Fin del mundo por decreto

“El mundo está loco”, la película del brillante actor Peter Sellers (1925 – 1980) de los 70′ es peanuts frente al espectáculo que nos ofrecen las élites políticas mundiales. Un espectáculo de humor negro.

El presidente francés es abofeteado al salir del avión presidencial en una visita a Vietnam por su esposa que era su profesora (or) y abusaba de él desde niño. Macron sale a desmentir a la prensa que lo que en verdad ocurrió no es así como dicen, que fue un chiste, que festejaban al viejo estilo.

El presidente argentino Javier Milei se pasa de largo en las celebraciones por el día nacional argentino dejando con la mano extendida a un par de opositores, solo por no compartir con él “las fuerzas del cielo” que gobiernan el país, claramente, sus hijos de cuatro patas.

El secretario de comercio de los Estados Unidos, Scott Bessent, quinto en prelación constitucional para ocupar la presidencia, se declara casado con un ex fiscal y, además, reafirma su posición con la formación de un hogar con dos hijos por gestación subrogada.

El presidente boliviano Luis Arce se hace como si nada estuviera pasando, obstruye las candidatura de sus dos ex aliados políticos Evo y Andrónico y manda a la pelea electoral (a su nombre) a su ministro de Gobierno legalizando impunemente el fraude en proyectos de ley bochornosos, mientras la oposición escucha a Corina Machado cómo se debe hacer para “perder” las elecciones en Harvard.

Legisladores de la oposición no tienen mejor idea, en lugar de entrar en huelga de hambre para que se respeten las leyes y la CPE hasta las últimas consecuencias, festejan frente al estado de cosas y entregan pergaminos a un grupo de amigos como si con esos actos estuvieran salvándose de responsabilidades por su pésima gestión legislativa y permitir que el país se hunda poco a poco.

Los israelitas impunemente bombardean Gaza y nadie dice nada. El impune ejército israelí moviliza decenas de miles de soldados para la limpieza étnica total de Gaza. Echan a todos los palestinos y ya sabe cómo lo justifican, lo primero, en términos religiosos. Israel se está volviendo más fundamentalista que los países árabes que lo rodean. Hoy, formalmente, actúa del mismo modo que ISIS, justifica sus decisiones políticas refiriéndose a sus textos sagrados. Y luego su gobierno va y dice que están haciendo todo esto para proteger a los palestinos porque en Gaza no se puede vivir.

Los rusos bombardean Ucrania con la venia del presidente Trump que llama “loco” a Putin y este se hace el sordo porque ya ha destruido el bienestar de la democracia social europea; los eurocéntricos no han sabido leer lo que Rusia significa para el viejo mundo desde la Primera Guerra Mundial, pasando por la Segunda Guerra Mundial y el ambiente nuclear que se respira (actualmente) que los obliga a gastar frenéticamente en armas ante el peligro de una Tercera Guerra Mundial, ya que su principal aliado –EEUU- los ha abandonado.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, es el único que parece sentir el horror que impera en el mundo y declara Emergencia Nacional por las fronteras o por lo que sea, pone al mundo de cabeza para desmontar el neoliberalismo. Y nadie se da cuenta en qué consiste la “época de oro”. Lo que le falta al mandatario estadounidense para seguir gobernando por decretos, es declarar Emergencia Global y el fin del mundo.