Los pobladores de Chancay denuncian el impacto ambiental de la titánica obra.
Miriam Arce vive frente al mar, mirando al viejo puerto artesanal, al lado del proyecto portuario chino. Las paredes y techos de su casa, como las de muchos otros pobladores, se han rajado por las explosiones usadas en la construcción del puerto. Hace semanas, en otra zona, colapsaron dos casas y otras 18 quedaron afectadas cuando hubo un derrumbe en el túnel que se construye bajo el pueblo para que circulen los camiones que van del puerto a la carretera. Arce denuncia que la salud de los pobladores está siendo afectada por la contaminación causada por la construcción del puerto. Ella es presidenta de la Asociación en Defensa de las Viviendas y Medioambiente del Puerto de Chancay: “Están afectando, dice a RFI en español, los polvos tóxicos que está emanando la construcción a raíz de las explosiones que realizan cerca de nuestras casas, a menos de cincuenta metros, en las cuales hay pólvora que estamos respirando, como también el polvo de los cerros. El humo de miles de vehículos que están circulando también está afectando nuestra salud. Las playas ya han sido destruidas por el mega puerto, playas turísticas”.
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Arce considera que cuando termine la construcción y el puerto comience a operar, la situación será peor para los pobladores: “El ruido va a ser constante las 24 horas del día. Estamos tan pegados al proyecto que es imposible que no sintamos los ruidos, que no sintamos el humo tóxico que emiten los camiones que van a pasar, eso afecta a nuestra salud. Y en cuanto a lo económico, prácticamente va a matar todos los recursos económicos por los cuales Chancay se ha desarrollado durante muchísimos años”.
Esos recursos son la pesca artesanal e industrial, la agricultura y el turismo interno. Vladimir Cantoral, presidente del Frente de Defensa de Chancay, señala que entre el 60 y 70 por ciento de la población vive de estas actividades económicas ahora golpeadas, por lo que se están perdiendo muchos empleos e ingresos. Indica que la construcción del puerto no está dando el trabajo que se ofreció, empleos que serán menos cuando el proyecto entre en funcionamiento porque se trata de un puerto automatizado. “Se van a generar los costos, dice Cantoral, y nosotros no vamos a recibir nada a cambio. Lo que nosotros demandamos es que se revalúe el Estudio de Impacto Ambiental, donde realmente se sincere quiénes son los afectados.
El presidente del Frente de Defensa acusa a la empresa de dar dinero y trabajos temporales a dirigentes para ponerlos de su lado y neutralizar las protestas. “La empresa da dinero y la gente retrocede. Ese es el gran problema”, denuncia Cantoral y agrega que los que resisten a esos ofrecimientos son hostigados y amenazados.
Un impacto ambiental que preocupa a pobladores y ambientalistas es lo que ocurra con el humedal cercano al puerto, refugio de aves migratorias. William Jurado es el coordinador general del Comité de Vigilancia Ambiental del Humedal Santa Rosa y dice a RFI que “hay menos aves que llegan al humedal y están menos tiempo, a raíz de que se ha perturbado su hábitat. Nosotros estamos preocupados por el tema del funcionamiento del proyecto, que va a causar fuertes impactos que va a generar cambios irreversibles en la biodiversidad del humedal.
¿Un proyecto con más costos que beneficios para Perú?
El director ejecutivo de la ONG Cooperacción, Alejandro Chirinos, especialista en gestión marino-costera, dice que han hecho más de cincuenta observaciones por los impactos sociales y ambientales de la construcción de este puerto, la mayoría de las cuales no han sido respondidas por la empresa.
“Las observaciones siguen ahí vigentes y el Estado simplemente en diciembre de 2020 le da la aprobación. El daño a las personas ha sido enorme en estos últimos años. La gente lo que ha pedido es la instalación de una mesa técnica de diálogo, que incluya de manera tripartita, al Estado, a la empresa y a la gente afectada, para ver cuáles son las alternativas y cuáles son los compromisos para reducir los impactos ambientales y sociales que se están generando en la zona.
La economista de la misma organización, Julia Cuadros, considera que el gran beneficiado con este puerto va a ser China, país que tiene importantes inversiones en Perú, especialmente en minería, en el sector eléctrico, hidrocarburos e infraestructura. El 48 por ciento de las exportaciones peruanas de minerales van a China, país con el que el Perú tiene un Tratado de Libre Comercio y ha firmado la iniciativa de la franja y la ruta.
“Hay un esfuerzo de conectividad -dice Cuadros- porque quieren llegar a todo el mundo y que todo el mundo llegue a ellos. Chancay está en esta lógica de conectar China con el mundo”.
Cuadros estima que para Perú los costos serán mayores que los beneficios: “El beneficio económico es a través del pago de impuestos. El tema está en que por lo menos los primeros cinco años, no van a pagar impuestos a la renta porque hay una norma que dice que no lo harán hasta que no recuperen la inversión”.
A pesar de estos cuestionamientos, los seis gobiernos que ha tenido Perú en los últimos siete años de crisis política han coincidido en apoyar la construcción de este puerto. Un megaproyecto elogiado por gobernantes y empresarios, pero cuestionado por ambientalistas y las poblaciones afectadas, que protestan exigiendo ser escuchadas.