El partido de Zelenski anuncia que el ministro de Defensa será relevado por los casos de corrupción en contratos del Ejército.
Crisis de gabinete en plena guerra le toca a cualquiera. Quizá no a Zelenski que ha sido impoluto con la mano de ayuda que recibe de Occidente. Pero sucede en las mejores dictaduras. Primero, el reconocimiento de que algo no anda bien y la inmediata asistencia pidiendo socorro a los aliados. Luego ataviado de las botas de guerra el mandatario ucraniano hace saber a voz baja que algo está pasando con la corrupción en sus filas. Un caso que no debería extrañar, pero refuerza su papel denunciando que por la frontera se está colando algo ilegal. En un régimen ilegal, claro, debe algún rato saltar algo ilegal. Hasta ahora todo lo que nos informan las agencias occidentales de noticias son cosas buenas del lado ucranio y todo lo malo y demencial proviene de Rusia.
Al otro lado, en el Kremlin, Putin les recuerda a los europeos que la última batalla para derrotar al nazismo se libró en Stalingrado. Fue en un homenaje del pasado 2 de febrero, el día que se celebra –precisamente- la cruzada contra el nazismo que devastó Europa en la Segunda Guerra Mundial. El líder del Krelin reafirma que está dispuesto a derrotar a la versión moderna del nazismo personificada en Zelenski. Las redes sociales enfrían el recuerdo y las agencias occidentales, ayudan. Dicen que Ucrania está librando una batalla definitiva contra la peor dictadura del siglo XXI.
Nadie averigua el gen del canciller alemán, los espías que además deben hoy ser informáticos, tipo Snowden. El informático lo ha dicho hasta el cansancio: Hay un control que impide saber la verdad. Todo mientras los líderes más influyentes del planeta acaban de reunirse en Davos. Son sesiones interminables para atacar todo lo que proviene de Rusia.
Han jurado derrotar a Putin, pero ni ellos mismos saben lo complicado que será. Es como escribir la historia al revés, lo que Putin dice “la historia se repite”. Alemania envía armamento pesado a Ucrania. Por el momento se abstienen de aprobar refuerzos con aviones supersónicos, ahí quizá la respuesta del líder del Kremlin sea cruel.
Ahora nos enteramos que el partido de Zelenki lleva un nombre estereotipado “Servidor del Pueblo”. Sea como fuere, el caso es que el destituido del cargo, el Ministro de Defensa Oleksii Reznikov, fue cesado de sus funciones por varios casos de corrupción en contratos públicos del ejército descubiertos en las últimas semanas. Reznikov dice que dejará tranquilo el cargo y que los niveles de stress que ha vivido son “difíciles de describir”. Seguro nadie lo duda.
Se dice que Reznikov ha sido una pieza fundamental en el Gobierno desde que Rusia inició la invasión de Ucrania, sobre todo en las negociaciones para obtener ayuda militar internacional. Su habilidad en el trato cercano, elogiada por homólogos suyos, y su conocimiento de las necesidades bélicas de su país, harán que Reznikov asuma otra responsabilidad en el Ejecutivo.