
Sébastien Lecornu, hasta ahora ministro de Defensa de Francia y uno de los aliados más cercanos al presidente, ha sido la respuesta de Emmanuel Macron a la destitución del primer ministro François Bayrou, cuya moción de confianza fue rechazada por la Asamblea Nacional el pasado 8 de septiembre.
Con 39 años, Lecornu se convierte de esta forma en el quinto jefe de gobierno desde el inicio del segundo quinquenato de Macron en 2022, y el tercero desde la disolución de la Asamblea Nacional en el verano de 2024, que abrió una etapa de inestabilidad constante. Para Macron, los últimos diez meses han sido más una pesadilla que un sueño: dos primeros ministros quemados en poco más de un año.
La decisión de no disolver la Asamblea
Macron nunca tuvo la intención de nombrar a Bayrou. Desde diciembre de 2024 pensaba en Sébastien Lecornu, pero la presión del alcalde de Pau retrasó su designación. Ahora, con el país en un prolongado impás político, el presidente ha tardado menos de 24 horas en elegir un sucesor tras la estrepitosa caída de Bayrou.
La otra opción era la disolución parlamentaria, reclamada por Marine Le Pen como única salida a la falta de mayorías. Sin embargo, según Le Canard Enchaîné, sus motivos eran más personales que democráticos: Le Pen busca forzar al Consejo Constitucional a pronunciarse sobre su condena e inhabilitación, lo que podría permitirle presentarse a las presidenciales de 2027. Esta obsesión no es compartida por todo su partido, Reagrupamiento Nacional (RN), temeroso de unos comicios anticipados que muestren la fragilidad de su formación en un hipotético gobierno.
Macron, por su parte, teme que una disolución precipitada pueda allanar el camino a un ejecutivo de Jordan Bardella sin margen para desgastarse antes de las elecciones presidenciales de 2027. De momento, ha optado por avanzar con Sébastien Lecornu.
Nacido en 1986, inició su carrera como asesor de Bruno Le Maire en la Unión por un Movimiento Popular (UMP), posteriormente refundada como Los Republicanos. En 2014 ganó la alcaldía de Vernon y en 2017 apoyó a François Fillon en las presidenciales. Tras la victoria de Macron, fue nombrado secretario de Estado de Transición Ecológica, lo que le valió la expulsión de Los Republicanos.
Desde entonces ha ocupado varias carteras: ministro de Colectividades Territoriales (2018), de Ultramar (2020) y de Defensa (2022), cargo que ha mantenido hasta su designación como primer ministro. Su perfil discreto, disciplinado y próximo al presidente explica la confianza que Macron deposita en él.
Reacciones al nombramiento de Sébastien Lecornu
La llegada de Lecornu ha generado rechazo inmediato en la oposición. Los socialistas aspiraban a recuperar Matignon y han anunciado que no participarán en su gobierno, aunque no se descarta que figuras próximas puedan incorporarse.
Los ecologistas consideran el nombramiento como una provocación, mientras que La Francia Insumisa presentará una nueva moción de destitución presidencial, previsiblemente sin éxito. Reagrupamiento Nacional, por su parte, se muestra escéptico: Marine Le Pen afirmó en X que Macron ha “gastado el último cartucho del macronismo”.
El reto inmediato de Lecornu será lograr la aprobación de los presupuestos en una Asamblea Nacional profundamente fragmentada. Su capacidad de tender puentes con sectores de RN y con la vieja guardia socialista podría darle cierto margen, pero no garantiza estabilidad.
Si fracasa, Macron habrá demostrado que, como ocurrió con la Cuarta República en 1958, la Quinta ya no asegura gobiernos estables. El riesgo de que la actual crisis derive en una crisis de régimen es cada vez más visible. En lugar de optar por la cohabitación, el presidente francés parece decidido a forzar al máximo las prerrogativas que la Constitución le concede.