Y si gana Trump

Por Redacción dat0s
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Foto: Bloomberg

El impacto en la geopolítica mundial si gana la Casa Blanca.

Luego de que las dos hileras de sangre en el rostro de Donald Trump se han convertido en escenas de producción cinematográfica, bandera norteamericana al fondo, el puño en alto gritando “luchen luchen”; las imágenes eran demasiado para el fervor patriótico, así que la foto en grande decoró los espacios de la Convención Nacional Republicana en Milwaukee, Wisconsin.

Lo que en realidad cuenta es la forma como Trump se siente seguro de ganar la contienda electoral de noviembre que impacta y estremece a una parte del mundo que ve el “Estados Unidos primero” su protagonismo, duela a quien duela.

Dolerá a Ucrania, que depende enteramente de los Estados Unidos para enfrentar a los invasores rusos: el trípode de demonios que el manual trumpista quiere exorcizar, por el bien de la nación, está formado por la inmigración, la globalización y las “guerras extranjeras”.

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, líder del arco populista-nacionalista que apoya a Trump, lo visitó recientemente en su mansión de Mar-a-Lago, Florida, y anunció que el candidato tiene listo un plan para poner fin al conflicto.

En Oriente Medio, Jared Kushner, yerno de Trump y asesor para la región en el primer Gobierno de su suegro, ya ha sugerido reducir las fronteras de la Franja de Gaza, reforzando la posición israelí en la lucha contra los palestinos. El expresidente nunca ocultó su afecto por los líderes autoritarios, elogió al ruso Vladimir Putin, se alió con el israelí Benjamín Netanyahu en el proyecto de anexión de los territorios ocupados y adoptó posiciones dudosas incluso frente a su mayor rival, el chino Xi Jinping -en una entrevista publicado en medio de la convención republicana declaró que Taiwán, la isla del Gobierno independiente que China quiere tragarse y que depende enteramente del apoyo estadounidense para resistir, “debería pagarnos por su defensa”. “Trump no tiene ningún interés en mediar en los esfuerzos de paz o en los intentos de cooperación. Si no hay beneficios directos para los estadounidenses, no tiene valor para ellos”, destaca John Carey, profesor de política en la Universidad de Dartmouth.

Ante la amenaza de Trump, los líderes europeos se apresuran a intentar blindar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), una alianza agonizante heredada de la Guerra Fría que ha resucitado como pilar de la resistencia ucraniana, por la que el expresidente expresa solemne desprecio. Este año, por primera vez en décadas, los países europeos que integran la OTAN gastarán en conjunto el 2% de su PIB (380 mil millones de dólares) en revitalizar sus Fuerzas Armadas. Además, esbozan planes para reducir el papel de los Estados Unidos en la disuasión nuclear, asumiendo ellos mismos el poder militar convencional: infantería, armamento, logística y artillería.