Después del nazismo, Rusia vuelve a verse amenazada por los tanques alemanes
Citando la decisión de Berlín de enviar vehículos a Kiev, el presidente ruso dijo que la historia se repite.
En un discurso el jueves para conmemorar el 80 aniversario de la conclusión de la Batalla de Stalingrado, el presidente ruso, Vladimir Putin, comparó la invasión rusa de Ucrania con la lucha contra la Alemania nazi. Citando la decisión de Berlín de enviar tanques a Kiev, dijo que la historia se repite.
“Es increíble pero cierto”, dijo. “Estamos siendo amenazados una vez más por los tanques alemanes”. El discurso pronunciado directamente en Volgogrado, el nombre moderno de Stalingrado, también tiene un peso histórico, ya que la región fue escenario de la captura de más de 90.000 soldados alemanes, un momento importante en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial.
“Aquellos que esperan derrotar a Rusia en el campo de batalla no entienden, al parecer, que una guerra moderna con Rusia será muy diferente para ellos”, dijo Putin. “No enviaremos nuestros tanques a sus fronteras, pero tenemos los medios para responder. Todo el mundo necesita entender eso”.
Antes del discurso del presidente ruso, miles de residentes salieron a las calles de Volgogrado para presenciar un desfile militar, que contó con aviones y tanques muy modernos y algunos vehículos de la Segunda Guerra Mundial. Algunos de los vehículos más modernos estaban marcados con la letra Z, que se convirtió en un símbolo de la invasión rusa de Ucrania.
La semana pasada, el canciller alemán Olaf Scholz anunció el envío de 14 de sus modernos tanques Leopard 2 a Ucrania y permitió que otras naciones enviaran sus propios vehículos. La medida se produce tras una campaña de presión nacional e internacional para que Alemania entregue vehículos blindados a Kiev, para ayudar en la recuperación del territorio ocupado por Rusia.
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Pocas horas después de que Alemania rompiera el tabú, Estados Unidos anunció el suministro de 31 de sus carros de combate más avanzados (los Abrams). El movimiento de los dos países derribó definitivamente uno de los mayores temores en el apoyo occidental a Ucrania frente a la invasión rusa: el suministro de armas con fines ofensivos y no defensivos.