Israel da un paso decisivo para la colonización y anexión de Cisjordania

Descifrando la Guerra
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El 14 de agosto, el ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, anunció que el gobierno aprobaba el inicio de la implementación del plan de desarrollo E-1, que significa “Este-1”. La zona E-1 se extiende a lo largo de una franja estratégica de terreno al este de Jerusalén, que separa la parte norte de Cisjordania de su mitad sur y conecta la colonia judía de Ma’ale Adumim con Jerusalén. Constituye, por lo tanto, un paso decisivo para la colonización y anexión de Cisjordania.

El plan de colonización E-1 en Cisjordania, que se remonta a la década de 1990, prevé la construcción de 3.400 unidades de vivienda que bloquearían cualquier continuidad territorial entre ambas mitades y dividiría efectivamente el territorio en dos.

El proyecto incluye la confiscación de 135 hectáreas de tierra palestina para establecer una zona industrial al noroeste del área E-1; 18 hectáreas para construir una sede policial; y 50 hectáreas en Anata y Shu’fat para un vertedero que, posteriormente, se convertiría en un parque público. Asimismo, a principios de 2025 se aprobó el proyecto Fabric of Life.

Este forma parte de una red más amplia de túneles subterráneos cuyo coste se estima en 90 millones de dólares, sustraídos de los fondos de despacho de aduanas destinados a la Autoridad Palestina, que Israel recauda en su nombre en virtud de los Acuerdos de Oslo. De esta forma, el transporte palestino entre el norte y el sur se desviará a una red de túneles que pasaría por debajo de E-1, prohibiendo efectivamente cualquier presencia palestina en la superficie de la zona.

En palabras de Smotrich: “La aprobación de los planes de construcción en E-1 sepulta la idea de un Estado palestino y continúa los numerosos pasos que estamos dando sobre el terreno como parte del plan de soberanía de facto que comenzamos a implementar con el establecimiento del gobierno”. En otras palabras: el objetivo estratégico de esta colonización en Cisjordania es hacer inviable la formación de un Estado palestino.

El proyecto de E-1 es la segunda piedra angular –después del muro del apartheid– de la estrategia más amplia de colonización y anexión de Cisjordania. Su importancia reside no sólo en la división del territorio, sino también en ampliar los límites del área metropolitana de Jerusalén, reforzando la narrativa israelí de una “Jerusalén unida” bajo la soberanía del Estado sionista.

Sería un golpe mortal para la viabilidad de un Estado palestino por destruir la presencia contigua entre los centros de población de Belén, Jerusalén Este y Ramala, considerados desde hace mucho tiempo la base fundamental de un proyecto estable. El portavoz de Naciones Unidas, Stephane Dujarric, declaró a los periodistas que el plan “pondría fin a las perspectivas de una solución de dos Estados”.

La ejecución del proyecto también cerraría dos carreteras clave de importancia histórica y geográfica para los palestinos. La primera es la carretera Jerusalén-Jericó, un corredor vital que une el norte y el sur de Cisjordania y que pasa por Jerusalén. La segunda es la conocida como ruta Abu George, impregnada de la historia de Jerusalén y considerada como un puente que conecta Palestina con Oriente.

En el centro del proyecto está la expulsión de 46 comunidades beduinas de las laderas orientales y los valles que dominan el Valle del Jordán, con el objetivo de borrar la presencia palestina a lo largo de las fronteras orientales de la Palestina histórica y dar paso a la expansión de la colonia de Ma’ale Adumim en la periferia de Jerusalén.

La colonización de Cisjordania, sin freno

“Esto es el sionismo en su máxima expresión: construir, colonizar y fortalecer nuestra soberanía en la Tierra de Israel […] El Estado palestino está siendo borrado del mapa, no con eslóganes, sino con hechos. Cada colonia, cada barrio, cada unidad de vivienda es otro clavo en el ataúd de esta peligrosa idea”, afirmó Smotrich. Estas declaraciones tan contundentes se suman a la votación del parlamento israelí, a finales de julio, a favor de anexionarse Cisjordania.

A pesar de que se trata de una moción no vinculante y no tiene valor jurídico, el voto simbólico muestra la unidad que hay en torno a la anexión y el apoyo a estos pasos. La resolución fue aprobada con 71 a favor y 13 en contra, declarando que Cisjordania es “parte inseparable de la Tierra de Israel, la patria histórica, cultural y espiritual del pueblo judío” y que el Estado sionista “tiene el derecho natural, histórico y legal a todos los territorios de la Tierra de Israel”.

Además, la resolución exhorta al gobierno a que aplique “la soberanía, la ley, el juicio y la administración israelíes a todas las zonas de colonias judías de todo tipo en Judea, Samaria y el Valle del Jordán”, el término que emplea Tel Aviv para referirse a Cisjordania. En la votación, el presidente de la Knéset, Amir Ohana, declaró lo siguiente:

“Esta es nuestra tierra. Este es nuestro hogar. La Tierra de Israel pertenece al pueblo de Israel. En 1967, la ocupación no comenzó; terminó, y nuestra patria fue devuelta a sus legítimos dueños. Somos los primeros habitantes de esta tierra. Los judíos no pueden ser los ocupantes de una tierra que durante 3.000 años se ha llamado Judea”.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, también ha sido claro en su defensa del Gran Israel como proyecto, respondiendo en una entrevista reciente que forma parte de su visión de la Tierra Prometida, como “un sentido de misión, histórica y espiritualmente”. Los ministros de Asuntos Exteriores de 31 países árabes e islámicos emitieron una declaración conjunta en la que condenaban el discurso de Netanyahu sobre un Gran Israel, calificándolo de “violación flagrante y peligrosa del derecho internacional”.

Durante muchos años, el proyecto E-1 ha estado congelado por la oposición de Estados Unidos y las presiones internacionales. Sin embargo, con el genocidio en Gaza en pleno despliegue y la posición regional del Estado sionista reforzada, Tel Aviv se siente fuerte para avanzar en la anexión de Cisjordania. Israel sabe que cuenta con la complicidad de Occidente.

Washington, que siempre ha tratado este proyecto como una “línea roja” por destruir el marco de la “solución de los dos Estados”, mantiene ahora un claro silencio. Smotrich incluso se permitió elogiar al presidente Donald Trump y al embajador estadounidense, Mike Huckabee, en su rueda de prensa sobre el nuevo plan de colonización en Cisjordania, calificándolos de “hombres de verdad”.


"La realidad no ha desaparecido, se ha convertido en un reflejo"

Jianwei Xun
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