Quizás, por una cabeza

Por Mikio Obuchi
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dragón bicéfalo

Con el pasar del tiempo la vida ha abierto el paso a la evolución de muchos seres, unos no tienen huesos, otros no tienen ojos, otros no tienen boca (pensemos en las lampreas), las estrellas de mar, solamente son cabeza, las medusas no tienen cerebro, etc. Y así se abren paso por la tierra. Los seres humanos tenemos una posición erguida, dos brazos, dos piernas, dos ojos, dos oídos, etc. Pero: ¿Por qué no tenemos dos cabezas?

Según Meta AI la formación de dos cabezas requeriría la duplicación de la región cefálica, esto es improbable debido a la complejidad del proceso de desarrollo embrionario. La selección natural ha buscado una forma de optimizar las funciones de la cabeza. Vale decir que se busca la forma más óptima para sobrevivir a un determinado medio. Así que podemos asumir que tener solamente una cabeza implica una forma óptima de supervivencia.

Juguemos un poco, cerremos los ojos e imaginemos la siguiente situación: tenemos la imagen del dragón de muchas cabezas que entran en un conflicto aparentemente irresoluble: comer a la princesa o raptarla, no hay acuerdo entre las cabezas del dragón, es además de una situación caricaturesca, una visión razonable de posibilidades. Y es que es razonable encontrar problemas entre dos cerebros deliberando una cosa sencilla, pasa todo el tiempo.

Entonces: ¿por qué formar tantos líderes? Asumiendo al líder cómo “la cabeza de un cuerpo colectivo”. En esta época han proliferado los cursos de liderazgo, el flujo de estos cursos es amplio. Podemos encontrar desde voluntariados hasta cursos de coaching pagados (a todo precio y para todo gusto) además de la ingente cantidad de literatura sobre el tema, la ansiosa necesidad de ser líder. Pero, ¿necesitamos tanto ser líderes? ¿Es obvio que el sueldo es bueno pero que otra satisfacción da?

¿Se necesitan tantos líderes? Es decir, el cuerpo social se dedica a formar “cabezas” y estas terminan conformando un individuo “multicabeza”, o lo que es lo mismo un cuerpo donde la mano se cree cabeza o dicho de otra manera la sociedad actual es una sociedad de cabezas que se sienten líderes, pero no son más que miembros de una masa que se piensa elite.

Esto produce una especie de estancamiento social, así como sucede con la decisión que debe tomar el dragón, decisión que nunca llega por que las cabezas están en una instancia distinta. Visto de esta manera y como en muchas cosas la sobreproducción de líderes es un factor importante que deja estática a las diferentes dimensiones sociales, que tienen una resolución diferente, es como no tener un líder, pues si este de alguna manera existe está ahogado entre sus iguales.

Quizás esta problemática tenga una salida: ¿Acaso no es mejor formar individuos críticos que tengan la capacidad de debatir con madurez las ideas?  Quizás sea mejor romper la rutina a partir de un diálogo maduro en busca de corregir, mejorar o plantear una idea. ¿Qué función deben ocupar los líderes frente a un sociedad crítica y responsable de sí? Quizás como portavoz o quizás como representante de una decisión anterior. Quizás, quizás, quizás.


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