecho sirvió para que sus detractores se lanzaran a la caza y lo criticaron asumiendo que se trataba de un mensaje subliminal al griego de que estaba en su plenitud para ganar el partido. A lo largo de las 2h 56m que duro el lance que finalizó (6-3, 7-6(4) y 7-6(5) se notó una evidente superioridad del balcánico que se reflejó en el resultado final. Al final de cuentas, Djokovic no conoce la derrota sobre el cemento del Rod Laver. Son 28 victorias consecutivas en esta pista de cemento. Al finalizar el encuentro saltó a la grada donde se encontraba su equipo y en escenas inusuales lloró hasta que finalmente tuvo que ser socorrido por los asistentes de campo en medio de una ovación que lo alentaba.

“Serbia y Grecia son dos países pequeños. A los niños que hayan visto este partido, sigan soñando; sueñen a lo grande, no dejen que nadie les impida seguir soñando. No importa de dónde vengas, cuantos más retos tengas, más fuerte serás”, dice el tercer campeón más veterano del torneo tras Ken Rosewall (37) y Roger Federer (36). “A veces saco lo peor de mi carácter, dentro y fuera de la pista, así que agradezco su paciencia. Solo ellos saben por lo que hemos pasado en las cuatro o cinco últimas semanas”, se dirige Nole a sus familiares y su equipo. “Ha sido uno de los Grand Slams más complicados que he jugador, teniendo en cuenta todas las circunstancias. Agradezco a todas las personas que me han hecho sentir cómodo aquí, en Australia. Es la victoria más importante de mi vida”, completó en el epílogo, después de otra de esas demostraciones de fuerza tan características y tan perfectas.

Es la fiesta de Nole, ¡ajde Nole!, gritan sus paisanos al amo y señor de Australia, custodia compartida de la historia con Nadal y de nuevo, en lo más alto del circuito. Otra vez en el ático, abre este 2023 intimidando, marcando territorio –pleno de victorias (12) y de títulos (dos de dos)– y planteando un inquietante horizonte para el resto, que vuelve a contemplarlo como el adversario a batir. Lo quiere y lo tiene todo el serbio, eternamente insatisfecho, voraz y jerárquico. También redimido. Tenía una cuenta pendiente en las Antípodas y la salda a lo grande, infalible, a su manera. Como en los viejos tiempos, Djokovic triunfa en Melbourne.