La existencia de Ucrania depende en buena medida de Elon Musk. La conexión por satélite que provee su empresa SpaceX es “la columna vertebral de las comunicaciones del ejército ucranio”. Estas son palabras expresadas este septiembre en una conferencia en París por el propio Musk, multimillonario estadounidense de origen sudafricano que ha revolucionado la carrera espacial. Miles de antenas de su servicio de transmisión de datos por satélite Starlink se encuentran en cada unidad ucrania en el frente de guerra. Si estas dejaran de funcionar, las defensas ucranias colapsarían.
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La seguridad del país depende de la propia agenda de Musk, que en distintas ocasiones se ha mostrado conciliador con Rusia, pero también de su poder para cortar unilateralmente la cobertura de Starlink en el frente de guerra. Kiev busca alternativas para sus comunicaciones militares, y ha demostrado tenerlas, pero reconoce que es imposible desligarse de Musk. Su principal esperanza es que el Gobierno de Estados Unidos garantice que SpaceX no les dejará en la estacada.
En Ucrania hay unas 42.000 terminales de transmisión de datos Starlink. Hace nueve meses eran 23.000, según ha cuantificado Mijaílo Fedorov, ministro de Transformación Digital de Ucrania. La mayor parte son utilizadas por el ejército. “Starlink es la sangre que circula por nuestras comunicaciones militares”, dijo Fedorov en julio a The New York Times. Las terminales son sobre todo adquiridas por donantes particulares, aunque también por gobiernos aliados de Kiev. Hay foros en las redes sociales especializados en tutoriales sobre su uso y sobre los países donde adquirirlos a mejor precio. Si la terminal ha sido adquirida en España, por ejemplo, el titular puede transferir la dirección a Ucrania.
Las antenas de Starlink se utilizan de múltiples maneras en el frente de guerra: un pelotón las puede utilizar para comunicarse con la familia, distraerse con aplicaciones móviles pero sobre todo se usan para fines bélicos. La conexión permite compartir órdenes y la localización de las coordenadas del enemigo en las aplicaciones que utiliza el ejército; las antenas también van incorporadas en vehículos de fuerzas de asalto para comunicarse con el mando y sobre todo, los receptores se instalan en drones de ataque para mantener la conexión con la aeronave en grandes distancias.
“Starlink ha sido una ventaja fenomenal para Ucrania. Es fácil de transportar, en una mochila, ya no son necesarios vehículos con grandes antenas”, explicó el 31 de agosto en un documento del RUSI —centro de referencia estudios de defensa del Reino Unido— el mariscal del aire británico John Stringer. “Ucrania ha demostrado que en lo que concierne a recursos militares desde el espacio, desde imágenes a comunicaciones, lo que hasta hace pocos años solo estaba al alcance de unos pocos [países], ahora puede estar al alcance de todos”, añadió el alto rango de las Fuerzas Aéreas del Reino Unido.
Un estudio de este septiembre del Consejo Europeo para las Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas en inglés) incidía en lo mismo: “El rápido despliegue de las terminales de Starlink en Ucrania evidencia las ventajas de los sistemas comerciales comparado con los militares. Son baratos comparados con los satélites militares y gubernamentales, y son más rápidos de producir e instalar”. El precio del servicio en España, por ejemplo, es de 65 euros mensuales, más los 450 euros en un único pago para adquirir el equipo. En Ucrania, el coste del equipo es de 560 euros, además de 70 euros mensuales.