El futuro presidente anunció que “todo lo que tenga que estar en manos del sector privado, estará”.¿Será un buen comienzo en un país en el que la intromisión del Estado ha generado una hinchazón, una deuda indomable y la plaga de los medios oficiales.
El electo presidente argentino volvió a ocupar primeros planos por sus ocurrencias. Ayer suspendió una reunión con el presidente Fernández y se abocó al armado de su Gobierno en el que según los medios argentinos faltan figuras prominentes que podrían salir de filas del PRO el partido de sus aliados Macri y Bullrich. Las noticias sucedieron en diapasones positivos y negativos. Las buenas noticias llegaron curiosamente de afuera. Wall Street cotizó las acciones de empresas argentinas en alta, tras el anunció la misma noche de la elección de que las empresas argentinas –nacionalizadas en la era kirchnerista- pasarán a manos privadas. Eso significó un repunte de las acciones de la petrolera YPF en Bolsa que se dispararon del 4% al 36% con especial interés en las vinculadas a la energía y el sector bancario. Los bonos de la deuda argentina también subieron entre tres y seis puntos. Estas buenas noticias no modificaron el clima de incertidumbre que se respira en la Argentina y en los países de la región por el triunfo del libertario Milei.
Un ministro brasileño dijo que el electo presidente argentino debería disculparse del presidente Lula a quien atacó durante la campaña de “comunista” y “corrupto”. En el mismo Brasil los bolsonarista celebraron el triunfo y el expresidente Jair Bolsonaro fue invitado a la transmisión de mando. En Bolivia el presidente Arce estableció un acercamiento saludando la victoria del ultraderechista y anunció que los países deberán seguir trabajando juntos.
Las dudas en cuanto a la aplicación de su plan de Gobierno seguían una ruta crítica. La revista Veja anunció que el futuro presidente ratificó en su primera entrevista después del domingo su plan de dolarizar la economía y que seguía intacta la idea de “eliminar” el Banco Central.
Sin embargo, todas sus propuestas sufrirán una crucial batalla en el Congreso donde es minoría en ambas cámaras y deberá negociar con otras fuerzas políticas para sacar adelante las leyes con las que quiere cambiar el país.
En la cámara de diputados la ultraderecha tiene apenas el 15%: 38 de un total de 257; en el Senado serán apenas 8 de 72 y no tiene poder territorial: ninguna de las 24 provincias de la Argentina es gobernada por La Libertad Avanza.
En este cuadro complejo seguían los festejos ruidosos de sus simpatizantes, pero en los rostros de los líderes se leía caras de nerviosismo por la proximidad del traspaso del gobierno que deberá producirse el próximo 10 de diciembre, con una contención de la economía que independientemente de ideas sigue siendo el telón de fondo para cualquier economista.