Los medios con un buen soporte digital sobrevivirán la marea que ha puesto en jaque a los usuarios y a las empresas de telecomunicación.
La semana pasada se realizó en Cartagena, Colombia, el 19º Taller Internacional de Regulación de Medios Digitales realizado en Cartagena, Colombia. De hecho, los expertos digitales en el evento han dejado de referirse a mercado digital para pasar a definirlo como sociedad digital.
Partiendo del axioma de que todo lo que pueda ser digital será digital, desarrollan conceptos como: “ciudadanos digitales” y “constitucionalismo digital” donde se incluya una nueva generación de derechos constitucionales como el acceso a la conectividad equivalente al derecho de movilidad, surgiendo el sujeto político “persona digital” quien debe poder estar conectado todo el tiempo en todas partes.
Estamos frente a la primera revolución digital de nuestra civilización en el que la tendencia es el soporte cuyos principales puntos son:
Las redes son mercados y los mercados se vuelven globales.
Todo es digital.
Costo marginal cero.
Tensión entre el orden jurídico y nuevos modelos de negocios.
Viejas estructuras industriales en contra de la sociedad digital (industria versus campo de antaño).
Colapso de fronteras entre materias jurídicas.
Permanente tensión entre derechos humanos y competencia económica.
Conflicto en la interpretación de los derechos humanos, particularmente las libertades en materia de información, libertad de expresión y derecho a la información.
Cuestionamiento de las formas tradicionales de regular la competencia.
La tecnología es sinónimo de poder político y de poder económico.
Competencia feroz por innovar y lograr liderazgo tecnológico.
La geopolítica de la desconfianza recíproca: Europa tiene desconfianza en EEUU por no ser puerto seguro para el tráfico de datos, Estados Unidos, piensa lo mismo de China y China lo mismo de Europa y EEUU
Pero la discusión de fondo se resume en dos palabras perpetuas: poder y dinero, quién se quedaba con qué.
Las empresas de telecomunicaciones mayoritariamente nacionales y que proveen de conectividad a los usuarios se quejaban de que su rentabilidad baja año a año, porque sin poder aumentar proporcionalmente las tarifas, debían aumentar cada vez más las inversiones para sostener un aumento de la cantidad de datos que consumían los hogares, porque las empresas difusoras de contenidos y servicios –principalmente Alphabet (Google/YouTube), Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp), Netflix, Apple, Amazon y Microsoft, aumentaban la cantidad de oferta a sus clientes ganando cada vez dinero, sin hacerse cargo de los costos incrementales de distribución (fibra óptica, antenas, servidores, etc.).
“Hablan de 5G, 6G, 7G y de seguir así volveremos a la era de las palomas mensajeras porque el sistema colapsará”, dijo uno de los participantes que pedía efusivamente la intervención regulatoria de los estados sobre los gigantes de Silicon Valley. Las empresas telefónicas mundiales valen hoy menos de la mitad que hace cinco años, mientras que las empresas difusoras de contenidos y servicios valen el doble y hasta diez veces más que hace cinco años.