Tras encontrarse en el centro de un levantamiento histórico en Panamá, la minera canadiense First Quantum Minerals está haciendo las maletas y lista para salir del país. Operadora de la mina de cobre más grande de Centroamérica desde los cincuenta, su subsidiaria Minera Panamá logró una extensión para trabajar hasta por 40 años más. Esto desató la furia de miles de ciudadanos quienes reclamaban que el país debía cumplir con la moratoria de la minería a cielo abierto. Masivas protestas paralizaron a Panamá durante más de un mes, algo que no se veía desde la dictadura militar a finales de los ochenta. Esta semana, después de un fallo de la Corte Suprema, el presidente Laurentino Cortizo canceló el contrato con First Quantum. A todas luces, la empresa perdió la batalla.
Lo que queda por hacer ahora es cerrar la mina “de manera responsable”, dijo en entrevista con EL PAÍS el consejero delegado de First Quantum, Tristan Pascall. La mina suministra al mundo el 1% de la producción total de cobre. Unos 7.000 empleados perderán su trabajo y más de 30.000 personas que se beneficiaban indirectamente de la derrama económica de la mina se verán afectados. “Reconocemos que necesitamos hacer las cosas mejor en términos de la forma en que comunicamos las cosas. Necesitamos escuchar y aprender de esto”, dijo Pascall. Con la electrificación de las tecnologías, impulsada para reemplazar los combustibles fósiles, la demanda por cobre a nivel global subirá y las empresas deben encontrar la manera de operar sin afectar al medio ambiente, asegura el ejecutivo.
Pregunta. Este contrato fue declarado inconstitucional desde 2017. ¿Por qué First Quantum insistió en trabajar en un país con una moratoria sobre la minería a cielo abierto?
Respuesta. La historia que nos trajo aquí es que el depósito original se encontró en 1958. Ha llevado mucho tiempo desarrollarlo y uno de los hitos clave fue en 1997, cuando llegamos a un acuerdo para desarrollar la mina. Todavía se necesitaron otros 20 años aproximadamente para entrar en producción comercial, y First Quantum llegó en 2013 para desarrollar la mina después de obtener la aprobación de su Evaluación de Impacto Social Ambiental. El contrato fue ampliado en 2017 por el Ministerio de Comercio. Y sí, hubo casos ante la Corte Suprema, y fallaron para decir que el contrato era inconstitucional. Pero en ese momento, el gobierno de Panamá afirmó que el contrato seguía vigente y seguía incentivando la inversión en la mina. Así lo hicimos. Hasta la fecha hemos invertido 10.000 millones de dólares. Seguimos empleando gente, el 90% de los cuales son panameños. Es una verdadera historia de éxito. Desde la decisión de 2017, ha habido un proceso para comprometerse y negociar un resultado en torno a ese fallo de inconstitucionalidad, lo que nos lleva al período actual. Fueron necesarios dos años de negociación detallada con la administración actual, mucho esfuerzo, debido proceso, consulta pública antes de que los reguladores lo enviaran al Congreso, y fue ahí donde las cosas cambiaron. Nos sorprendió la rapidez con la que se aprobó y se convirtió en ley. Fue entonces cuando notamos un gran cambio en el humor del país. Creo que a muchos panameños les sorprendió que, aunque hubieran tardado cinco años y dos años de negociaciones detalladas. Reconocemos la sorpresa en torno a esto, que llevó a la avalancha de protestas públicas no solo centradas en la minerí, sino más ampliamente en el período previo a las elecciones de mayo del próximo año. Hemos tenido 25 años de condiciones que han hecho avanzar el desarrollo y ahora una decisión de la Corte Suprema lo ha declarado inconstitucional y no podemos continuar. Queremos ser parte de la solución de lo que pasa ahora en Panamá y de lo que pasa en la mina. Queremos construir un diálogo abierto y honesto en torno a esto y hacia dónde ir a partir de ahora.
1. La empresa dijo recientemente que no es viable traer un socio para mantener las operaciones. ¿Qué pasa ahora?
Nuestra prioridad es el bienestar de nuestra fuerza laboral y ahora debemos iniciar un proceso con el Ministerio de Trabajo. Hay 7.000 personas que ahora están en peligro y 33.000 afectadas indirectamente. Lo siguiente es el aspecto medioambiental. Entendemos las preocupaciones ambientales en torno a la mina. Somos responsables de despejar 3.000 hectáreas para el desarrollo de la mina, lo que representa menos del 0,1% de la masa terrestre, pero genera muchos beneficios en términos de PIB (Producto Interno Bruto). El problema ahora es que, si no podemos operar la mina, si no podemos estar presentes en ella, veremos cierto deterioro en el medio ambiente con bastante rapidez. Debido al material de sulfuro que producimos, veremos que el pH del agua baja hasta volverse ácida en unas semanas. Eso provocará algunos efectos aguas abajo en términos de condiciones acuáticas, para los peces y en los ríos, etcétera. Esa es la preocupación. Tenemos la obligación mutua de garantizar que se resuelvan las condiciones ambientales.
2. Los expertos señalan que lo ocurrido en Panamá podría ocurrir en otros lugares, ya que vemos un aumento de la demanda de cobre impulsado por una transición desde los combustibles fósiles hacia la electrificación. ¿Cuál es tu perspectiva?
Es un desafío para toda la industria y creo que también para el mundo. Si nos mantenemos en el rumbo trazado por la COP28, necesitaremos al menos otros 6 millones de toneladas de cobre para finales de la década de 2030. Desde mi punto de vista, eso no va a suceder. Construir una nueva mina de cobre en el mundo tarda 16 años a partir de un nuevo descubrimiento. No encontramos los recursos que necesitamos y las condiciones geopolíticas, los requisitos de los diferentes países y los impuestos siguen elevando los estándares. Los tipos de interés siguen aumentando los costes de construcción de un nuevo proyecto y creo que es correcto que se aumenten las normas medioambientales, las normas comunitarias y las exigencias en la industria. Ciertamente, Cobre Panamá es una mina que estaba en el nivel más alto de esas y necesitamos hacer un mejor trabajo en comunicar todo lo que hacemos allí.
3. Las empresas mineras canadienses tienen mala reputación en esta región y parte de eso proviene de la percepción de que esta industria explota recursos en países del llamado Sur Global, preservando recursos en países ricos y desarrollados. ¿Cuál es tu opinión sobre esto?
Creo que en el pasado se ha considerado con razón a la industria como un contaminador global, pero eso está cambiando. First Quantum es el más electrificado, ciertamente en la industria minera del cobre, en términos de la transición para dejar de quemar. Tendremos en funcionamiento el primer camión con batería utilizado en una mina de cobre en Zambia a principios del nuevo año y eso marca una transición. Instalamos líneas aéreas de tranvía que funcionan con electricidad. Producimos el cobre que se destina a energías renovables. En términos del ángulo canadiense, nuestra empresa se construyó desde cero. Pasé ocho años trabajando en Zambia. Realmente nuestras operaciones son en el terreno en términos de las comunidades. Entendemos bien que las comunidades alrededor de nuestras operaciones sostienen el futuro y la sostenibilidad de la minería, que no se puede trabajar sin el acuerdo de las personas que lo rodean. Tenemos una buena base para hacerlo en los países en los que operamos, como Mauritania y Turquía, pero también tenemos minas en España, Finlandia y Australia. También operamos en jurisdicciones del primer mundo y se aplican las mismas reglas.