Oppenheimer, el ‘padre’ de la bomba atómica: una eminencia con “las manos manchadas de sangre”

Por Agencias con dat0s
0
3196
oppenheimer

La vida del atormentado físico que lideró el ‘Proyecto Manhattan’ el cual hizo posible los bombardeos nucleares de Hiroshima y Nagasaki fue llevada a la pantalla grande y recibió siete estatuilllas en la gala de los Oscar 2024.

Nacido en Manhattan hacia el 22 de abril de 1904, Julius Robert Oppenheimer es una eminencia en el campo de la física del siglo pasado, cuyos aportes teóricos fueron y serán recordados por su controvertida participación en el ‘Proyecto Manhattan’, concebido por Estados Unidos para desarrollar armas nucleares y contrarrestar el poderío de las llamadas potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) durante la Segunda Guerra Mundial.

Antes de convertirse en un distinguido científico, Oppenheimer estudió filosofía, literatura e idiomas. A pesar de sus inclinaciones polifacéticas, se graduó con honores en Química hacia 1925 y durante este período comenzó a manifestar un creciente interés por la física experimental, especialmente luego de cursar una materia de termodinámica dictada por el profesor Percy Bridgman.

Su formación como estudiante de posgrado continuó en Europa, en el prestigioso Laboratorio Cavendish, nombre que recibe el Departamento de Física de la Universidad de Cambridge.

Oppenheimer y el Proyecto Manhattan

Con posterioridad, como director del Proyecto Manhattan, dedicó todo su esmero a la investigación nuclear, sin sospechar que el estallido de las dos bombas atómicas en Hiroshima y en Nagasaki cambiarían para siempre su existencia.

Un mes antes de la invasión de la Alemania nazi sobre Polonia, el 2 de agosto de 1939, Albert Einstein y Léo Szilárd dirigieron una carta a Franklin Roosevelt en la cual alertaban sobre la peligrosa posibilidad de que Alemania desarrollara armas nucleares. Esta petición dirigida a la Casa Blanca fue el punto de inflexión para que Estados Unidos le diera forma de manera urgente a la investigación que supuestamente evitaría una catástrofe de magnitudes desconocidas.

El equipo de físicos que colaboró con Oppenheimer estaba integrado por verdaderos prodigios del mundo de la física, cinco de los cuales serían reconocidos más adelante con el Premio Nobel: Emilio Segrè, Isidor Rabi, Felix Bloch, Edwin McMillan y Hans Bethe.

Edward Teller, conocido como el creador de la bomba de hidrógeno, era otro de los integrantes del distinguido y controvertido staff.

La primera prueba de la bomba atómica

Fue durante la madrugada del 16 de julio de 1945, a las 5:29 horas de la mañana, cuando la vida de Oppenheimer dio un vuelco radical.

El científico fue testigo en Alamogordo, Nuevo México, de la brillante bola de fuego previa al hongo nuclear durante la prueba llamada ‘Trinity’ (nombre en clave que recibió la detonación del dispositivo nuclear).

Luego de la impactante experiencia, el físico comprobó ante sus ojos que el mundo ya no volvería a ser igual. Se dice que en aquel entonces el eminente padre de la bomba atómica pronunció unos versos sombríos extraídos del poema épico hindú Bhagavad Gita: “Ahora me he convertido en la Muerte, el destructor de mundos”.

Oppenheimer, una eminencia con “las manos manchadas de sangre”

Lamentablemente, la oscura premonición se confirmaría la primera semana de agosto de 1945, momento en que ocurrieron los nefastos bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.

El orgullo que había sentido Oppenheimer luego de las pruebas de Nuevo México se metamorfoseó en un inevitable sentimiento de culpa.

En el marco de una visita al presidente Harry S. Truman, Oppenheimer admitió que sentía tener “las manos manchadas de sangre”.

Oppenheimer, investigado por ‘vínculos con el comunismo’

En 1953, Oppenheimer fue acusado de haber mantenido vínculos con el comunismo y de haber encubierto a un grupo de ‘posibles comunistas’ durante su estadía en Alamogordo.

La Federación de Científicos Estadounidenses respaldó a Oppenheimer, a pesar de que los vaivenes del científico con el comunismo nunca terminaron de ser esclarecidos.

En 1963, el presidente Lyndon B. Johnson lo condecoró con el premio Enrico Fermi de la Comisión de Energía Atómica, y años más tarde, en 1966, el científico moría a causa de un cáncer de garganta.

 

Este artículo fue publicado originalmente en julio de 2023 por la revista dat0s.