Una crisis de suministro vuelve a asolar el continente por el decrecimiento de las aguas marítimas del canal de Panamá.
Como si la pandemia en 2020 no hubiera sido el rebalse de una crisis que degeneró en un desproporcional crecimiento en la cadena de suministros de los productos que pasan por el continente de Norte a Sur y viceversa, el canal de Panamá está sufriendo una sequía sin precedentes que ha varado alrededor de 137 buques de porte con cargamento en largas filas de espera para normalizar el intercambio comercial en el hemisferio.
El escenario catastrófico determinó que la autoridad portuaria limite el número de buques que cruzan al día.
No es poca cosa porque el canal de Panamá es la principal infraestructura de los cargamentos que pasan por el lugar que representa un valor de alrededor los 270.000 millones al año. El 73% del comercio de productos básicos y contenedores que cruzan el istmo va en dirección a los Estados Unidos, ha informado el administrador del Canal. Por lo que las consecuencias inflacionarias no tardarán de verse especialmente en EEUU donde subirán los precios por las mercaderías que van con retraso.
Una de las empresas navieras que operan en la zona ha declarado que “los bajos niveles del agua en el canal de Panamá son una clara muestra de los efectos del cambio climático que está provocando un efecto domino en la cadena de suministro”.